Título original: Swing Time
Año de publicación: 2016
Valoración: Imprescindible
Comencé esta lectura con todas las reservas del mundo: no
conocía a la escritora ni tenía idea de lo que iba a encontrarme. En los
capítulos de la primera parte, noté una carga ideológica demasiado evidente,
además, me parecía innecesario insistir tanto en el origen y evolución de la
amistad entre las dos niñas. Pero según iba avanzando comprendí que se trataba
de los personajes centrales, y cuatrocientas páginas después habían pasado
tantas cosas –no me refiero al argumento sino a sensaciones mías, reflexiones, aprendizajes,
simpatías, antipatías y demás– que no puedo evitar defender cada frase,
episodio o recurso ni alabar el buen hacer de Zadie Smith.
Esta novela muestra el papel que juegan pasión, vocación,
azar y talento en la fisonomía que adquiere el futuro y, en particular, en el
ascenso social de los más débiles. Pero también de los estrechos vínculos que
se adquieren en la infancia, al margen de familia y cualquier otra convención.
Trata de lo que pesan las raíces, para uno mismo y, sobre todo, en la opinión
de los otros; de los dos grandes itinerarios posibles a la hora de lanzarse al
mundo: dejarse llevar por los sueños o irse adaptando a las circunstancias, es
decir, si la ambición siempre eleva o sirve de lastre a veces; de los
condicionamientos que aún tiene el género, la raza, la extracción social etc. en
una época que proclama hipócritamente la superación de los prejuicios. Del
abismo que existe entre las sociedades opulentas y precarias.
Pero, ante todo y por encima de todo, Tiempos de swing es una historia, una buena historia de las que no
pueden dejarte indiferente a pesar de –o gracias a– que narra la evolución de
vidas bastante anodinas, anécdotas banales, comportamientos y mentalidades que
podemos contemplar a diario. Y es precisamente esto, el hecho de que transcurra
con tanta naturalidad, de que los acontecimientos se ensamblen como si lo que
leemos fuese vida y no escritura, lo que dota de grandeza al texto, lo que le
convierte en elemento vivo, vibrante, que –alternando pasado y presente– rebulle
en la cabeza y te despierta, tras ese tiempo eterno de abducción absoluta que
pasa a ser rico en experiencias pues se trata de un buceo en las peripecias que
se narran intentando atrapar su meollo, Para ello el foco se pone en la
realidad, en todas sus facetas y desde todas las ópticas posibles. Y conseguir
este objetivo es algo verdaderamente meritorio si se utiliza la primera
persona, más aún cuando el recurso no ha sido utilizado por Smith hasta ahora y
con el que, según dice ella misma (aunque no se nota nada), no se ha sentido nada cómoda por las limitaciones que
impone a la perspectiva. Sin embargo, nada es evidente ni plano ni redondo,
cada cuestión encierra miles de aristas, algunas de ellas nunca desveladas.
Aunque la narradora –cuyo nombre permanece oculto– se
reserva el papel protagónico, es el temperamento de Tracey –a quien no siempre
vemos pero cuyo espíritu permanece latente en el lector–, su personalidad
avasalladora, lo que impulsa la acción hasta el final. Dos personalidades
complejas, que en realidad son bastantes más, pues durante los veinticinco años
transcurridos cada una de ellas se transforma varias veces. ¿Quién de las dos resulta
triunfadora? ¿Quién ha sufrido más perdidas en ese batallar constante? ¿En qué
consiste esa alianza indisoluble que atraviesa tiempo, espacio, desencuentros y
toda clase de avatares?
Los secundarios tampoco son desdeñables. Los padres de
ambas y el papel fundamental que juegan en sus vidas, el aparatoso y quimérico mundo
de esa gran estrella del rock que sirve
a la narradora para soñar que ha alcanzado el paraíso. Hawa, Lamin y Fern, cooperantes
de la aldea africana que –ilusa y frívolamente– la potentada Aimee y sus
secuaces tratan de sacar a flote. Aunque muy distintos unos de otros, de todos
ellos puede decirse que transmiten verdad, que su presencia, en lugar de mero
artificio, es la de seres que caminan libremente por las páginas. Nos veremos
reflejados en cada uno de ellos pues “… podemos
decir que Aimee vive en su burbuja, lo mismo que tu amiga y, ya que estamos, lo
mismo que tú. Puede que sea así para todo el mundo. Solo cambia el tamaño de la
burbuja, nada más. Y tal vez el grosor de la… ¿cómo lo llamáis en inglés? La
piel… la película. La fina capa que envuelve la burbuja”*
Consideraría por tanto una traición, y hasta un destrozo,
lanzarme a desmenuzar técnicas: estructura, localizaciones, individualidades y
sus relaciones, simbología y otras estrategias narrativas. Si los mimbres no
quedan a la vista mejor no desvelarlos, dejar que el entramado siga pareciendo
realidad, algo realmente difícil de alcanzar y que, si a esta novela le sobra,
es a fuerza de mucho trabajo y gracias a un talento natural poco común.
