Idioma original: japonés
Título original: Taigan no kanojo (対岸の彼女); Yokame no semi (八日目の蝉)
Traducción: Yoko Ogihara y Fernando Cordobés
Año de publicación: 2004; 2007
Valoración: muy recomendable x 2
Había pensado en escribir reseñas separadas para estas dos novelas, pero opté por presentarlas juntas para presentar la obra de una autora que, en mi opinión, no ha sido suficientemente apreciada fuera de Japón. Aunque Mitsuyo Kakuta es una figura destacada en su país, no ha alcanzado la fama internacional de otros escritores japoneses. A través de estas dos obras —las únicas de Kakuta traducidas al español hasta la fecha— se abordan temas comunes como la maternidad, el papel de la mujer en la sociedad moderna, el aislamiento y las crisis de identidad.
Mitsuyo Kakuta ha escrito numerosas novelas, cuentos y ensayos, algunos de los cuales han sido adaptados a series o películas; por ejemplo, "La cigarra del octavo día" está disponible en Netflix. Además, y es la principal razón por la que soy su fan, Kakuta-san ha llevado a cabo la monumental tarea de traducir al japonés moderno el Genji Monogatari (además de usar un lenguaje simple, sin los honoríficos), la obra fundacional de la novela japonesa. Pero bueno, a lo que los truje.
“Ella en la otra orilla” cuenta la historia de Sayoko, una madre que, a pesar de estar casada (parece ser que los padres desobligados están por doquier), se enfrenta sola a la crianza de su hija, al tiempo que lucha por darle sentido a su vida más allá de los roles de "madre" y "ama de casa". Sayoko decide tomar las riendas de su vida y consigue un trabajo en una empresa de limpieza. Allí se reencuentra con Aoi, la que será su jefa, una vieja amiga de la universidad y presidenta de la empresa. Aoi, soltera y volcada al trabajo y a los placeres, representa un claro contraste con la vida de Sayoko.
La dinámica entre Sayoko y Aoi sirve como muestra de las elecciones (o resignaciones) de vida y las presiones sociales que enfrentan las mujeres en Japón, y por extensión, en todo el mundo. A través de este reencuentro, Sayoko y Aoi comienzan a cuestionarse sus propias identidades y las decisiones que ha tomado a partir de graduarse de la universidad. Los monólogos de Sayoko mientras realiza sus tareas de limpieza aparecen como momentos profundamente conmovedores y reveladores. Kakuta aprovecha estos momentos de aparente trivialidad para explorar las profundidades de la insatisfacción y la resignación de Sayoko. A través de sus reflexiones, entendemos su lucha interna y su sentido de identidad, que se ve continuamente fragmentado entre su rol como madre y esposa, y sus propias aspiraciones personales. Estos monólogos no solo enriquecen la comprensión del personaje, sino que también plantean preguntas sobre el sacrificio, la felicidad y el autoconocimiento. Además, la dificultad que experimenta la hija de Sayoko para relacionarse y hacer amigos le recuerda sus propias luchas del pasado. A medida que Sayoko observa y reflexiona sobre las dificultades de su hija, se enfrenta a sus propios recuerdos de aislamiento y ansiedad social, aunque está determinada a ayudar a su hija a superar estos obstáculos.
Por otro lado, “La cigarra del octavo día” ofrece una historia igualmente compleja sobre los lazos familiares y las consecuencias de las decisiones pasadas. La protagonista, Kiwako, secuestra a la bebé de su amante. Esta decisión desesperada inicia una cadena de eventos que no solo afecta la vida de Kiwako sino también la de la niña y su familia biológica. A lo largo de la novela, Kakuta teje en entramado de emociones y conflictos éticos, explorando situaciones como la maternidad ilegítima y la identidad robada.
Otro de los temas de esta novela, y que es de mi particular interés, son las sectas religiosas, cuyo auge en Japón a partir de la segunda mitad del siglo XX ha sido tema de debate público. Desde casos infames de cultos que recurren al terrorismo y a la violencia, como Aum Shinrikyo, hasta aquellas que mas que preocupación, provocan vergüenza ajena. En este caso, se nos presenta una comunidad religiosa formada exclusivamente por mujeres, la cuales se dedican a una vida de devoción y ascetismo, aunque algunas enfrentan un conflicto interno al cuestionar la legitimidad y las intenciones de su líder. La inserción de este contexto permite a Kakuta explorar cómo las creencias y la fe pueden ser manipuladas y convertirse en herramientas de control emocional y psicológico, principalmente en personas que acuden en momentos de desesperación.
La narrativa de "La cigarra del octavo día" no solo destaca por su intensa exploración de los lazos rotos y la búsqueda de redención, sino también por cómo Kakuta maneja las complejidades de las relaciones humanas entrelazadas con los temas de poder, fe y vulnerabilidad. A medida que la historia de Kiwako se desarrolla, se revelan las capas de su propia lucha interna y deseo de pertenencia, mostrando cómo su acto inicial de desesperación se entrelaza con las vidas de aquellos a su alrededor.
Ambas novelas, aunque distintas en sus tramas, se entrelazan en su exploración de la maternidad y la identidad femenina, ofreciendo una perspectiva empática hacia las presiones sociales que moldean las vidas de las mujeres en la sociedad japonesa contemporánea.
Mitsuyo Kakuta es, a mi parecer, una voz esencial en la literatura japonesa. Sus obras traducidas al español son solo una muestra de su capacidad para contar historias que son a la vez íntimas y universales. "Ella en la otra orilla" y "La cigarra del octavo día" son ejemplos destacados de su talento y son altamente recomendables no solo por su mérito literario sino también por abordar aspectos de la cultura japonesa que frecuentemente quedan marginados en las obras de autores más mainstream.
Kakuta san tuvo la enorme amabilidad de platicar conmigo en persona acerca de sus libros. Aquellos que estén interesados en profundizar en su obra o escuchar las opiniones sobre los temas abordados directamente de la autora pueden checar la entrevista en el link de abajo.
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