Título original: Harry Potter and the Cursed Child
Año de publicación: 2016
Traducción: Gemma Rovira Ortega
Valoración: imprescindible para potterheads, claro. Para el resto de muggles... que lean antes toda la saga.
Atención, potterheads del mundo, aviso importante: por si no lo sabéis ya (que supongo que sí), ésta no es la octava novela de la serie Harry Potter, escrita por J. K. Rowling. Repito: no es una novela de Harry Potter. O puede que no lo sea, pero sí. O viceversa... Veamos: para empezar, no es una novela, sino una obra de teatro que está siendo representada en Londres desde este verano. Pero, para qué engañarnos, puede ser leída como una novela... Punto dos: no está escrita por J. K. Rowling, aunque sí es de ella la idea original y parece que ha participado activamente en el proceso de creación. Por último, aunque los protagonistas de la historia son en realidad Albus Severus Potter, segundo hijo de Harry y Ginny -al que sin duda conocen ya los seguidores de la serie, por el epílogo de la misma- y su amigo Scorpius, hijo de Draco Malfoy (¿en esa familia no sabían poner nombres normales?), lo cierto es que también aparece, y mucho, el mismo Harry, así como Ron, Hermione, Ginny y Draco, todos con unos años y es de suponer que unos kilitos más (sólo falta por aparecer, maldición, el gran Neville Longbottom, el verdadero héroe de toda la saga). Así que, si lo pensamos bien y con cierta apertura de miras, va a resultar que sí, sea novela o no, sí que es el octavo libro de Harry Potter... ¡Albricias!
La historia, de hecho, comienza exactamente donde acababa la última novela: en el andén 9 y 3/4 la estación de King Cross, cuando Harry y Ginny acuden para despedir a sus hijos, especialmente a Albus, que va a pasar su primer curso en Hogwarts. A diferencia de su hermano James, Albus es un chaval más retraído e inseguro y temeroso de lo que se puede encontrar en el colegio. Para más complicación, se hace amigo enseguida justamente del niño que, en principio, menos parece convenirle y según pasan los años, la relación con su padre se va volviendo cada vez más complicada. Como era de esperar, acaba metiéndose en follones con resultados inesperados e incontrolables (como es típico con los adolescentes, claro, pero con la diferencia de que los muggles díscolos se pueden emborrachar, pelear o fumar porros y los jóvenes magos, además de todo eso, liarla parda con sus poderes). En realidad, más que las propias aventuras que viven los personajes de la historia, el verdadero tema de la misma es lo espinosa que puede ser la relación paterno-filial, tanto por un lado como por el otro: la dificultad de acertar en lo de ser padre (algo que no se enseña en ninguna escuela de magia) y la no menos complicada carga de ser un hijo que hereda buena parte de las circunstancias, tribulaciones y hasta desgarros de tus progenitores. También trata de la imposibilidad o incluso inconveniencia de arreglar los errores del pasado; la necesidad de asumirlos, por dolorosos que sean, como una parte de nosotros mismos.
Pero no nos pongamos solemnes; lo importante aquí es la cantidad de disfrute que nos puede proporcionar este libro gracias al reencuentro con unos personajes muy queridos para tantos lectores y la continuación de sus aventuras en un mundo mágico, aunque tsmbién ominoso, que discurre en paralelo a nuestro infinitamente más pedestre mundo muggle. Pese a no tratarse de una novela, la lectura se hace de lo más amena y desenvuelta, debido a estar compuesta de multitud de escenas cortas y, como es lógico, a base de diálogos. Por cierto, he de reconocer que no soy un gran conocedor de las limitaciones o características del arte dramático (de hecho, ésta es mi primera reseña de una obra de teatro, lo que no deja de resultarme curioso), pero sospecho que tiene que haber resultado complicado llevar a las tablas una obra con tantas escenas, que se desarrollan en muchas ambientaciones diferentes. Casi se diría que se ha escrito pensando ya en el guión de una película que, sin duda, antes o después se realizará...
