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jueves, 31 de julio de 2025

Jarosław Iwaszkiewicz: Madre Juana de los Ángeles

Idioma original: Polaco
Título original: Matka Joanna od Aniołósea
Traducción: Xavier Farré
Año de publicación: 1946
Valoración: Entre recomendable y está bien

1634, Francia. Uno de los procesos de brujería más conocidos, motivado tanto por intrigas de poder como por los delirios de una madre superiora, tiene lugar en Loudun. Un sacerdote llamado Grandier, acusado de ser el responsable de la posesión demoníaca de unas monjas ursulinas, termina en la hoguera.

Madre Juana de los Ángeles, del escritor polaco Jarosłas Iwaszkiewicz, se inspira en este suceso histórico. Sin embargo, al contrario que tantas otras obras literarias que hicieron lo propio (Urbain Grandier de Alejandro Dumas padre, Los demonios de Loudon de Aldous Huxley, etc...), esta novela emplea el hecho a modo de punto de partida, en vez de examinarlo analíticamente o desarrollarlo en clave de ficción.

Así pues, Grandier apenas es mencionado en Madre Juana de los Ángeles. El protagonismo recae en el padre Suryn, un devoto jesuita al que la iglesia envía a exorcisar a las monjas ursulinas del convento de Ludyn poseídas por demonios.

La situación sobrepasa a nuestro héroe, cuyos tormentos y temores religiosos se incrementan. Especialmente efectivos son los pensamientos que así lo evidencian, como éste que hallamos en las páginas 151 y 152:

La sola posibilidad de la tranquilidad que le proporcionaba la naturaleza, a pesar del viento, le pareció dolorosa y notó el brillo de las estrellas, el soplo de las nubes como si fuera un cuchillo que se le clavaba al corazón. La crueldad de la naturaleza que observaba indiferente el martirio de los corazones y mentes humanos le pareció como otra tortura diabólica más, y la mera tranquilidad como una trampa en la que acechaban las posibilidades más terribles. / «Se han dormido -pensó sobre los demonios-, se han dormido en mí, llenándome toda el alma con trozos de su carne» (...). / «Pero no se han dormido, se han transformado en el viento, en los árboles, en las nubes, para atormentarme con su indiferencia. La naturaleza eternamente feliz, salvada por principio, incapaz de sufrir la caída, y yo, destinado a los actos más grandes, a las más grandes experiencias y a la más grande comprensión, ante ella mucho más grande y potente porque puedo conocerme a mí mismo y a Dios, de repente me veo rechazado y rebajado por debajo de cualquier criatura, como un juguete de las fuerzas del mal más potentes. 

También resultan muy impactantes las escenas en que personajes o situaciones ponen en duda su fe del padre Suryn. Un ejemplo perfecto de esto sería el encuentro del atribulado protagonista con el reb Iche de Zabłudów, quien lo confunde y se mofa de él en la página 115: 

—Reverendo padre ¿viene usted a ver a un pobre rebe para preguntarle qué son los demonios? ¿Usted, padre, no lo sabe? ¿No se lo han enseñado en su teología? ¿No lo sabe, padre? ¿Tiene dudas? A lo mejor no son demonios, sino solo la falta de ángeles —volvió a reír—. El ángel que tenía madre Juana echó a volar y ahora ella se ha quedado sola consigo misma. A lo mejor es tan solo la propia naturaleza del ser humano.

La atmósfera de Madre Juana de los Ángeles está muy lograda. No sólo nos traslada exitosamente a la República de Polonia, en pleno siglo XVII, sino que imprime un pertinente tono lúgubre, ominoso y desesperanzador al conjunto. A espesar esta atmósfera y tono contribuye, por cierto, el uso de lo grotesco para describir el aspecto o comportamiento de ciertos personajes.

Los temas indagados en estas páginas se exponen con claridad, pero siempre respetando la sutileza y oblicuidad que caracteriza la buena literatura. Así, aunque se habla del mal, nunca aclara, si éste es fruto de la naturaleza humana o impuesto por los demonios al alma de sus víctimas. 

Si bien es cierto que la novela transcurre con buen pulso, no llegó a entusiasmarme en ningún momento (salvo cuando se va acercando al desenlace, donde gana enteros gracias al lirismo de ciertos pasajes y su potente clímax). No obstante, la calidad de su prosa, su atmósfera, la potencia de algunas de sus escenas, la forma en que se cierra y la complejidad de sus reflexiones dejan muy buen regusto.

Ah, Madre Juana de los Ángeles fue adaptada al cine por Jerzy Kawalerowicz en 1961, obteniendo el Premio Especial del Jurado en el Festival de Cannes de ese año.

miércoles, 30 de julio de 2025

Colaboración: Adán y Eva, de Arto Paasilinna

Idioma original: finés

Titulo original: Aatami ja Eeva

Traducción: Luisa Gutiérrez Ruiz

Año de publicación: 2023

Valoración: Prescindible


El hombre es el único animal que tropieza dos veces con la misma piedra. ¿Dirán ustedes que a qué viene esto? Pues esto viene a que, aunque demasiado tarde, después de adquirir este libro recordé que hace años había leído otro de este autor y me había dejado igual que su lugar de origen: helado. 

Se supone que Arto Paasilinna, que es de quien estamos hablando, es un reconocido autor finés que pasa por ser unos de los máximos exponentes de la literatura de humor en su país y por ende de la literatura europea de los últimos años. No lo digo yo, lo dice la solapa donde se nos informa de que “lo que hace que los libros de Arto Paasilinna sean tan especiales es la ironía que envuelve cada frase, el humor negro que hace que el lector llore de la risa y, por supuesto, los personajes bizarros y abiertamente tragicómicos”.

Les puedo asegurar que no lloré de la risa en ningún momento de la lectura de este libro, en todo caso lloré por haberme gastado veinte euros en adquirir esta novela, y por haberme acordado demasiado tarde de que había leído del mismo autor “Delicioso suicidio en grupo”, libro que acabó sus días en una librería de segunda mano. 

Les voy a adelantar de que va el libro y luego ustedes deciden. Un patético empresario finés, que dirige una pequeña fábrica de baterías al borde de la bancarrota, inventa, porque tiene una inteligencia superior a media humanidad, una batería ultraligera que va a revolucionar la industria internacional. Junto a una abogada, que le ayuda a salir de la cárcel tras un oscuro episodio, patenta la batería, monta una empresa, y se dedica a ganar millones de marcos que no sabe en qué gastar. Entre medias deambulan una serie de empleados de la nueva empresa, unos empresarios japoneses que le quieren comprar el invento y un asesino siciliano que contratan unos jeques del petróleo para eliminar a Aatami Rymmatyla, que así se llama nuestro héroe. 

Ni las aventuras que corren los protagonistas, ni la aparición de los secundarios que les acabo de mencionar, hacen que la historia levante el vuelo en ningún momento. 

¿Suceden episodios tragicómicos? ¿Hay personajes bizarros? ¿Se desternilla uno con cada escena? Sinceramente, lo único que ocurre es que lees entre líneas, te saltas los párrafos de dos en dos y llegas al final deseando deshacerte del libro cuanto antes. Les podría contar cómo acaba la historia, pero quizás es el único momento que les pueda arrancar una sonrisa. 

Están advertidos. Se publican demasiados libros en este país. No creo que les resulte fácil encontrar éste, pero si lo hacen bajo ningún concepto hagan caso a la solapa. Me lo agradecerán.

                                Firmado: José Miguel Martínez


Otros libros de Arto Paasilinna reseñados en ULADEl año de la liebreDelicioso suicidio en grupo

martes, 29 de julio de 2025

Javier Tapia: Mitología japonesa

Idioma original: castellano

Año de publicación: 2022

Valoración: Se deja leer


Tener en el blog a un experto en lo que sea es genial, claro, pero tiene sus riesgos, porque si uno se decide a aproximarse a esas materias corre el riesgo de quedar en ridículo, no ya ante algún lector anónimo, sino ante el propio colega, que es algo un poco más humillante. Hablando de Japón, tenemos aquí a Alain, que en estas cosas entiendo que está muy puesto, así que, contando con su benevolencia, me permitiré comentar este libro en torno a la cultura japonesa, que es el campo que se trata, más allá del título. 

La verdad es que si hubiera investigado un poco con anterioridad y hubiese visto la respetable lista de títulos firmados por el tal Javier Tapia, seguramente hubiera desistido: solo hay que echar un vistazo para contemplar libros, seguro que parecidos a este, sobre mitología hindú, maya, griega, vikinga o celta, sin olvidar alguno que otro sobre vampiros, sobre Lovecraft o en torno a algún esoterismo. Demasiada amplitud, demasiado aspecto de cadena de montaje. Pero en fin.

