Idioma original: español
Fecha de publicación: 1993
Valoración: No sé
Hace tiempo que quería hacerme con este libro por los buenísimos comentarios que sobre él he leído y escuchado y también para acercarme, de una vez por todas, a la obra de Belén Gopegui, a la que considero una de las escritoras más intrigantes de España por su aspecto tímido y melancólico y su reticencia a participar en el lado más frívolo del mundillo literario, repleto de eventos en los que menos de libros se habla de todo.
Y ya está, lo he leído. He leído esta curiosa pieza llamada La escala de los mapas, con la que Gopegui debutó como escritora en 1993, con 30 años, y despertó el entusiasmo de celebridades literarias como Carmen Martín Gaite o Francisco Umbral, que la consideró la mejor novelista de su generación. El libro también recibió importantes premios y desde entonces su autora no ha dejado de escribir y publicar con relativo éxito.
Y todo esto está muy bien, sí, pero, ¿de qué va este libro? Y lo que es más importante, ¿por qué me veo incapaz de calificarlo (lo siento en el alma, Jaime)?
Me explicaré...
La escala de los mapas es una curiosa novela corta narrada a base de eso que llaman prosa poética, en la que su autora hace gala de su particularísimo, intimísimo, algo rebuscado y enredado, bastante demencial y poco ortodoxo estilo para narrar la ¿historia de amor? entre un peculiar geógrafo llamado Sergio Prim y su amor-platónico-que-termina-por-tornarse-en-real, Brezo Varela. La mayor peculiaridad de esta en apariencia sencilla trama radica en que su protagonista no sabe cómo reaccionar cuando se ve correspondido por el objeto de sus deseos y acaba introduciéndose él mismo en una serie de mareantes y atosigantes diatribas existenciales que le conducen a la terrible conclusión de que se ve incapaz de tener una relación "normal", en el tiempo y en el espacio debidos, con su idolatrada Brezo.
Y ya está, ya he dicho de qué va el libro, lo demás es meterse en la cabeza de Prim y acompañarle en sus locuras y desvelos, vericuetos argumentales y desquiciantes que se nos aparecen como perfectamente creíbles gracias a la habilidad de Gopegui para escribir en el filo de la locura y la ensoñación más dolorosa y menos complaciente. Por esto es por lo que no puedo decir si considero este libro algo que está bien, muy bien o que es digno de recomendar: me ha dejado tan patidifuso y me ha costado tanto leerlo pese a ser breve, que me veo incapaz de hablar maravillas de él. Pero ello no es óbice para que le reconozca a su escritora un talento turbador y tan inclasificable como el aura de misterio y de criatura inaccesible que supura ella misma en sus fotos.
Vamos, que no me atrevo a recomendar La escala de los mapas: sólo a escribir sobre él, que ya es bastante.
También de Belén Gopegui: El padre de Blancanieves, Lo real
curiosamente, acabo de leer yo también este libro, caligrafiado con delicadeza lírica en cada línea, que muestra una experticia en vericuetos asombrosa, capaz de trazar un argumento de la nada, es decir, del hueco, del refugio, que es de lo que trata la novela, de la posibilidad (o imposibilidad) de ser en lo más alto sin deshacerse, de cómo vivir con el ideal (el ideal que existe, que dice JRJ).
ResponderEliminarCreo que es uno de los más flojos de Gopegui.
ResponderEliminarBuenísimo, increíble.
ResponderEliminarCoincido bastante con los comentarios de la reseña, esta es una novela sobre (casi) nada, sobre una relación amorosa que puede ser considerada romántica o enfermiza, según el punto de vista. Pero me parece que lo que define al libro es el estilo, que también puede ser considerado poético o recargado, dependiendo del lector. A mí me costó un par de capítulos entrar en la novela, pero cuando lo hice me enganchó, y creo que es una de las novelas españolas mejor escritas que he leído últimamente. Yo le daría un "Muy recomendable".
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