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viernes, 24 de febrero de 2023

Reseña + Entrevista: Cromosoma Splatter, de VV.AA.

Idioma original: Español e inglés
Traducción: Albert Kadmon
Año de publicación: 2023
Valoración: Recomendable (especialmente para raritos)

Cromosoma Splatter compila ocho relatos. Ocho relatos salvajes, brutales, depravados y cáusticos. Personalmente, y contradiciendo así la autoridad del editor, no pienso que todos se puedan enmarcar dentro del splatterpunk. Lo que sí creo es que son una lectura exquisita para los amantes de la ficción transgresora, explícita y políticamente incorrecta.  

"Alas verdes", de Marilinda Guerrero, sorprende por la riqueza de sus toques fantásticos, su potente imaginería, su ritmo frenético y su valiente crítica social.

"Bebés adultos", de Sean Hawker, demuestra la solvencia del autor para la escatología y el humor negro. A mi juicio, roza la genialidad a su perversa e hilarante manera.

"Billy Billy esnifa pantis", de Simon McHardy, sigue en la línea de su predecesor. Ofrece personajes tremendamente obscenos y escenas la mar de retorcidas. 

"K-Nephilim", de Iain McWarburg, es una ida de olla en toda regla. La típica rareza que puedes releer una y otra vez sin llegar a entenderla al cien por cien, pero que disfrutarás igualmente. Fascina por su prosa, un batiburrillo de jerga posmoderna y palabros inventados, amén de por su argumento deliciosamente desconcertante.

"Tendido", de Ximi, recuerda vagamente a "El pozo y el péndulo" de Edgar Allan Poe. Aunque su final es un tanto predecible, entretiene de lo lindo y es bastante angustioso y gore.

"Cómo acabar con la gordofobia en diez recetas", de Ignatius Oscoz, es una gamberrada que ensambla distintos formatos para reflexionar sobre la falsedad de los medios de comunicación y la radicalidad de los antisistema.

"La sirena viene hacia mí", de Hank T. Cohen, resulta extraño y evocador. ¿Qué sería de la Sirenita si, tras ser abandonada por el hombre por el que renunció a todo, va recuperando poco a poco su antiguo poder?

"Princesa del muknang", de Rayne Havok, es una meditación en torno a la relativa insensibilidad a la que nos aboca el acceso a contenido digital ilimitado. El argumento en sí me ha parecido sumamente lineal, pero admito que me encanta la caracterización de las protagonistas, dos jovencitas amorales de cuidado.

En suma, Cromosoma Splatter me ha gustado. Lo recomiendo a quienes, como yo, sean un poco raritos. Creedme, vais a flipar.  


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A continuación adjuntamos un pequeño cuestionario que Albert Kadmon, editor de esta joyita, ha respondido con suma amabilidad:

ULAD: ¿Soy yo o el splatterpunk lo está petando últimamente? Creo que en el panorama angloparlante ha estallado con más fuerza, pero la verdad es que el hispano no le va a la zaga. Hay varias editoriales en español consagradas a difundirlo: la tuya, Dimensiones Ocultas, Colectivo Juan de Madre Presenta… ¿A qué crees que se debe el resurgimiento de este movimiento que, recordemos, tuvo su aparición décadas atrás de la mano de autores como Jack Ketchum, Poppy Z. Brite o Clive Barker?

A.K.: Ya lo profetizó la escritora Tamara Romero parafraseando a Stephen King: después de la pandemia iba a llegar una época de casquería literaria. Después de la experiencia colectiva del apocalipsis de baja o media intensidad hay géneros que, creo, a los lectores les saben a poco. Es como volver a probar las salsas picantes de tu súper tras una estancia en México. Hay cosas en las que no hay vuelta atrás y la experiencia literaria es una de ellas.