Como hubiera sido de esperar para un lector mejor informado, el libro tiene efectivamente un tono divulgativo digamos relajado, dirigido a quien le parezca suficiente con unas pinceladas sobre esa cultura japonesa de la que quizá conoce algo sobre las geishas, los samuráis, la foto del templo sobre el monte Fuji o algún anime popular. Es esa la perspectiva correcta porque es exactamente lo que el libro ofrece.

Digamos que hay una parte inicial que se ajusta más a lo que promete el título, presentando a la pareja de dioses más poderosos, no sé si primigenios o primus inter pares, Izanagi e Izanami, masculino el primero, de aire más triunfador, femenina la segunda, condenada al inframundo a causa de alguna traición que no recuerdo. Con ellos, la diosa del sol Amaterasu, creo que hija de Izanagi, es la tercera deidad de un enorme panteón lleno de divinidades menores casi de todo tipo. Pero por lo visto la característica más definitoria de la mitología japonesa es precisamente esa multiplicidad de entes o espíritus que de alguna manera lo pueblan todo, los kami, poco menos que infinitos, y los yokai, más bien demonios, algunos de ellos juguetones y puñeteros. De ahí a pensar en personajes tan frecuentes en los mangas solo hay un paso.

La penetración del sintoísmo con su carácter sincrético tiene seguramente mucho que ver con la adopción de entes sobrenaturales asimilados de distintas culturas y credos lo que, desde otro punto de vista, convierte la mitología en una especie de panteísmo estrechamente ligado a la naturaleza. Y todo ello a su vez se funde con aspectos propiamente culturales que a veces tienes raíces históricas remotas y que han sobrevivido gracias al aislamiento del país hasta épocas bastante recientes. Así, el libro hace sitio a figuras de origen no muy claro, como los samuráis o los ninja, a la yakuza o al teatro kabuki, cosas que pueden sonar más al lector occidental y cuya aparición va dejando clara la voluntad divulgadora del texto.

Aunque adornado con unos poquitos detalles históricos y algunos breves cuentos tradicionales (algunos francamente bonitos, hay que reconocerlo), el libro no puede, ni siquiera seguramente quiere, disimular su naturaleza de producto rápido, incluso poco esmerado en su redacción y estéticamente cutre, en un punto muy bajo de esa posible escala que va desde la erudición y el trabajo académico puro hasta la divulgación como simple pretexto para editar un volumen de lo que sea y pasar cuanto antes al siguiente para hacer caja.

A pesar de todo, y aunque a veces nos sorprenda o hasta dé un poco de rabia admitirlo, casi de cualquier libro se aprende siempre algo. Y tengo que reconocer que también de este.

P.S.: Cuál no sería mi sorpresa cuando hace muy poquito, dando un paseo por el monte, me encuentro escrito en una valla de madera el nombre de Amaterasu. No hay muchas opciones: o mi cultura en torno a lo japonés es muy inferior a la media, o alguien se acaba de leer el mismo libro que yo, o tal vez hay por ejemplo algún grupo musical que ha adoptado tan venerable denominación.


lunes, 28 de julio de 2025

Zoom: "No mires ahora", de Daphne du Maurier


Idioma original: 
inglés
Tìtulo original: Don't look now
Traductor: Miguel Sanz Jiménez 
Año de publicación: 1971  
Valoración: recomendable
 
Sabe bien escribir un "zoom" después de tanto tiempo. Para los más jóvenes que no lo recuerden, en este blog llam(áb)amos "zoom" a entradas que se enfocan en un texto breve, más breve que un libro: un cuento, un poema, un fragmento. En este caso, aunque podría haber esperado a leer todo el volumen de cuentos editado, con el cuidado de siempre, por La Biblioteca de Carfax, he preferido reseñar solo este cuento, porque tiene entidad independiente (de hecho fue adaptado al cine en 1973), y también, en fin, porque soy un perezoso y no sé cuándo voy a tener tiempo de leer el resto de los cuentos del libro.
 
Sobre la autora de "No mires ahora" no hace falta decir mucho: es la famosísima autora de novelas como RebeccaMi prima Rachel o Jamaica Inn, o cuentos como "Los pájaros" o este que nos ocupa, varias de ellas adaptadas al cine por el igualmente famosísimo Alfred Hitchcock. Varias de estas obras se sitúan de forma más o menos explícita en el género gótico, como es el caso del cuento que nos ocupa, publicado originalmente en 1971, en el volumen Not After Midnight, and other stories. [Aclaro, por cierto, que los cuentos incluidos en el volumen de La Biblioteca de Carfax no corresponden con los de Not After Midnight].
  
En cuanto a "No mires ahora", es un relato fantástico (quiero decir, del género fantástico, aunque también sea fantástico en el sentido de decir que es muy bueno) centrado en un joven matrimonio, John y Laura, que viajan a Venecia para intentar distraerse y superar el luto por la muerte reciente de su hija Christine. Una vez en Venecia, comenzarán a encontrarse una y otra vez con una pareja de ancianitas, sobre cuyas honestas intenciones John tiene muchas sospechas. Esta persistencia de la figura de las ancianas, unida a la memoria de la hija fallecida, y al ambiente siempre misterioso de Venecia, van creando una atmósfera opresiva y amenazadora que se cierne sobre los protagonistas.
 
Esta creación de un ambiente de cuento de terror, a través de la inclusión de diferentes pistas o sugerencias de amenaza sobrenatural (algunas de las cuales no dejan de ser McGuffins, como los utilizados por, una vez más, Hitchcock) es sin duda lo más logrado del relato. Hasta prácticamente el final del cuento, el texto transita en esa zona que Todorov consideraba más propia de lo fantástico: en la indefinición sobre el carácter natural o sobrenatural de los acontecimientos narrados. Al compartir el punto de vista con el marido, el lector oscila entre pensar que todo se trata de un conjunto de extrañas casualidades, o quizás de una tentativa de estafa por parte de las viejecitas, o pensar que de hecho hay fuerzas extrañas, y quizás malévolas, que están operando en su contra.
 
Si estos (la creación de la atmósfera y el uso del punto de vista) son los puntos fuertes del cuento, hay otros que creo que funcionan peor. La historia en sí, es decir, lo que queda cuando retiras las técnicas anteriormente mencionadas, no tiene demasiada chicha y es algo rebuscada, con muchas pistas y caminos que, como decía antes, a veces resultan un poco tramposos. Por otra parte, y de esto no tiene exactamente la culpa Daphne du Maurier, hay algunas representaciones y bromas sobre determinados grupos de personas (como los "travestis" o los hermafroditas, entre otros) que en 1971 podían sonar bien o pasar desapercibidas, pero que hoy resultan algo cringe.
 
Estamos, por lo tanto, ante un clásico del género de terror, de una autora clásica del género de terror, quizás con sus imperfecciones, pero que sin duda puede enseñar mucho a cualquier escritor que pretenda aprender a escribir un cuento de este tipo.
Aspectos que han quedado algo trasnochados


También de Daphne du Maurier en ULAD: Aquí

domingo, 27 de julio de 2025

Katherine Anne Porter: Pàl·lid cavall, pàl·lid genet

Idioma original: Inglés
Traducción (al catalán): Albert Pla Nualart / Núria Guilayn Llinàs
Año de publicación: 1936, 1937 y 1939
Valoración: Recomendable

Pàl·lid cavall, pàl·lid genet es una antología publicada por la editorial La Segona Perifèria. Compila tres novelas cortas de Katherine Anne Porter traducidas al catalán por Albert Pla Nualart y Núria Guilayn Llinàs, publicadas originalmente entre 1936 y 1939. Aunque todas me han gustado y derrochan calidad, creo que la primera es la mejor con diferencia, pues se siente más redonda, compacta y focalizada.

L'antiga condició mortal narra la transición de Miranda (una suerte de álter ego de la autora) y su hermana a la adultez. Para ello aprovecha la figura de una tía que rehuyó todo lo que pudo las expectativas familiares y sociales. Pese a la magnitud de su elenco y la diversidad de tiempos y escenarios, esta novela corta sabe aprovechar al máximo todo el material que la compone, y transmitir orgánicamente un mensaje.

En El vi del migdia, la llegada de un sueco tan callado como laborioso trae prosperidad a una granja de Texas durante nueve años, pero también acaba desencadenando una tragedia. Aunque el planteamiento de esta novela corta es muy bueno, su ejecución no lo aprovecha demasiado, al menos a mi juicio. Asimismo, creo que no la ficción no desarrolla satisfactoriamente varios de sus ingredientes (la relación entre el señor Helton y la familia que lo acoje queda algo desdibujada, así como la participación de los hijos de los Thompson).