(*) Traducción de Eugenia Vázquez Nacarino
También de Zadie Smith: NW London, Dientes blancos, Sobre la belleza
Tengo que leerlo.
ResponderEliminarQué buena pinta. Reseña de pasión contagiosa.
ResponderEliminarPues ya sabéis: a ello y a contarlo aquí después si os apetece. Saludos a los dos.
ResponderEliminarA mí también me ha interesado y gustado a partes iguales. Gran capacidad de observación y de crear personajes tan bien construidos. De acuerdo con la magnífica evolución en el tiempo de las dos amigas de infancia y muy interesantes los diferentes perfiles de mujer que aparecen, a las que les pasa factura cada tumbo que dan y las que sobrevuelan las zancadillas y los prejuicios. Esa adopción a lo Madona en la frontera del altruismo y del capricho. La madre de la narradora, con su vocación política y su vida libre pese a quien pese. La narradora, resignada a no ser prioridad para nadie. Me ha vuelto a pasar lo que con Dientes Blancos, que lamenté no haberlo leído más del tirón, pues con estos libros largos me tiro tiempo y creo que saco impresiones demasiado fragmentadas.
ResponderEliminarSaludos
Hola Anónimo. Te entiendo, pero hay libros que sientes que te acompañan y no quieres que se acaben. Yo, en cambio, lo he leído bastante rápido y me ha dado mucha pena acabarlo. Todo tiene sus pros y sus contras pero, a pesar de nuestros diferentes ritmos, estoy de acuerdo en todo lo que dices.
ResponderEliminarMismo anónimo de antes.
ResponderEliminarSe me pasó mencionar que todo el rato pensaba que ésta es, salvando las distancias la prima británica de Libertad, aunque Zadie, por ser mujer, nunca tendrá el marchamo de escritora de culto, o esa impresión me da a mí.
No estoy de acuerdo. Aunque la discriminación que padecen las creadoras no acaba de e rradicarse, por ahora, el feminismo está trabajando muy duro para que cambien las cosas y lo conseguirá, no lo dudes.
EliminarEn esta categoría no estoy de acuerdo con la calificación. Terminé de leerlo y si bien considero que la historia está bien narrada y que la escritora tiene mucha capacidad al crear los personajes, me parece que la historia no termina de ser lo suficientemente interesante. La lectura es fácil y amena, pero no logré entender del todo el hilo de la cuestión. Creo que se intenta abarcar demasiado, por un lado la madre, la política y el feminismo, el barrio y sus desigualdades, la trama con Aimee, la trama con Tracey, las cuestiones raciales, los padres blancos, el baile, la amistad, la traición de la amistad. No sé, creo que nunca llegué a comrender de qué iba del todo. Siento que la escritora se mete en una ensalada muy amplia de temas y que no termina de desarrollar ninguno en particular. Le falta fuerza, emoción.
ResponderEliminarQuizás porque creí que me iba a encontrar con una novela a la altura de la de Elena Ferrante y me llevé una desilusión. Con esto no quiero decir que el libro sea malo- sí muy largo- pero no lo pondría en la categoría de imprescindible. Con un "Está bien" sería más que suficiente.
Hola Victoria,
ResponderEliminarTambién yo me planteé esas reservas, pero las solventé según iba avanzando en la lectura y a la hora de reseñar intenté adelantarme a quien las tuviera, como es tu caso, pero veo que no me he hecho entender. Te explico cómo lo veo yo, o sea, los motivos que tengo para que me entusiasme tanto esta novela:
- Dices que habla de muchas cosas, que no se centra. Para mí, lo que ha hecho es escribir la novela total de esta década (una de las "novelas totales", no la única, claro está). Con todos los problemas que plantea, los personajes que se cruzan etc. tenemos un escenario complejo y completo, pues permitiría hacerse a la idea a un lector del futuro, pongamos, dentro de dos siglos (o que viniese de otra galaxia). Y esto es así porque los hilos no están desconectados, los anuda perfectamente consiguiendo un producto cerrado y coherente.