Da lo mismo; en cualquier caso, este libro, esta obra de teatro, no deja de ser ante todo una nueva fuente de deleite, una causa de enorme placer para los innumerables potterheads -y no potterheads, caramba, con un poco de buena voluntad- repartidos por el mundo. Y prestos a disfrutar de nuevo con las aventuras y desventuras de sus magos favoritos. Aunque, para ser sinceros... ¿hay otros que se les puedan comparar? ; )
Otros libros de J.K. Rowling reseñados en ULAD: Heptalogía de Harry Potter, Animales fantásticos y dónde encontrarlos
La historia, de hecho, comienza exactamente donde acababa la última novela: en el andén 9 y 3/4 la estación de King Cross, cuando Harry y Ginny acuden para despedir a sus hijos, especialmente a Albus, que va a pasar su primer curso en Hogwarts. A diferencia de su hermano James, Albus es un chaval más retraído e inseguro y temeroso de lo que se puede encontrar en el colegio. Para más complicación, se hace amigo enseguida justamente del niño que, en principio, menos parece convenirle y según pasan los años, la relación con su padre se va volviendo cada vez más complicada. Como era de esperar, acaba metiéndose en follones con resultados inesperados e incontrolables (como es típico con los adolescentes, claro, pero con la diferencia de que los muggles díscolos se pueden emborrachar, pelear o fumar porros y los jóvenes magos, además de todo eso, liarla parda con sus poderes). En realidad, más que las propias aventuras que viven los personajes de la historia, el verdadero tema de la misma es lo espinosa que puede ser la relación paterno-filial, tanto por un lado como por el otro: la dificultad de acertar en lo de ser padre (algo que no se enseña en ninguna escuela de magia) y la no menos complicada carga de ser un hijo que hereda buena parte de las circunstancias, tribulaciones y hasta desgarros de tus progenitores. También trata de la imposibilidad o incluso inconveniencia de arreglar los errores del pasado; la necesidad de asumirlos, por dolorosos que sean, como una parte de nosotros mismos.
Pero no nos pongamos solemnes; lo importante aquí es la cantidad de disfrute que nos puede proporcionar este libro gracias al reencuentro con unos personajes muy queridos para tantos lectores y la continuación de sus aventuras en un mundo mágico, aunque tsmbién ominoso, que discurre en paralelo a nuestro infinitamente más pedestre mundo muggle. Pese a no tratarse de una novela, la lectura se hace de lo más amena y desenvuelta, debido a estar compuesta de multitud de escenas cortas y, como es lógico, a base de diálogos. Por cierto, he de reconocer que no soy un gran conocedor de las limitaciones o características del arte dramático (de hecho, ésta es mi primera reseña de una obra de teatro, lo que no deja de resultarme curioso), pero sospecho que tiene que haber resultado complicado llevar a las tablas una obra con tantas escenas, que se desarrollan en muchas ambientaciones diferentes. Casi se diría que se ha escrito pensando ya en el guión de una película que, sin duda, antes o después se realizará...
Da lo mismo; en cualquier caso, este libro, esta obra de teatro, no deja de ser ante todo una nueva fuente de deleite, una causa de enorme placer para los innumerables potterheads -y no potterheads, caramba, con un poco de buena voluntad- repartidos por el mundo. Y prestos a disfrutar de nuevo con las aventuras y desventuras de sus magos favoritos. Aunque, para ser sinceros... ¿hay otros que se les puedan comparar? ; )
Otros libros de J.K. Rowling reseñados en ULAD: Heptalogía de Harry Potter, Animales fantásticos y dónde encontrarlos
Respondiendo a la pregunta, a estos magos se les puede comparar con los de la saga de Magyk de Angie Sage, una serie más entretenida e imaginativa que la de Potter. Esta última entrega de J.K. Rowling, pese a valorarla como una obra de teatro y no como una novela, me ha parecido muy floja, aunque la idea es interesante, el ritmo es desigual y se hace pesado a ratos (como sucede con algunos libros de la serie potteriana, sobre todo el 5ª y la primera mitad del último).