La novela corta que da título al conjunto recupera a una Miranda ya independizada, a quien vemos trabajar como periodista y conocer a un hombre con la Primera Guerra Mundial y la epidemia de gripe de 1918 de telón de fondo. El subtexto de esta novela corta es muy rico. Además, los temas que explora (el antibelicismo, el amor, etc...) son expuestos de manera expresiva y delicada.

Poco más que añadir: Pàl·lid cavall, pàl·lid genet es una antología compuesta por tres novelas cortas muy dignas. Pese a que a dos de ellas les falta la redondez de la primera, recomiendo su lectura, especialmente a quienes deseen conocer a esa gran escritora estadounidense que fue Porter.

sábado, 26 de julio de 2025

Moebius: El garaje hermético

Idioma original: francés

Título original: Le Garage hermétique

Año de publicación: entre 1976 y 1979 por entregas en la revista Métal hurlant y ese último año, como recopilación, bajo el título Major Fatal

Traducción: Lucía Bermúdez Carballo 

Valoración: imprescindible

Repasando las reseñas de "libros con dibujitos", como dicen algunos filisteos, me he dado cuenta de que no había ninguno de Moebius, también conocido como Jean Giraud, una de las principales luminarias de la Bande Dessinée del siglo XX y comienzos de este XXI. Ni corto ni perezoso, me he puesto a remediar esta ausencia con una de sus obras más destacadas, lúdicas y, hasta cierto punto, inextricable: la celebérrima El garaje hermético.

Resumen resumido (si soy capaz): en el garaje -sí, amigues, lo del garaje no es una metáfora- de Jerry Cornelius el ingeniero Barnier destroza la nave de Jerry cuando el proyector de partículas de doble polarización cromática entra en resonancia con el calibra-niveles, así que huye para no afrontar la ira de su jefe, que se dirige de vuelta a bordo de su vehículo Bertrav 2000. A su vez, su antagonista, el legendario Mayor Gruber, creador de los mundos en que se desarrollan sus aventuras, deja su nave Ciguri al cuidado de su novia, la Damalvina para dirigirse al segundo nivel de la capital Armjouth a lomos de un mabro semiautomático, a fin de saber qué ha ocurrido con su espía Samuel Mohad, que pilotaba un robot gigante Star Metharo. El encuentro entre los dos adversarios, otrora amigos, no presagia nada bueno. Eso, sin olvidar la inquietante figura, aún presente, del Bakelita, a pesar de haber sido asesinado por Gruber...

¿Está todo clarinete, no? Bueno, he de decir que yo he hecho una labor previa de desbroce para poder explicároslo, puesto que en el libro es todo aún más confuso e improvisado. Y digo improvisado porque es así como Moebius fue creando este cómic, sin apenas planificación, simplemente tratando de darle continuidad a las páginas, pero de forma un tanto tangencial y enigmática. Al menos, hasta que llegamos al final y lo entendemos -más o menos- todo. Aunque tampoco es que importe mucho entender o no entender lo que pasa; aquí de lo que se trata es de disfrutar, de dejarse llevar por el despliegue de imaginación, de humor y aventuras que encontramos en estas páginas. Además, claro, del preciosista trazo de las ilustraciones de este autor. Una historia -e historieta- de Ciencia-Ficción tal vez diferente a lo que se suele esperar del género, pero no por ello menos verosímil (quizás incluso más); un alarde, en todo caso, de libertad creativa que, como toda la obra de este creador fundamental, ha tenido una influencia indudable en el cómic y el cine posteriores, pese a su carácter, precisamente, algo hermético (sorry).

Sin duda, éste es un libro imprescindible por derecho propio, pero también como crisol -igual que los demás de Jean Giraud/Moebius, claro- de tantas tendencias artísticas y sociales, tantas inquietudes y hallazgos que tuvieron lugar en el siglo XX que no debemos olvidar en este XXI que comienza ya a estar un tanto pagado de sí mismo, me parece. Y no sé si estamos para tirar cohetes.





viernes, 25 de julio de 2025

Ante Tomic: Milagro en el valle de los Víboras

Idioma original: Croata 
Título original: Cudou Poskokovoj Dragi
Año de publicación: 2009
Traducción: Patricia Pizarroso y Marc Casals
Valoración: Divertidísimo

Hace mucho que no me reía tanto con un libro. De hecho, diría que pocos libros me han hecho reír a carcajada limpia: Wilt, Sin noticias de Gurb, La conjura de los necios y poco más. Eso si la memoria no me falla, ¡claro!

Bien, pues a esta escueta lista hemos de añadir este Milagro en el valle de los Víboras, novela del croata Ante Tomic protagonizada por una familia de subnormales todos locos compuesta por Jozo (padre) y Kresimir, Branimir, Zvonimir y Domagoj (sus cuatro adorables retoños) que vive en estado semisalvaje en una remota aldea montañosa. En fin, una panda de paletos tarados y semianalfabetos, irascibles, violentos, groseros, supersticiosos, etc. Para que os hagáis una idea: unos hillbillies sacados de alguna peli de Tarantino o de los Coen y trasladados a los Balcanes para que salgan en una peli de Kusturica.

Vale, ¿y el argumento?. Bueno, pues por ahí que andan los Víboras haciendo sus cosas (secuestrando a unos empleados de la compañía eléctrica que se acercan por sus dominios para hacerles pagar recibos pendientes desde 1984) cuando uno de ellos, Kresimir, se harta y dice que se larga a Split a recuperar a un "amor" de los tiempos de guerra y poner una mujer en sus vidas.

No me extiendo más. La novela tiene tantos giros y tan disparatados que sería imposible hacer un resumen. Solo diré que hay golpes, tortazos y peleas que ni en las pelis de Bud Spencer (tiene mucho de slapstick esta novela), amenazas, persecuciones, equívocos, clases de ligoteo, corruptelas, veteranos de guerra, neonazis patéticos, orgías armamentísiticas... Pero lo que hay, sobre todo, son muchas risas gracias a un humor absurdo y grotesco.
Tenía un moratón gigante en el muslo derecho, y otro en el costado, y un tercero en el antebrazo izquierdo, e incluso un cuarto debajo del ojo. Le dolía al respirar, como si le hubieran roto una costilla. Además, tenía sendas brechas en el labio, la ceja y la oreja, le habían sacado un diente y otros dos estaban bastante flojos. Por lo demás, estaba bien.

Otros aspectos a destacar del libro son su ritmo endiablado, su agilidad y plasticidad y unos diálogos de lo más loco. No solo eso. Como todo buen libro "de humor", algo hay de crítica al tiempo y lugar en el que transcurre, esa nueva Croacia de lounge bar a la que resulta difícil dejar atrás algunas referencias del pasado más oscuro, y esto podría emparentar en cierta forma a los Víboras con el soldado Svejk o con Ivan Chonkin, pero son asociaciones menos claras.

En cualquier caso, y pasando por alto alguna que otra "incoherencia" o "punto no demasiado claro), un libro divertidísimo y una opción ideal para quienes busquen en sus lecturas veraniegas algo entretenido y ligero, aunque no exento de calidad.

jueves, 24 de julio de 2025

Miguel Balaguer: Cómo conocí a mis muertos

Idioma original: español

Año de publicación: 2025

Valoración: tierno

Reseñar una primera novela de un escritor joven resulta toda una papeleta. Hay que mantener la objetividad, comprender los errores, resaltar los aciertos, sentirse como una especie de tutor obligado a contrapesar severidad y rigor, amabilidad y sentido crítico. Miguel Balaguer, dice el perfil de autor que incluye el libro, conservó esta novela en el cajón por una década (o sea, en esa edad definitoria entre los veinte y los treinta) hasta que, he de suponer, se encontró con el momento propicio y con una especie de configuración definitiva y, claro, con el editor adecuado que pronunció (esto ya es una conjetura) la esperada sentencia que, entiendo, esperaba: publicamos.

El estilo de la novela queda definido en apenas unos párrafos iniciales, y he de decir que, aunque el autor insista, incluso en las notas finales, en que se ha tomado su tiempo para completarla, no se aprecia un salto y la voz es distinguible, y por supuesto, las influencias literarias de Balaguer son obvias, visibles e incluso en algún momento algo forzadas, cuestión que puede resultar algo arriesgada. Demasiados lectores tentados a traspasar al otro lado de la página. Se puede agradecer ese tono directo y esa contaminación generacional que justifica la trama: una historia en primera persona de un estudiante universitario que, entre episodios memorables de su devenir personal, desarrolla una obsesión con una chica (primer aviso: no todas las mujeres que van desfilando por una novela pueden ser tan guapas, tener unos cuerpos tan bonitos, y mostrarse tan objetivamente inocentes) que aparece y desaparece en los capítulos, una especie de loco amor platónico algo estereotipado cuyo devenir se nos hace un poco previsible. También que el autor, en este tránsito, plasme una especie de una reivindicación general, e imagino que con alguna experiencia propia de por medio, de cierto colectivo: aquellos que han de desplazarse de sus lugares de origen para formarse, para ganarse la vida, para aspirar a una existencia digna. 