- De ahí, que esa complejidad tenga un valor añadido: el de haber sabido cerrar la novela sin dejar cabos sueltos y darle un sentido unitario. Es decir, se mete en muchos berenjenales, es cierto, pero sabe salir airosa, y eso tiene mucho más mérito que si se hubiese limitado a lo fácil.
- Te parecerá raro que hable de trama unitaria con todas las subtramas que contiene. Pero, primero, están interrelacionadas, no se le pierde ni una. A pesar del tiempo transcurrido narrativamente hablando, siempre consigue retomarlas. Segundo, y más importante, creo, ese sentido unitario de la novela para mí está muy claro y es la relación de Tracy y la prota. Todo el mundo necesitamos tener algo que dé significado a nuestra vida, unas veces es una persona o varias, otras una vocación, una pasión (el arte, la navegación, el deporte). Por lo general, no hay uno sino varios, pero siempre se puede encontrar una jerarquía, sobre todo si no hablamos de vida real sino de un artefacto literario. Y Tracy es ente caso, quien está por encima de todo lo demás, quién de verdad da significado a su vida, y a través de Tracy la danza. Pero si a Tracy le hubiese dado por la apicultura, esa hubiera sido su afición. Es esa dialéctica entre las dos lo que las encaminó para lanzarse al mundo. Tracy con su arrebato vital permanente y su extraordinario carisma, ella con su inteligencia, sin la cual Tracy sobrevive de mala manera. Por eso se complementan tan bien y por eso cuando se pierden la una a la otra acaban naufragando. No es que no puedan tener otros amores (los padres respectivos, por ejemplo, o sus respectivas parejas), otras aficiones etc., pero su amistad es su camino en la vida, por eso están perdidas durante tanto tiempo y por eso la novela acaba cuando están a punto de encontrarse.
Ese es el motivo de mi Imprescindible, parece que Smith nos está contando batallitas sin orden ni concierto, pero sabe perfectamente adónde va y lo tiene todo perfectamente ordenado en su cabeza. De ahí que el resultado final sea excelente a mi modo de ver.
Entiendo lo que planteas y en parte lo comparto. Es cierto que a nivel estructural la novela no deja cabos sueltos y que la autora posee una gran virtud para llevar adelante todas esas subtramas que, como bien explicas, retratan la época. Pero para mi le falta profundidad, alma, esa capacidad de conmover o movilizar que tienen ciertas historias. No hablo necesariamente de dramas exagerados ni de giros hollywoodenses, pero siento que me dejó gusto a poco. De todas formas, gracias por tu respuesta y tu explicación. Me gusta mucho el blog y es de gran ayuda a la hora de elegir material de lectura. Abrazo!
ResponderEliminarLo terminé hace unos días y me parece una completa maravilla de libro. No por lo que cuenta. La historia se basa en la vida cotidiana de dos niñas (amigas) que crecen y se enfrentan cada una a su manera, donde hay rencillas diversas y tanto cariño como rivalidad. Historias así hay diez mil. Para mí, lo verdaderamente importante es esa capacidad de condensión de Zadie Smith. Los miles de temas que toca tangencialmente y de forma tan profunda, así como su habilidad para integrarlo todo en un universo consecuente donde persiste toda una escala de grises, matices tan múltiples en esta obra como en la vida misma, la crítica social implícita y el reflejo de esas tristes batallas perdidas del ser humano que nos marcan que el mundo 'a pesar de ello' sigue girando. No esperaba algo así de un 'bestseller' como este y me quedé sorprendido para bien. Además, el texto es agilísimo. La fluidez lo vuelve muy sencillo a la hora de leer. Eso sin perder un ápice de calidad. Bueno, y la cita que pones casi del final del libro de Fern me parece brutal. Es increíble lo humanos que se sienten los personajes, hasta los más secundarios.
ResponderEliminarHola Lucas. Has hecho una reseña expres tan completa que no tengo nada que añadir. Creo que en mi reseña vengo a decir lo mismo con otras (y muchas más) palabras.
ResponderEliminarSaludos