Título original: Kasha (火車)
Traducción: Purificación Meseguer Cutillas
Año de publicación: 1992
Valoración: recomendable
Ya que está tan de moda el city pop japonés, qué mejor oportunidad para usarlo de soundtrack que disfrutar de un thriller ambientado en el Tokio de los 90s. Luces de neón, rascacielos, oficinistas, yakuzas, colegialas con uniforme de marinero, ¿qué más quieres?
Novela escrita por la Agatha Christie japonesa, la Henning Mankell nipona, la Stephen King del lejano oriente... bueno, me entienden. Miyuki Miyabe es toda una celebridad del mundo literario en Japón, aunque su trayectoria literaria tuvo un inicio curioso. Después de graduarse de una escuela técnica, Miyabe-san trabajó en un bufete de abogados como mecanógrafa, muy útil para escribir novelas policíacas. Ya bien entrados sus veintes, entró a un taller de escritura donde profesionalizaría su afición a la escritura. Hasta la fecha, no ha parado de escribir de manera compulsiva.
La novela aborda directamente el problema del sobreendeudamiento, que se volvió especialmente problemático durante la década perdida. El fácil acceso al crédito en los años previos al estallido de la burbuja económica llevó a muchos japoneses a acumular deudas insostenibles. “Kasha”, la carreta en llamas que lleva a las almas al infierno, me parece una buena metáfora para el espiral de endeudamiento y descenso hacia ese bajo mundo de vicios, juego y deudas. La novela también nos presenta una visión crítica del sistema de crédito japonés y su impacto en la identidad individual. A través de la historia, Miyabe sugiere que el valor de una persona se ha reducido a su solvencia financiera o historial de crédito. La trama pone de relieve cómo la crisis económica y el sistema de crédito afectaron profundamente la percepción de la identidad y el valor personal, llevando a algunos a adoptar medidas extremas para escapar de sus deudas (el seppuku ya no es exclusivo de los samuráis).
Miyabe ya era toda una experta en el oficio de escribir novelas de género cuando escribió "Kasha". Una novela policíaca de manual, en el buen sentido de la palabra. Miyabe desarrolla la trama a un muy buen ritmo, aunque tarda un poco en arrancar. Los giros de trama no son abruptos ni del todo inesperados, pero todo el conjunto da una sensación de coherencia y de redondez, donde no se dejan cabos sueltos. Los personajes principales están bien desarrollados, aunque algunos de los personajes secundarios carecen de profundidad y se cae en los estereotipos. Esto podría deberse al enfoque en el desarrollo de la trama y los temas sociales más que en la exploración profunda de cada personaje. Fuera de eso, es sin duda un libro recomendado para aquellos que añoran el fax y los directorios telefónicos.
Nota: La portada de esta edición es horrenda y no tiene nada que ver con la trama, si pueden, arránquenla.
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