Aunque quizás todos los aderezos añadidos para convertir una existencia tan anodina en un discurso narrativo capaz de invocar al lector resulten en algún momento un poco indigestos. Esa portada, que parece anunciarnos una novela de zombies, ese título que justifica la premisa de la novela - todos los cadáveres que el protagonista deja tras de sí, por accidentes, enfermedades y otras perrerías de la vida como esqueleto de la trama - y esa obsesión por la anteposición del adjetivo, la reiteración de conceptos que, en vez de reforzar (segundo aviso: muchas veces menos es más) la narración, la fuerzan, la obligan a presentarse como una percepción algo nublada  de la existencia, una especie de necesidad de hinchar con trascendencia y dramatismo algo que, de haberse ceñido a su escueta premisa, ya hubiera resultado suficiente. Es lo que me hace pensar que hay buenas intenciones y un cierto decoro literario, pero que algún tijeretazo, alguna corrección, hubieran dejado este texto en una amena novela de formación.

miércoles, 23 de julio de 2025

Eiji Uchida: Midnight swan

Idioma originalJaponés

Título original: Middonaito  suwan (ミッドナイトスワン)

Traducción: Asuka Ozumi (al portugués)

Año de publicación: 2020

Valoración: Se deja leer

Sé perfectamente que este blog está dedicado principalmente a la literatura escrita en (o traducida al) español, aunque también se han reseñado obras escritas en otros idiomas hablados en España o sus alrededores, incluso sin traducción al castellano. Espero no estar estirando demasiado la liga con esta reseña. Sin embargo, con el auge reciente de la literatura asiática traducida al español (espero sinceramente que no sea solo resultado del uso indiscriminado de la inteligencia artificial), estoy seguro de que pronto encontrarán este libro en las estanterías de su librería favorita, en un perfecto castellano castizo (y espero también que la portada no recurra a algún cliché japonés, como un hombre vestido con kimono y maquillado como geisha). De cualquier forma, pueden ver la película en Netflix.

Midnight Swan cuenta la historia de dos marginadas: Ichika, una estudiante de secundaria, víctima de abuso y con una madre alcohólica; y Nagisa, una mujer transgénero que trabaja en un club nocturno. Debido a los problemas de su madre, Ichika tiene que mudarse temporalmente al diminuto apartamento de su tía (que desde su perspectiva es su tío) en Tokio, complicando aún más la ya precaria situación de Nagisa, quien sobrevive con dificultades económicas, gastos por medicamentos y deudas. La trama no es especialmente original: ambas deben luchar contra su precariedad para lograr algo más que sobrevivir. Ichika encuentra refugio en el ballet, típicamente reservado a clases altas, mientras que Nagisa, inicialmente renuente, desarrolla sentimientos que podrían considerarse maternales hacia Ichika. Este nuevo vínculo, cuidar a Ichika y ayudarla a superar el abandono de su madre, otorga un sentido renovado a su vida.

El problema con el libro (y aún más con la película) es que ninguno de los personajes protagonistas es desarrollado hasta sus últimas consecuencias. Considerando que una de ellas es transgénero, hubiese sido enriquecedor profundizar en las dificultades específicas que enfrenta esta comunidad, especialmente como trabajadoras del entretenimiento para adultos en una sociedad donde aún es tabú (la película incluso roza peligrosamente la caricaturización). Otros temas sensibles como la incursión de adolescentes en el entretenimiento adulto, el maltrato infantil y las adicciones también son tratados superficialmente. Sin embargo, debo reconocer que, a pesar de esta superficialidad generalizada, los atisbos del mundo de los llamados new-half (término utilizado para referirse a las mujeres transgénero en la industria del entretenimiento para adultos) son suficientes para justificar la lectura.

Por último, un comentario breve sobre la adaptación cinematográfica: es pésima. Las actuaciones son exageradas y sobreactuadas (¿por qué tantas películas japonesas y coreanas caen en esto?). Algunas locaciones resultan interesantes, como los departamentos empobrecidos en pleno centro de la metrópoli o el interior de los clubes nocturnos. No obstante, las escenas de baile carecen de originalidad. En general, resulta una adaptación bastante mediocre.

martes, 22 de julio de 2025

Aixa de la Cruz: Todo empieza con la sangre

Idioma original: 
español
Año de publicación: 2025
Valoración: Muy recomendable
 
Quizás sea una perogrullada decir que en la obra de Aixa de la Cruz hay un antes y un después de Cambiar de idea; al fin y al cabo, por algo se titulaba así. En esa obra, la autora reflexionaba sobre su decisión de dejar de "escribir como los chicos: con voces falsamente neutrales, con personajes que pasan de puntillas por su género y se hermanan desde la hiperviolencia y las parafilias". Las dos novelas publicadas después parecen demostrar el nuevo camino escogido por Aixa de la Cruz: narrativas radicalmente focalizadas en personajes femeninos (sea en cuatro personajes, como en Las herederas, o en uno, como en Todo empieza con la sangre), y centradas en sus visiones del mundo, de la vida o de la sexualidad, que no tienen pretensión de universalidad (pero que son, naturalmente, tan universales como cualquier otra experiencia individual). Algunos de estos rasgos ya aparecían, tentativamente, en La línea del frente, pero en las dos últimas novelas han sido adoptados, creo, como un programa o proyecto creativo más o menos epxlícito.
 
Y debo decir que, dentro de este nuevo capítulo en la obra de la autora, Todo empieza con la sangre me ha gustado incluso más que Las herederas, que ya me gustó bastante, quizás porque las cuestiones que plantea me han apelado más, si es que se puede decir así. 
 
En esta novela acompañamos el inagotable proceso de búsqueda existencial, amorosa, sexual, de Violeta, desde su infancia hasta la edad adulta (whatever that means): una búsqueda constante de encuentro, de reconocimiento, de amor, de completud, una especie de hambre insaciable, que se podría identificar con una herida primordial que nunca cicatriza. En palabras de la propia narradora, se trata de "la búsqueda de alguien que ya desde ahora existe, en algún lugar incierto, con un vacío y una voracidad idénticos, dispuesto a seguir los pasos del otro hasta el mismísimo precipicio". Una búsqueda que puede volcarse en un/a compañero/a amoroso o sexual, o en el amor casi siempre insatisfactorio del padre o la madre, o también en la divinidad, puesto que se trata de "[una] tristeza por todo y por nada, la sensación de carecer de un órgano cuya ausencia se desplaza por el cuerpo, el anhelo de Dios". 

(Aclaro, por cierto, que la narración no está ordenada cronológicamente: aunque exista una progresión general, como decía antes, de la infancia a la "adultez", lo que hace que Todo empieza con la sangre sea casi, solo casi, una coming-of-age novel, los fragmentos que componen el texto no siguen necesariamente este orden temporal, puesto que incluyen saltos hacia el pasado o hacia el futuro, marcados también por los tiempos verbales en que están escritos cada uno de ellos. Así, Todo empieza con la sangre, como dice el propio texto, "no es una flecha recta hacia el futuro, sino, de hecho, una repetición constante, ciclo y reciclaje").

La metáfora de la sangre, que surge desde el título y desde la primera frase de la novela, replica esta multiplicidad de posibles caminos. La novela se inicia con una escena infantil: un pacto de sangre entre dos niñas, que se repetirá como un eco a lo largo de la obra. La sangre que nos une a la vida, que nos une a los demás, también la sangre del parto con la que "todo empieza". Más adelante, la sangre se refiere a la menstruacíon, o a una hemorragia producida por un aborto, o a la sangre necesaria para una transfusión... La sangre es el peligro, la muerte que acecha, pero también la vida y su celebración. 
  
La sangre también tiene otro significado evidente: "sangre de mi sangre", la herencia biológica, la familia. En Todo empieza con la sangre, como en Cambiar de idea, volvemos a encontrarnos con un padre ausente, y con una relación tormentosa con la madre (aunque debo reconocer que me ha enternecido percibir una cierta reconciliación con la figura materna, que se manifiesta en la ficción, pero también en el hecho de que la propia madre de Aixa de la Cruz aparezca en los agradecimientos). Con todo, igual que sucedía en Las herederas, pero de forma más explícita aún, una de las ideas centrales de la obra parece ser que la familia no es necesariamente aquella con la que compartimos genes, sino la "tribu" en la que nos sentimos acogidos y solidarios, sea una especie de "comuna hippie rural", un convento de monjas o una relación abierta o cerrada con un hombre o con una mujer. 
 