Por otro lado, aunque a veces a la gente le resulte difícil de imaginar, un libro no puede existir por sí solo. Los libros necesitan de un flujo económico, que en cada comunidad o género provienen de un lugar distinto, a menudo vinculado con instituciones estatales. En el caso del splatterpunk, ese flujo proviene de una comunidad que se autogestiona en el sentido que tiene autores, lectores, influencers, streamers, tiendas donde comprar los libros, campañas para apoyar autores enfermos, etc, pero lo hace al margen de instituciones y sobrevive en las redes sociales y los encuentros estilo KillerCon (aunque en la última TerCat también hubo mucho splatter en catalán). Esta comunidad sí lo está petando, pero sigue siendo una infraestructura muy volátil comparada con otras.

También hay que decir que no es el único género que goza de salud, hace poco hicimos un combate de antologías entre el weird y el splatterpunk con la editorial Holobionte: creo que lo que tienen en común ambos géneros es que reflejan el presente y no se alimentan tanto como otros de la nostalgia ochentera, más bien pretenden escapar de esa saturación.

ULAD: Aunque Cromosoma Splatter es, técnicamente hablando, una antología internacional, se centra exclusivamente en textos escritos en inglés y español. ¿Conoces splatterpunk de otras latitudes? Si es así, ¿qué recomiendas? ¿Tienes pensado presentarnos también alguna de esas obras en Phatosformel?

A.K.: Sí, que yo sepa hay también comunidades en Italia, Polonia y República Checa. Antes de que termine este año, en la línea de querer representar la escena internacional en nuestra editorial, aparecerán en la colección Campamento Sangriento dos cuentos de autores hardcore polacos.

ULAD: El primer, cuarto y penúltimo relato de Cromosoma Splatter podrían, a mi juicio, adscribirse dentro del weird o el bizarro. Pero tú eres el experto: ¿qué caracteriza al splatterpunk? ¿Qué le diferencia de subgéneros (por llamarlos de alguna manera) afines como el eroguro o los dos antes citados?

A.K.: La verdad es que la frontera entre los géneros no existe, no son estancos, más bien se crean (por los editores) proyecciones con fines mercadotécnicos. Hay muchas historias sobre las que podríamos discutir sobre si son bizarro, weird, splatterpunk u horror extremo. A favor de la confusión diré que Hank también participa en la antología weird y que el cuento de Marilianda apareció en la editorial weird colombiana Vestigio.

Contra la confusión te diré mis motivos para incluir estos cuentos. El primer cuento, el de Marilinda, tiene una máquina come hombres, me pareció una narración muy poética de algo violento. El cuarto cuento de McWarburg, autor de la casa por excelencia junto a Osetkinj, juega con conceptos como los genocidios o las masacres temporales como si el narrador fuera un niño, esa frivolidad con horrores absolutos me pareció apropiada. Finalmente, el penúltimo cuento contiene una masacre en un centro comercial, cien por cien splatterpunk, lo que sucede es que está narrada con el lirismo de Hank.

ULAD: ¿Cómo se toma la gente que se escriban y editen estas movidas? Imagino que habrá reacciones de todo tipo: desde fans incondicionales como yo a moralistas clamando al cielo. Esperemos, en todo caso, que si a alguien le ofende el splatterpunk, no se tome la justicia por su mano y elimine a todos sus partidarios. También sería un detalle por su parte que no recurriera a cauces legales.

A.K.: Todavía esperamos la denuncia del clan Pujol por la serie de Lo fàstic

Siempre hay alguien que se toma mal todo lo relacionado con el terror, leyendo las crónicas de Brian Keene puedes entrever casos de acosadores espeluznantes, supongo que es como la gravedad, un asunto del que no puedes escapar a menos de vayas a otro planeta. También te digo que no hay nadie mejor preparado para una buena venganza que un fervoroso lector de splatterpunk.

ULAD: He notado que en tus publicaciones pones trigger warnings. ¿Es esta una práctica extendida dentro de la comunidad splatterpunk? Porque yo imaginaba más bien lo contrario, que lo ideal es no poner al lector sobre aviso.

A.K.: Sí, es una práctica extendida, no la hemos inventado nosotros, por ejemplo todos los libros en inglés de Rayne Havok tienen esos avisos. No veo porqué no debería ponerlos. No queremos venderle un libro a nadie que no vaya a querer leerlo ni acabarlo. Por otro lado, todo el asunto de sacralizar el libro o la trama no va con nosotros.

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