Idioma original: inglés
Título original: The victim
Año de publicación: 1947
Valoración: recomendable
Un hombre de mediana edad, de clase media, con un trabajo mediano (o mediocre) y una vida familiar tranquila se encuentra en un parque de Nueva York con otro hombre, alcohólico, fracasado y resentido. El segundo hombre, Allbee, acusa al primero, Asa Leventhal, de haber sido la causa de todas sus miserias, al haber provocado que lo despidieran de un trabajo en su juventud. En consecuencia, exige una reparación más que un castigo. Inicialmente, Leventhal rechaza esta acusación como absurda e injusta, pero poco a poco le asalta la duda sobre su propia inocencia, y establece con Allbee una relación de dependencia enfermiza y autodestructiva.
El tema de la culpa, central en La víctima, es recurrente en la literatura y la cultura judía (y católica, ya que estamos): no hay más que leer las obras de Philip Roth, o ver las películas de Woody Allen. Aquí, la culpa adquiere un nivel abstracto, casi mítico: cualquier persona puede ser catastróficamente culpable, incluso sin saberlo, en una mezcla del pecado original y la mariposa que provoca un tornado en Tokyo. De hecho, una de las virtudes de esta novela, a mi parecer, consiste en la contraposición de dos subtramas interligadas: la de Leventhal, que quizás sea culpable (o no), y la de la enfermeda de su sobrino, Mickey, sobre quien la enfermedad se ceba como si se tratase de un Job contemporáneo e inconsciente. De hecho, el propio lector es llevado a dudar de la inocencia de Leventhal, que unas veces parece ser la víctima del título, y otras veces el victimario, y que se nos presenta como un hombre solitario, con mal genio, susceptible.
Quizás para entender esta idea de culpa colectiva, impuesta desde fuera pero progresivamente autoasumida, convenga recordar la fecha de publicación de la novela: 1947. La noticia del Holocausto empezaba a extenderse, con todo su horror (ese mismo año se publica Si esto es un hombre de Primo Levi). En el texto, Leventhal menciona el Holocausto solo una vez, en medio de una discusión de tintes antisemitas, pero creo que debe considerarse en cualquier caso como un subtexto global. ¿Los campos de exterminio no fueron, al fin y al cabo, la consecuencia última e inhumana de un proceso mucho más largo e intenso de culpabilización de los judíos? ¿No es esa culpabilización inconsciente e histórica la que posibilita que Leventhal acepte las acusaciones de Allbee en la novela?
La víctima es una novela oscura y opresiva: la trama se desarrolla como un crescendo obsesivo a medida que los personajes de Allbee y Leventhal comienzan a entrelazarse, en un proceso de hundimiento que parece dejar poco lugar a la esperanza. Quizás por eso resulta especialmente decepcionante el desenlace, que no voy a detallar, pero que parece una salida fácil para una novela que pedía un final mucho más contundente. Casi da la impresión de que Saul Bellow se hubiera cansado de escribir, después de llevar a los personajes hasta el último límite, y hubiera decidido darle "garrotazo" al texto con un último capítulo de cierre.
No creo que Saul Bellow sea un autor muy leído hoy en día, al menos en España; de hecho, es posible que su realismo y su psicologicismo hayan quedado algo pasados de moda (en particular en lo que se refiere a las largas descripciones de personajes o espacios). Pero su influencia en la literatura estadounidense posterior es unánimemente reconocida; de hecho, las similitudes entre su obra y la de Philip Roth, al que mencionaba antes, son más que llamativas. Pero leer La víctima no es solo un acto de erudición o arqueología literaria: es también una experiencia lectora desasosegante, oscura, muy poco veraniega, pero muy estimulante y técnicamente (casi) irreprochable. No cabe duda de que estamos ante un maestro de la novela del siglo XX, aunque sea un maestro en el que ya nos resulte difícil reconocernos.
También de Saul Bellow en ULAD: Henderson, el rey de la lluvia, Carpe diem, "Dejando la casa amarilla"
Veo que tanto el ambiente como el tema central se emparentan bastante con 'El legado de Humboldt', una obra interesante aunque se hace algo larga. Jopé, hacía mucho que no oía hablar de Bellow.
ResponderEliminarSaludos.
Buenas. Alguien sabe que tal está 'El legado de Humboldt'? Gracias!
ResponderEliminar?
ResponderEliminarNadie?
ResponderEliminar?
ResponderEliminarQuerido amigo Anónimo: si nadie ha contestado a tu pregunta, es obvio que no hay por aquí nadie (ni reseñistas ni público) que pueda hacerlo. En serio, no es que no te queramos contestar, intentamos atender a todos los que nos honran con sus comentarios, pero parece que no hay nadie en condiciones de satisfacer tu interés.
ResponderEliminarPor mi parte, lo leí hace bastante, y mi memoria no alcanza para hacer una valoración (igual es por lo que escribo reseñas, para fijar el recuerdo de los libros que leo, que de otra forma se esfuman sin dejar casi rastro). Sí recuerdo que me pareció un libro interesante -creo que es un tipo que recibe un manuscrito de un amigo fallecido- y, como he dicho arriba, tal vez me resultó algo largo. Pero creeme, no me siento capaz de decir nada mas.
Estoy seguro de que cuando algún lector del blog tropiece con tus requerimientos de información y pueda facilitártela, lo hará con mucho gusto. Un cordial saludo.
Muchas gracias Carlos.
ResponderEliminarPerdón por mi insistencia, creía que un blog que tiene un total de 8,089,208 visitas podrías procurarme respuesta con mayor celeridad.
Un saludo y felicidades por el blog!
Hola Anónimo,
ResponderEliminarno puedo darte una opinión sobre "El legado de Humboldt" y tampoco sé si eres lector de Bellow. Si lo eres, seguro que a estas alturas ya tienes tu propia opinión (si quieres compartirla...); si no ha sleído nada suyo, puedes empezar por "Carpe Diem" y seguir con "Herzog" (mi favorita) y luego "La víctima" y explorar los alrededores de este autor: Roth, Martin Amis...
Un saludo.