Por otra parte la sangre, como elemento vital y corporal, como elemento orgánico ligado al corazón, está unida a otro de los grandes temas del libro: el deseo, y sus múltiples variantes y sorpresas. Violeta, la protagonista, navega su bisexualidad como la narradora de Cambiar de idea, entre la aceptación y el autocuestionamiento. El sexo (que, dice una de las personajes de la novela, es difícil o imposible de separar del apego) es otra forma de "saciar el vacío de Dios con algo tangible, antes de Dios". (Varias veces a lo largo de la lectura me he acordado de aquel famoso poema de Cernuda que dice que "el deseo es una pregunta cuya respuesta no existe"). Con sus novias o amantes, con sus relaciones ocasionales y sus enamoramientos platónicos, Violeta explora los placeres y los abismos del cuerpo y la entrega, la fiebre del deseo y la frialdad del abandono.
 
Y luego, al fondo de todo, como un bajo continuo, está Paul, el hombre gay con el que Violeta sueña desde la adolescencia, que siempre vuelve aun cuando parece haber desaparecido definitivamente, convirtiendo esta novela en una de esas grandes historias de amor a las que la propia protagonista es tan aficionada como lectora: una historia de amor intemporal, en la que los personajes parecen sucumbir a un destino que se les impone, a pesar de todas las vueltas que quieran dar (y no hay duda de que Violeta da muchas vueltas). Al fin y al cabo, como piensa Violeta, son "veinte años poniéndolo a prueba para comprobar que sí, que resiste, que no hay condiciones. Que existe un amor a prueba de la vergüenza de estar viva". 
 
Personalmente, no como crítico literario (again, whatever that means) sino como lector, no sé si me convence esa insistencia en el amor eterno que se impone por cabezonería, pero creo que a causa de ello, Violeta acaba renunciando a otras opciones y a otras relaciones, e incluso siendo injusto con algunas de las personas que la rodean; el propio Paul de hecho se lo reprocha, metaficcionalmente: "Tienes un ego peligroso, Violeta. Como si fueras la protagonista de la novela, y los demás, tus personajes secundarios". En cualquier caso, esta última cita me permite también recuperar otra idea: la de que no sería una obra de Aixa de la Cruz si no hubiera al menos una cierta carga de reflexión sobre el propio proceso de escritura, sobre la relación entre narración y memoria, o sobre los límites y fragilidades de la literatura, el arte, la identidad. Quizás en esta obra no tenga tanto peso como en Cambiar de idea o en La línea del frente, pero está ahí en dos planos: el de la ficción y el de su construcción narrativa.
 
A estas alturas, creo que la trayectoria de Aixa de la Cruz permite ya considerarla una voz consolidada de nuestra narrativa. Tras el giro de Cambiar de idea, parece haber encontrado su voz (o sus voces), su forma de narrar, aunque aquí la mezcle con una técnica narrativa algo más experimental. Solo puedo, por lo tanto, esperar deste ahora con impaciencia cuál será el siguiente paso de esta autora, ya sea en la misma línea de sus dos novelas anteriores, o con un nuevo giro de timón radical que abra una nueva etapa. Habrá que esperar hasta su siguiente obra para comprobarlo.

lunes, 21 de julio de 2025

Colaboración: Vinagre, de Jorge Matías

Idioma original: español

Año de publicación: 2023

Valoración: Muy necesaria

                                                   

Aunque en otros países es más común (si bien no lo suficiente todavía) lo que se conoce como working class literature/literatura obrera, en España como siempre, y en contradicción fragante con el nombre del Partido que nos gobierna, seguimos a la cola. Esta novela autobiográfica sobre el alcoholismo, más que recomendable, es muy NECESARIA, tal y como puse en la valoración; entre otras razones porque como bien dice en la página 115 su autor madrileño perteneciente a una generación que a alguien se le ocurrió un buen día llamar de manera muy, muy ingenua nocilla:

…No hay historias escritas por alcohólicos de clase obrera españoles…

Tristemente, esto es cierto. Lo que sí hay y abundan a mares, son o novelas autobiográficas sobre esta adicción, pero de clases sociales medias y altas/muy altas, intelectuales, académicas… o novelas no autobiográficas pero que vienen a ser más de lo mismo. Es decir, resulta impactante que en pleno siglo XXI, se siga creyendo que las obreras y obreros no leen, o no escriben, o no tienen nada interesante para decir. Y más grave todavía es que las Editoriales a las que no me cabe la menor duda de que les van llegando escritos de este tipo, simplemente no las publiquen, debido a ese clasismo endogámico, sectario y oscurantista que siempre, siempre aprovecho para denunciar, porque aquí es plaga. Cada vez con más descaro, si no tienes un doctorado o has ganado cinco premios, no te publican. Pero VINAGRE también es muy necesaria por otros motivos: sin caer en ningún momento en la típica autoayuda o más típica aún superación, consigue que reflexiones y que empatices con el dolor en torno al alcohol y sus consecuencias, tanto a corto como a largo plazo. El ritmo de lectura es tan fluido que pasa a ser fílmico, y la identificación con el personaje/autor, instantánea. Logra también que te sientas como él, aunque no seas hombre como él, ni jevi (así lo escribe) como él, ni obrero del metal como él. Cuando cierras el libro en la última página, te invade ese vacío repentino de final de lectura tan poco frecuente y te dices: qué pena. Pues el autor termina siendo tu amigo.

Es como si hubiera abierto un cultivo para más escritura del estilo por un lado. Y por el otro y de manera inevitable, nos llene de culpa a las que si bien no somos de clase obrera como tal, por el esfuerzo infinito de (m)padres que murieron antes de tiempo para que pudiéramos acceder a la Universidad, llevamos ese escudo interior; pertenezcamos o no a la categoría siguiente: precariado. Algunas con orgullo llevamos ese escudo aunque carguemos a cuestas ese sufrimiento ancestral, como es mi caso. Pero otros no tanto, o no nada, mejor dicho. Porque sigue llenando de vergüenza el trabajo a destajo, sudoroso, manual, de fábrica. Y que Jorge Matías se atreva con una honestidad inmensa, en muchas ocasiones tragicómica, a desplumar el mito del obrero analfabeto y muchos otros transversales y SAGRADOS como que el alcohol es una droga blanda, constituye un giro totalmente radical de actuación en el género. El autor dedica prácticamente todo el libro, con saltos temporales mediante, a diseccionar hasta qué punto esta droga nos fractura y extraña de las personas que nos rodean, y de nosotras mismas. A ratos, es casi una novela de terror, porque lo hace llegando al fondo fondísimo, ese fondo que todo el mundo quiere evitar, en sintonía con la sustancia de la que habla, la que provoca más daños en España y continúa estando bien vista. 

Recuerdo haber leído hace tiempo La hija de la mujer de la limpieza de James Stephens, un regalo espontáneo de la maquetadora o quizás editora de Ediciones del Viento porque no quisieron publicarme, (y se ve que le di lástima). Ya va siendo hora de leer a la misma mujer de la limpieza. Sin hombre que hable por ella. Incluso sin hija. 

Firmado: Rosanna Moreda

domingo, 20 de julio de 2025

Alejandro G. Calvo: ¿Por qué tengo que ver esta película?

 Idioma: español

Año de publicación: 2025

Valoración: Recomendable

Si hay algo que me encanta, no tanto como ver películas, pero casi, es oír hablar sobre cine y leer sobre cine (obviamente, a gente que sepa del tema). Ambas actividades las cumplo a menudo, en los últimos tiempos, gracias al crítico Alejandro G,. Calvo, por medio tanto de la web Espinof como del canal de YouTube Sensacine, que recomiendo desde aquí a todo el mundo. Y ahora, para solaz de sus seguidores y también de cualquier a quien le guste descubrir o redescubrir películas, tenemos a nuestra disposición un segundo libro escrito por él, tras el anterior Una película para cada año de tu vida, en el que da un repaso a un conjunto un tanto heteróclito de films, pero que para él son todos muy destacables, cuando no obras maestras. Se trata de 45 obras -en realidad, bastantes más, pues Calvo aprovecha para hablarnos también de otras películas del director o directora del título elegido- que el autor parece haber seleccionado siguiendo un criterio totalmente personal que puede parecer aleatorio... vamos, que ha escogido lo que le ha salido del pirri. Ningún problema, por otra parte, porque, como ya digo, se trata en todos los casos de obras cimeras del cine o, cuando menos, películas lo suficientemente estimables para que el crítico pueda presentárnoslas como si lo fueran (doy fe, puesto que he visto bastantes de las comentadas, aunque confieso que no todas). 

