Idioma original: español
Año de publicación: 2023
Valoración: recomendable
A riesgo de, a estas alturas, inventar la Re-member-seña voy a tener que entregarme a una algo futil digresión.
Hoy 13 de Mayo de 2024, la reseña se publica cuatro días después, he de devolver mi ejemplar de La reina del baile a la biblioteca barcelonesa donde lo tomé prestado. De hecho, hay otras cuatro peticiones del libro a continuación de la mía, así que entiendo que el libro está solicitado y por lo menos hay cuatro potenciales lectores, digamos, algo impacientes de que les llegue su turno. Ello implica que lo obtuve hace justo un mes, y que seguramente en cuanto me hice con el ejemplar - supongo que por algún comentario o alguna reseña que despertó mi curiosidad - no tardaría (la novela no alcanza las doscientas páginas) más de una semana en leerlo por lo que, mala costumbre que tengo de esperar a que llegue el día de publicar para afrontar su redacción, me lanzo a redactarla el día 12, y he de hacer un esfuerzo mental para recordar detalles memorables. De un libro que fue finalista del Premio Herralde.
Quiero decir: esta es una novela de estructura moderna, aunque ya algo convencional, Los capítulos dan saltos atrás en el tiempo y tienden a confluir: empezamos con un accidente de tráfico con nuestra protagonista y una adolescente en el vehículo. El juego de la casualidad trágica se pone en marcha y parece que toda la novela se enfoque en resolver cierto enigma: qué hacen esas dos personas juntas en ese vehículo, cuándo la evolución de la trama no las relaciona en absoluto. La protagonista se ha separado y ha viajado a casa de una amiga y anda por ahí un perro de curioso nombre (o curioso apellido) pero, cosas de las estructuras modernas aunque ya algo convencionales, no hay grandes sobresaltos argumentales al margen de esos hechos tan de hoy en día, los emparejamientos, las separaciones, los devaneos existenciales, cierta angustia generacional de ese rango de edades entre boomer y millenial. Todo simplemente OK, aunque la contratapa disponga de elogios más que encendidos de escritores de cierto perfil. La alternancia de capítulos y los diferentes tempos otorgan cierto aire de suspense. Aunque sabemos que el accidente no ha tenido efectos devastadores, el tiempo está congelado mientras se presenta la ayuda, las liberan del vehículo, la internan en la ambulancia y acuden al hospital. En la otra trama, todo es más dilatado, existe la relación, la ruptura, esa especie de huida sin rumbo, quizás demasiado estructurado para que todo quede así, abierto, estimulante, impecable desde el punto de vista narrativo.
Y otra vez, la duda. Por suerte (recuerdo muy vagamente Crash, una película algo enfermiza, creo recordar, de David Cronenberg, en que gente que había sufrido accidentes de tráfico se relacionaba de forma algo turbia) esta no es una novela que se recree en las casualidades que se esconden tras cierto tipo de tragedias. Más que morbosa, diría que es una novela dinámica y más bien esperanzada, o no del todo desesperanzada. Pero me preocupa eso, que en tres semanas su rastro se desvanezca hasta al punto de no retener una escena, una imagen, un párrafo.
¿Cómo puede ser recomendable una novela que se ha "desvanecido" de la conciencia del lector en apenas tres semanas?
ResponderEliminarIntentaré darle una pista: el libro tiene 171 páginas, pues creo que le faltan otras 171. Ni que decir tiene que el autor es muy libre de determinar la extensión de su obra, ni de que no
existan novelas con esa extensión perfectamente acabadas, incluso con menos. Lo que a mi juicio rebaja con mucho la categoría de "recomendable" es que la novela, una vez que está armada, se cierra abruptamente, queda pendiente de desarrollar, como si se hubiera acabado aprisa para poder presentarla al premio literario.
Qué pésima reseña.
ResponderEliminarLeí la novela y no entiendo cómo fue finalista del premio Herralde. Coincido con la reseña, hay algo al final que queda medio inconcluso o que se cierra de manera muy abrupta
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