ResponderEliminarUn saludo: Sol
He leido la sinopsis de Magyk y me parece una bosta
ResponderEliminarSaludos Sol
Hola a los dos:
ResponderEliminarSol, no conozco la saga que mencionas, así que tomo nota. Sobre este libro que he reseñado hoy, creo que nos puede parecer más flojo sobre todo porque no incluye la ambientación en el mundo "potteriano" como hacen las novelas, al tratarse de una obra de teatro, que utiliza para eso la escenografía. La trama, por otro lado, no me ha parecido tan floja, porque hay que tener en cuenta que todo ha de resolverse en un solo libro y no a lo largo de siete, lo que permite mayir complejidad. En t odo caso, gracias por compartir con nosotros tu opinión.
Estimado anónimo: supongo que lo de la bosta pretende ser un educado eufemismo, pero no hace falta que lo utiluces: no somos tan remilgados... Gracias también a ti por tu comentario, en cualquier caso.
Me lo he comprado y ya estoy deseando leérmelo. Estoy de acuerdo con Sol Elarien, algunas novelas de Harry Potter a veces se hacen pesadas, porque meten mucha paja al principio del libro, y luego la autora mete el turbo. Pero soy una fan.
ResponderEliminarBuenos días, anónima 2:
ResponderEliminarSol se refiere concretamente a los libros 5 y 7 que son los más extensos de todos, si no me equivoco, hasta el punto de que entrarían incluso en la categoría de "tocho books" (el quinto creo que llega casi a las 900 páginas); así que supongo que sí pueden hacerse algo pesados... Espero que disfrutes del nuevo libro, aunque ya te aviso que hay que tener en cuenta que es una obra de teatro y no una novela.
Un saludo y gracias por tu comentario.
Juan, intuía ya tu eclecticismo en la lectura. Pero creeme que jamás hubiera imaginado que te habías leído los siete Harry Potters!! Y ahora su secuela!
ResponderEliminarUn valiente, sin duda!
Hola. No sé si la sinopsis de Magyk es la de la wikipedia, pero si es esa no me extraña la valoración de anónimo, ese sería un resumen muy somero y poco interesante de lo que sucede, la historia engancha y se complica en los libros sucesivos, aparecen nuevos personajes y todos cogen relevancia, no son meros secundarios. Los hechizos son muy originales, dependen de determinados objetos en los que se altera su grafía habitual, de ahí lo de Magyk. Hay brujas, magos, dragones, fantasmas, alquimistas, viajes (sin ser una historia épica), bibliotecarios, ratas mensajeras, mercaderes... Los lugares también son importantes, desde la Torre, al Castillo, pasando por el Puerto, el río, el mar y el pantano, por no hablar de los subterráneos. Es muy imaginativo y consigue salirse de lo corriente. No imita a Harry Potter, Septimus es un aprendiz diferente y Jenna tampoco es una princesa de cuentos al uso, además no hacen gala de las indecisiones adolescentes que tanto le gustan a la Rowling y que resultan tan desesperantes.
ResponderEliminarUn saludo: Sol
Hola a los dos:
ResponderEliminarAmigo Puma, soy potterhead por persona interpuesta, en realidad (te confesaré una cosa: no me he leído enteros los siete libros, pero sí que me he visto las siete...o mejor dicho ocho películas y más de una vez). en cuanto al eclecticismo, yo lo llamaría más bien rumbo anárquico o falta de criterio lector, pero como siempre, tú eres más amable... ;)
Amiga Sol, gracias de nuevo por tu aportación y por tomarte tan bien las discrepancias.
Un saludo a ambos y gracias por pasaros por aquí.