Aunque, tal vez para disimular que el criterio de elección ha sido el que le ha dado la gana al autor o por poner un poco de orden en el conjunto, no sé, el libro está estructurado,  en diferentes capítulos temáticos donde se agrupan los diferentes títulos comentados. Así, comienza por el aparentemente arbitrario -aunque ya veréis que tiene su lógica- Película para arrancar el primer volumen, que no es otra que La puerta del cielo de Michael Cimino, no sólo un magnífico film, sino que, además epítome de lo que supone la locura cinematográfica. Continúa con 5 películas que no metí en el anterior libro (queda claro que Alejandro G. Calvo considera sus trabajos literarios como un continuum, puesto que también son frecuentes las alusiones a un probable segundo volumen de ¿Por qué tengo que ver etc. nada que objetar, tampoco aquí); no os voy a poner la lista entera de todos lo títulos comentados, pero en este apartado encontramos, por ejemplo, Matrix de las Wachowski o El silencio de un hombre de Jean-Pierre Melville. Siguiente apartado, especialmente querido, supongo, para el autor: 13 películas para abrazar el cine español; ojo, no se trata de las trece mejores películas del cine español -aunque sí hay algunas, como El espíritu de la colmena de Víctor Erice o Furtivos de Borau, que aparecen en todas las listas- sino de cintas que al crítico, por una razón u otra, le resultan estimables, reivindicables o, simplemente, entrañables. En este sentido, me parece de lo más acertado la vindicación que hace de dos directores, José Luis Romero Marchent y Eugenio Martín, artífices o incluso padres del spaghetti western español (he leído por ahí el termino chorizo western, pero me parece sólo apropiado cuando se trata de una película sobre cuatreros, ladrones de bancos o tesoreros de ciertos partidos políticos) y del fantaterror de los 70, respectivamente. 

En 5 películas desesperadas, Calvo nos habla de películas en las que los/las protagonistas se ven abocados/as, irremediablemente, a una huida hacia delante que sólo les puede conducir a un destino trágico. Exempli gratiaLa ley del deseo de Almodóvar o Atrapado por su pasado de Brian De Palma (ahí es ná). Después vienen 3 cintas de John Ford -no podía faltar- y 1 película que no sé qué hacer con ella. ¿Qué cual es? Pues El secreto de sus ojos, del argentino  Juan José Campanella, aunque es obvio que Calvo sí sabe que hacer con ella (ponerla por las nubes). Hasta aquí el libro está bien, es entretenido, interesante, lo que queráis... Pero es el siguiente apartado el que lo convierte en absolutamente recomendable, si me permitís el sesgo tan subjetivo: 10 películas para dejar de tenerle miedo al terror, donde encontramos clásicos incuestionables, como el Nosferatu de Murnau, el Shaun... digo Dawn of the Dead de Romero, el primer Alien de Ridley Scott -que no sólo es una peli de terror, sino que además es un slasher en toda regla-, otros clásicos igual de incuestionables pero aún más bizarros audaces (agarraos que vienen  curvas): El hombre de mimbre de Robin Hardy, Los demonios de Ken Russell y La posesión de Zulawski-, junto con algún título que puede sorprender a los puristas, aunque creo que ya hace tiempo que está incorporada al canon: Se7en de David Fincher.

Los siguientes bloques están dedicados a 5 obras cumbre dirigidas por mujeres (disiento con alguna de estas pelis sea tan cumbres pero eso es cosa mía), realizadas por cineastas actuales como son Sofía Coppola, Andrea Arnold, Coralie Fargeat, Kelly Reinchart y Lynne Ramsay, y 4 películas que te romperán el corazón, de ésas concebidas para emocionar incluso a las piedras, como La strada de Fellini, Brokeback Mountain de Ang Lee o Breve encuentro de David Lean (podría haber puesto aquí Deseando amar, pero igual ya está en su anterior libro, no sé). Este autodenominado primer volumen se cierra con otro tótem del cine, aún más para quien se considere cinéfilo: Vértigo (De entre los muertos) de Alfred Hitchcock. Porque ante todo lo que desprende este libro es un amor incondicional al cine. Alejandro G. Calvo no es para nada de esos críticos ásperos, malhumorados o desdeñosos (y no estoy pensando en nadie... ejem) para los que todo lo que se hace hoy en día es una mediocridad que no le llega ni a la suela de los zapatos a las obras de los grandes maestros del celuloide. Muy al contrario, Calvo incluye entre las películas que le apasionan desde clásicos del cine mudo a títulos estrenados en 2024, como Anora, Segundo premio o La sustancia. Por otro lado, el entusiasmo, la bonhomía y aún simpatía del autor son cualidades que sabe transmitir y convierten la lectura de estas ¿críticas cinematográficas? (yo diría elegías) en divertida y estimulante.

Ahora bien, como deméritos del libro y por buscar alguna cosa, podríamos contar, precisamente, ese entusiasmo y buenrrollismo, la empatía que nos genera en todo momento el escritor, que a veces puede resultar un poco forzada, con sus continuas y repetitivas alusiones a su biografía (aunque reconozco que me encanta la anécdota de cuando se coló en la casa de Stephen King y le ahuyentó una señora con rulos... ¿quizá Tabitha?), a sus viajes, a su familia, a su insomnio, a sus incomodidades físicos y a su agotamiento mental. Que sí, amigo Alejandro, que la vida del crítico es muy dura y menos mal que tienes un montón de gente estupenda que te apoya, si todo eso está muy bien, pero una cosa es contarlo de vez en cuando en un video desde Cannes y otra en cada capítulo de un libro, que habría que ir leyendo muy poco a poco, por tanto, para que no canse... Lo mismo, hasta cierto punto, se puede decir sobre sus valoraciones artísticas, que en ocasiones adolecen de excesiva buena educación (me mondo cuando afirma que la voz de Jota, el cantante de Los Planetas, "siempre juega a esconderse detrás de la música") o, ya puestos, cierta falta de criterio; le encantó, por ejemplo Un amor de Sara Mesa, que ya hace falta ser incauto... (por no poner ejemplos cinematográficos, en los que sus abrumadores conocimientos me impiden llevarle la contraria). Pero, bueno, estos detalles dan igual. Lo importante es no sólo que consigue que uno se lo pase de cine (nunca mejor dicho) leyendo este libro sino, sobre todo, que dan ganas de ver o volver a ver todas las películas de las que habla y muchas más. Que es lo que él trataba, supongo y, desde luego, lo consigue con creces. Al fin y al cabo, como cantaba Aute: "Más cine, por favor... Que todo en la vida es cine y los sueños, cine son..."

Post-recensia: Para quien guste del cine, pero no tenga ni repajolera idea (como yo) dejo aquí un enlace al último video de "Cine a quemarropa" de este generoso crítico, sobre los elementos formales del lenguaje cinematográfico, que es una verdadera MARAVILLA.

sábado, 19 de julio de 2025

Ana Paula Maia: Búfalos salvajes

Idioma: Portugués
Título original: Búfalos Selvagens
Traducción: Mario Cámara
Año de publicación: 2024
Valoración: Se deja leer > Está bien

Búfalos salvajes es una novela breve de Ana Paula Maia. Aunque se puede, al igual que he hecho yo, leer de manera independiente, tiene continuidad con otras obras de la autora brasileña.

El argumento de Búfalos salvajes es simple, casi esquemático. Hay un grupo de conocidos que quieren abrir un matadero de búfalos. Para ello, alquilarán un terreno cuya otra mitad ocupa un circo, aparentemente involucrado en el asesinato de uno de sus payasos.

La prosa de Búfalos salvajes es extremadamente sobria (seca, incluso; a fin de cuentas, las frases de Maia son breves y repiten desacomplejadamente las palabras si hace falta), salvo por algún venazo poético ocasional. Puede resultar algo cansina durante las descripciones, pero funciona muy bien a la hora de transmitir varias reflexiones en torno a la muerte.

Da la sensación de que a los personajes de Búfalos salvajes les falta algo de cocción (aunque entiendo que esa sensación debe evaporarse por completo para quienes se hayan familiarizado con ellos en sus apariciones previas). Algo parecido suscede con ciertos eventos que se emplean de contexto o telón de fondo en la obra, como por ejemplo la epidemia, o que el padre Tomás se haya enfrentado a un demonio antes.


También de Ana Paula Maia en ULAD: Aquí

viernes, 18 de julio de 2025

Reseña + entrevista: La ballena azul de Raúl Quinto

Idioma original: Español

Año de publicación: 2025

Valoración: Está muy bien

Lo fácil, tras el éxito de crítica y público de Martinete del rey sombra, Premio Nacional de Narrativa incluido, hubiera sido saltar a una editorial grande, escribir un libro "parecido" y aprovechar el tirón. No sería el primero ni el último (y no me hagáis dar nombres...), aunque tampoco es que sea criticable per se.

