Año de publicación: 2008
Valoración: entre recomendable y está bien
Vamos hoy con un libro de sugerente título y elegante cubierta, a fe mía, que resulta ser, sorpresa, una recopilación de cuentos chinos (*)... pero escritos por un español, el no menos elegante Andrés Ibáñez. Tal curiosidad resulta, hasta donde yo conozco, bastante insólita en el panorama literario hispánico; puede que haya más ejemplos, pero, a bote pronto, yo sólo recuerdo Bélver Yin, el alabado debut, en su (ya lejano) día, de Jesús Ferrero (una novela, por cierto, aún no reseñada en ULAD, y que debería estarlo).
En el caso de Ibáñez, éste se ha basado, sobre todo, en los cuentos tradicionales chinos para pergeñar ( hay quien diría "mixtificar") los suyos, aunque él mismo reconoce en el epílogo que los dos últimos, son, en el caso del más bien rococó Los piratas de los siete colores, un homenaje al cubano Lezama Lima, y en cuanto a La montaña del alma, un cuento que un chico auténtico difícilmente habría escrito de esa manera. En otros se habla del concepto del "mundo flotante" -justamente hay cuento titulado así-, como metáfora de los placeres sensualidad, el erotismo y la relajada disipación; esta idea, reconoce Ibáñez, la ha tomado de la literatura japonesa, más que de la china. Pero, vaya, para el lector no experto, como es un servidor, los 25 relatos del libro -algunos muy cortos tranquilo todo el mundo- tienen un aire de chineidad (¿se dice así?) bastante verosímil, aunque es posible que un eventual lector chino o, al menos, que conozca lo suficiente esta literatura, considere poco logrado el artificio.
En todo caso, y si nos atenemos tan sólo a su valía literaria (o a la valía del resultado, mejor dicho), entre los 25 cuentos encontramos al menos ocho o nueve bastante notables otros tantos que no están nada mal; es decir, que al menos dos terceras partes de esta selección merecen la pena. El mejor de ellos, en mi opinión, resulta ser la divertida Historia de Chi Hsin Mien, el insaciable, cuyo desaforado priapismo tenía desesperadas a sus tres esposas, Crisantemos, Peonía y Loto Blanco, y que juntos protagonizan una historia de fantasmas como no habéis leído otra. También están bastante bien La mujer del bandido, la ya mencionada Del mundo flotante (que casi se diría sacado de Las ciudades invisibles de Ítalo Calvino), Las hermanas Wang (un cuento que, por otra parte, veo difícil que pasara el filtro del Ministerio de Igualdad), Hay un camino, vitalista defensa de la literatura y la imaginación y que se complementa con el siguiente "relato": Los diferentes tipos de leyendas... También destacan El alquimista negro y su perro, con aire de parábola; la elegante y casi mínimalista fábula cíclica Marcas en el agua; El regreso, una historia de amor que parece inspirada en Las metamorfosis de Ovidio y, por último, el obviamente irisado y bastante cuqui Los piratas de los siete colores.
En conjunto, son cuentos que combinan suntuosidad con elegancia, erotismo con filosofía, audacia formal con (supuesta) tradición y en los que encontramos todo un imaginario -bellas muchachas y apuesto bandidos con nombre de flor, monjes, brujos, cortesanas, animales parlantes y espíritus...- que tanto puede venir de la riquísima cultura china como de la idea occidental sobre esa cultura... Tanto da, pues lo importante es el placer de leerlos y el tener al menos asegurada, al hacerlo, la sonrisa.
(*) Se entiende que cuentos chinos... no en su acepción metafórica en castellano, por favor.
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