Pero quienes ya hemos leído con anterioridad a Raúl Quinto sabemos que es un escritor al que le va la marcha. Por eso no nos sorprende del todo que continúe con Jekyll y Jill y que su nueva entrega sea un artefacto como La ballena azul, libro que ahonda, aunque desde otra perspectiva, en temas ya tratados en los magníficos La canción de NOF4 y Martinete del rey sombra, aunque creo que tiene más que ver con el primero que con el segundo).

Artefacto. Creo que esa es la palabra que mejor define a un texto que no es puramente novela de terror, ni "historiografía" del mal, ni ensayo, ni poema en prosa, pero que admite, aunque sea solo parcialmente, todas esas lecturas. Especialmente la de novela ya que hay unos personajes, una trama o una acción que se va desarrollando; eso sí, olvidaos del tradicional "planteamiento-nudo-desenlace".

Ahondando en la búsqueda de una definición, días después de la lectura (¡lo que son las cosas!) se me ocurre que La ballena azul podría definirse como unos Cantos de Maldoror de la era de la tecnología.

Estructurado en 50 (o 51) capítulos basados en las 50 pruebas que habían de superar los jugadores del macabro "La ballena azul", el texto es una indagación en lo más oscuro y perturbador del alma humana, un desasosegante desfile de fantasmagorías proyectadas sobre nuestros cerebros, de atrocidades y violencias "patrocinado" por una mente manipuladora que juega con los miedos de gente sola y rota en espacios aparentemente destinados a normalizar las heridas y "abandonar" la soledad, aunque esas huidas se conviertan en paranoias. 

Y así, una sociedad hiperconectada acaba convertida en un conjunto de islas habitadas por seres para los cuales es mejor el dolor que el vacío, el horror que el aburrimiento o la sangre que la nada, en un lugar en el que tipos como Fritzl, Koresh o Breivik se convierten en íconos de lo oscuro y en  el que hijos de puta redomados son capaces de tomar el control.

Creo que lo más destacado del libro está en:

  • Las imágenes. Recuerdo haber dicho en otras reseña que Raúl Quinto viene de la poesía y eso se nota en la construcción y manejo de las mismas, contribuyendo de forma decisiva a la atmósfera del texto.
  • El progresivo crecimiento del desasosiego que genera en el lector según avanzan los capítulos.
  • La representación de la soledad contemporánea como epidemia e Internet como síntoma. La soledad, el miedo o el dolor no son nuevos; lo que cambian son las formas en las que los profetas y salvapatrias del más variado se aprovechan de ello.
  • Las preguntas que suscita: ¿por qué no somos capaces de ver el horror?, ¿o acaso no lo queremos ver? o, ¿lo vemos y nos da exactamente igual?

Como podéis imaginar, La ballena azul no es un libro para todo tipo de lectores. Digamos que se sale de lo habitual en fondo y forma y que uno se queda con "mal cuerpo",  pero ¿es que no existe aquello de lo que no se habla, aquello que no se nombra, aquello que solo se deja ver el los márgenes?

Aquí os dejo, además, el enlace a la interesantísima charla que mantuvimos con Raúl Quinto para nuestro canal de Youtube (SUSCRIBÍOS AL CANAL, QUE SI NO OS PONEMOS DOS VELAS NEGRAS, TETES!!!!)


También de Raúl Quinto en ULAD: La canción de NOF4 y Martinete del rey sombra

jueves, 17 de julio de 2025

Metaentrada: Ni Akutagawa, ni Naoki

¿Qué pasó? 

En 1998, un hecho inusual sacudió la escena literaria japonesa: no hubo ganadores de los premios literarios Akutagawa ni Naoki. Ninguno de los candidatos alcanzó la calidad necesaria para obtener una decisión unánime del jurado. Entre las razones oficiales por las que, en el pasado, no se ha otorgado alguno de estos premios se incluyen la imposibilidad de alcanzar un consenso, preocupaciones éticas y, por supuesto, la interrupción causada por la Segunda Guerra Mundial. 

El pasado 16 de julio, los asistentes a la ceremonia de premiación apenas pudieron contener su asombro al revelarse que, por primera vez en 27 años, ningún autor sería premiado: ¡¿Naaaniii?!

¿Qué es un Akutagawa? 

En resumidas cuentas, el Premio Akutagawa y el Premio Naoki son los galardones literarios más prestigiosos de Japón. Se suele decir que el primero está dirigido a escritores emergentes, en su mayoría jóvenes, mientras que el segundo reconoce a autores consolidados, valorando su trayectoria y popularidad, casi como una versión japonesa del Nobel, pero centrada en la ficción. 

La repercusión comercial de estos premios es enorme. Ganar el Akutagawa, en particular, puede convertir al autor en un idol literario de la noche a la mañana. Un ejemplo claro es Hibana, la novela de Naoki Matayoshi galardonada en 2015, que vendió más de dos millones de copias. Puede que esa cifra no parezca impactante a escala global, pero considerando que solo en Japón se habla japonés, equivale a que casi el 2% de la población del país haya adquirido el libro. En términos internacionales, sería como si una novela escrita en inglés vendiera tanto como Harry Potter en su momento. 

Sin embargo, el propósito original de estos premios, fundados en 1935, era mucho más claro. El Premio Akutagawa fue concebido para distinguir obras de literatura “jun” (純文学), es decir, literatura “pura” o artística, centrada en la introspección, el estilo y la exploración de la condición humana. Por otro lado, el Premio Naoki estaba orientado a la literatura “taishū” (大衆文学), o literatura popular, con énfasis en la narración, la accesibilidad y el entretenimiento. 

Ambos premios, creados en memoria de los escritores Ryūnosuke Akutagawa y Sanjugo Naoki, respectivamente, reflejan desde sus inicios una dualidad fundamental en la literatura japonesa: la tensión entre arte y consumo. 

Jun y Taishū 

Me parece necesario hacer un paréntesis para hablar sobre una dicotomía fundamental, aunque hoy en día bastante desdibujada, en la literatura japonesa: la división entre junbungaku (純文学) y taishūbungaku (大衆文学). Comprender esta separación es clave para entender no solo el propósito original de los premios Akutagawa y Naoki, sino también la evolución de la industria editorial japonesa. 

Junbungaku: La literatura "pura" 

El término junbungaku se refiere a la "literatura pura" o "literatura seria", centrada en la introspección, la psicología de los personajes, los dilemas existenciales y la búsqueda estilística. Sus obras suelen publicarse en revistas literarias de prestigio como Shinchō, Gunzō, Subaru o Bungakukai. Estas revistas han sido, desde principios del siglo XX, el semillero de escritores de alto calibre y un espacio donde la experimentación formal y temática es bienvenida. En estas revistas han publicado figuras como los Murakamis, las Kawakamis, Ōe, Abe, entre otros.

Publicar en estas revistas era (y en cierta medida aún es) una especie de rito de paso para los escritores serios. Los textos se publicaban como cuentos o novelas cortas completas, muchas veces seguidas de críticas o reseñas por parte de otros escritores o críticos. 

Taishūbungaku: La literatura "popular" 

Por otro lado, la taishūbungaku, o "literatura popular", está orientada al entretenimiento y al consumo masivo. Incluye géneros como el misterio, la aventura, el romance o el drama histórico. Estas obras eran tradicionalmente serializadas en revistas semanales o mensuales de gran tirada como Kingu o Sunday Mainichi, pensadas para un público más amplio y menos especializado. 

La publicación por entregas no solo respondía a criterios económicos y editoriales, sino que también moldeaba el estilo narrativo: los autores debían mantener al lector enganchado semana tras semana, con giros argumentales, cliffhangers y personajes cómicos y carismáticos. 

Aunque la frontera entre jun y taishū se ha ido desdibujando, con autores que transitan entre ambas categorías, e incluso obras que combinan ambas tradiciones, los premios Akutagawa y Naoki aún reflejan esa división originaria. Hoy, plataformas digitales, editoriales independientes, y fenómenos como el web-novela (webu shōsetsu) han reformulado completamente las formas de publicación, distribución y legitimación de la literatura en Japón. Sin embargo, las revistas literarias tradicionales siguen siendo un símbolo de prestigio, y el sistema de premios mantiene viva, aunque sea de forma simbólica, esta antigua tensión entre arte y mercado. 

Un escaparate llamado Akutagawa 

Aunque el Premio Akutagawa fue concebido originalmente como un reconocimiento a la calidad literaria en su forma más pura, hoy resulta ingenuo pensar que se mantiene ajeno a intereses editoriales y dinámicas de mercado. Las revistas literarias que tradicionalmente han sido las plataformas del junbungaku no solo publican las obras candidatas: también hacen lobby activamente para impulsar a sus autores y asegurar que su publicación sea premiada. 

El mecanismo es más o menos el siguiente: una revista promueve a un autor emergente con una novela corta o media, acompañada de reseñas favorables y entrevistas estratégicas. Una vez nominada al Akutagawa, comienza una campaña de visibilidad: eventos, portadas, menciones en medios literarios. Si el premio se concreta, el libro pasa a imprimirse bajo un sello comercial del mismo grupo editorial, por ejemplo, Bungeishunjū o Shinchōsha, y, en muchos casos, se adapta para cine, televisión o manga. La saturación es tanta que la calidad de estas adaptaciones es, en el mejor de los casos, mediocre. El Akutagawa se convierte así en un escaparate para transformar papel en moneda. 

Un caso polémico que puso en evidencia esta lógica fue el de Akio Miyahara, ganador del Akutagawa en 1972 con Derek ga Sawatta. Poco después de recibir el premio, se descubrió que su obra incluía fragmentos plagiados de trabajos académicos. Aunque no se le retiró oficialmente el galardón, el escándalo provocó un intenso debate sobre el proceso de selección, la presión editorial y la responsabilidad crítica del jurado. 

Más recientemente, en 2024, se desató otra controversia cuando Rie Kudan admitió haber utilizado herramientas de inteligencia artificial para generar fragmentos de su novela Tokyo-to Dojo-to. Aunque la autora fue transparente y defendió su decisión como parte del proceso creativo, críticos literarios y escritores reaccionaron con escepticismo, cuestionando si un texto parcialmente generado por IA podía representar el espíritu del junbungaku

Estas situaciones demuestran que el Akutagawa, lejos de ser una torre de marfil literaria, funciona también como un dispositivo de visibilización y, en ocasiones, como una maquinaria de legitimación mediática y comercial en un ecosistema editorial altamente competitivo. 

Dazai vs Kawabata

El Premio Akutagawa no siempre ha sido una celebración pacífica del talento literario. Ya desde su primera edición, en 1935, hubo tensiones, desilusiones y acusaciones veladas. Uno de los protagonistas de aquel primer episodio fue un joven Dazai Osamu, apenas debutante, luchando contra una adicción a los barbitúricos y con deudas acumuladas por el costo de sus medicamentos. Los rumores daban por ganador a Dazai, por lo que él ya tenía ese dinero gastado. El premio de 500 yenes era, para él, más que un reconocimiento: era una tabla de salvación. Y sin embargo, no lo ganó. 

En el proceso de deliberación, uno de los jurados, nada más y nada menos que el Nobel Yasunari Kawabata, hizo comentarios que dejaron una marca en Dazai. Según Kawabata, aunque Dōke no Hana (La flor del bufón), la obra defendida por el círculo cercano a Dazai, contenía talento y una visión literaria clara, el propio autor estaba envuelto en “una nube desagradable” que empañaba su expresión creativa. Para Kawabata, el genio de Dazai no fluía con honestidad ni transparencia. 

Lejos de aceptar en silencio el veredicto, Dazai reaccionó con furia (supongo que no estaría en sus cinco sentidos). En un texto titulado “Carta a Kawabata Yasunari”, publicado en Bungei Tsūshin, le respondió con palabras cargadas de resentimiento, casi odio. Cuestionó la autoridad moral de Kawabata, ironizó sobre su estilo de vida refinado: “¿acaso criar pajaritos y mirar danzas es una vida admirable?”; y lo acusó de representar una falsa objetividad, una hipocresía “dostoievskiana” disfrazada de frialdad crítica. Incluso sugirió que hubo presiones externas o favoritismos en el proceso de selección, alimentadas por las expectativas que su amigo Dan Kazuo había depositado en Kawabata como posible aliado. 

La carta no solo fue un acto de rebeldía, sino también una declaración de principios: Dazai se negó a participar de ese desfile de las vanidades que, desde entonces, y hasta hoy, acompaña a los premios literarios. En su amarga pero brillante respuesta, se revela no solo el orgullo herido de un escritor rechazado, sino también una temprana intuición: el Premio Akutagawa no sería un simple laurel literario (por no decir un buen apoyo economico para un escritor joven), sino una mescolanza de estética, poder, mercado y rivalidad. 

Las razones oficiales 

El pasado 16 de julio de 2025, durante la 173ª edición de los premios, el anuncio fue inesperado: ningún ganador del Premio Akutagawa ni del Premio Naoki. Era la primera vez en 27 años que ambos galardones quedaban con el anticlimático 該当作なし (sin obras aplicables).

En el caso del Premio Akutagawa, la escritora Hiromi Kawakami, miembro del comité, explicó que “cada una de las obras finalistas tenía aspectos atractivos, pero todas compartían una carencia indefinida, como si algo esencial estuviera ausente.” Ninguna, según su criterio, alcanzó el nivel de madurez o contundencia necesario para representar con dignidad la literatura japonesa contemporánea. La declaración es vaga, pero revela algo claro: se espera que el ganador del Akutagawa no solo demuestre talento, sino que encarne una visión sólida del mundo y una maestría técnica de la forma literaria. 

Por el lado del Premio Naoki, el presidente del comité, Natsuhiko Kyogoku, fue más directo: “Todas las obras estaban al mismo nivel; había un empate de calidad. Aunque debatimos durante más de cuatro horas, no pudimos llegar a una decisión unánime.” La afirmación pone en evidencia un problema distinto: la abundancia de buenas obras (tal vez un eufemismo para decir que todas eran igual de mediocres), pero la ausencia de una que destacara claramente por encima del resto. En el mundo de la literatura popular, donde el atractivo narrativo suele ser más valorado que la complejidad estética, esta indecisión sugiere que ninguno de los finalistas logró cautivar completamente al jurado. 

Ambas declaraciones, con sus matices, revelan un trasfondo común: la crisis de la literatura japonesa contemporánea. En un panorama literario cada vez más diverso, híbrido y mediado por nuevas formas de circulación, ¿qué significa hoy “merecer” un premio literario? ¿La obra más innovadora, la más legible, la que más se vende, la que conmueve a un jurado en particular, la que más apoyo reciba por parte de sus agencias literarias? 

Epílogo 

En un mundo editorial cada vez más dominado por el marketing, las cifras de ventas y la necesidad de visibilidad inmediata, la decisión de no otorgar ni el Premio Akutagawa ni el Premio Naoki en 2025 puede leerse también como un gesto de resistencia. Al abstenerse de premiar por compromiso, por impulso mediático o por simpatías editoriales, el jurado reafirma, aunque sea simbólicamente, el principio de que la literatura debe sostenerse primero en su calidad, no en su conveniencia comercial. 

Es cierto: esta decisión conlleva costos. Las obras nominadas, al no recibir el respaldo oficial de un premio, tendrán menos impulso en librerías. Las editoriales no podrán imprimir la ansiada faja roja con letras doradas, y las librerías verán disminuidas sus ventas, especialmente en una industria que ya vive tiempos precarios.

Pero hay algo profundamente valioso en esta negativa. Un premio que se niega reafirma su importancia. En este silencio institucional hay, paradójicamente, una forma de respeto: hacia los lectores, hacia los escritores, y, sobre todo, hacia la literatura misma. 

Pueden ver la (no) ceremonia de premiación del 16 de Julio de 2025: 第173回「芥川賞・直木賞」

Referencias 

1. 朝日新聞デジタル「芥川賞と直木賞、27年ぶりの該当作なし 『何かが足りず』『拮抗』」2025年7月16日 

https://www.asahi.com/articles/AST7J31J8T7JUCVL01KM.html 

2. 毎日新聞「芥川賞・直木賞ともに『該当作なし』 27年ぶり」2025年7月16日 

https://mainichi.jp/articles/20250716/k00/00m/040/281000c 

3. 日本文学振興会(日本文学賞): https://www.bunshun.co.jp/shinkoukai/award/akutagawa/ 

4. 芥川龍之介賞: https://ja.wikipedia.org/wiki/芥川龍之介賞 

5. 直木三十五賞: https://ja.wikipedia.org/wiki/直木三十五賞 

6. 中村真一郎「純文学と大衆文学」『日本文学史概説』岩波書店、1998年 

7. Fowler, Edward. The Rhetoric of Confession: Shishōsetsu in Early Twentieth-Century Japanese Fiction. University of California Press, 1988. 

8. 角田光代「純文学って何ですか?」NHK出版、2012年 

9. 片山倫太郎・田村嘉勝「文豪をめぐる八人の作家たち」『別冊太陽 川端康成』平凡社、2009年  

10. 太宰治「川端康成へ」『文藝通信』1935年10月号 

11. Fuente de la foto: 2025年7月16日午後7時55分、東京都内、浅野哲司撮影