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sábado, 18 de febrero de 2023

Reseña + Entrevista: Arauco, de Juan Manuel Zurita Soto

Idioma original: Español 
Año de publicación: 2022
Valoración: Entre recomendable y está bien

Arauco, primera novela de Juan Manuel Zurita Soto, da buena cuenta de la madurez del chileno, pues es el fruto de muchos años acumulando lecturas, observando el ambiente y conociendo al ser humano.   

¿De qué trata? Un periodista que se ha quedado sin trabajo regresa al pueblo en el que pasó su infancia y adolescencia, donde todavía viven sus padres. Allí se interesa por un crimen acaecido hace casi treinta años. 

«Lo mío tenía que ser una investigación periodística. (...) El expediente estaba lleno de contradicciones. Las había en las declaraciones de los testigos, en el propio testimonio de Leiva, en las diligencias policiales.» (94-95)

Ya veis que Arauco tiene un misterio a desentrañar y dosis de tensión. Sin embargo, ambos elementos, propios del relato policial, no son sino la excusa para hablar de otros temas: la idiosincrasia provincial, las dinámicas familiares, la rutina cotidiana, la vejez, la desidia de las autoridades, los prejuicios hacia la homosexualidad, el clasismo, el crecimiento personal, etc…

El tono que impregna la novela está muy logrado. Al principio tiene un poso melancólico o hasta triste, pero evoluciona paulatinamente, paralelamente al protagonista y narrador de la historia, hasta adquirir un talante estoico. 

Una calidad y desarrollo similares presentan las reflexiones que salpican estas páginas, acertadas ya giren en torno a la política, la sociología o la psicología. Adjunto un par de ellas a modo de ejemplo: 

«Mis choques con mis compañeros eran (...) poco profundos. Las discusiones se daban por esa necesidad adolescente de pelear, de diferenciarse, como si en ello estuviera la clave de todo. Una urgencia imperiosa de buscar el desacuerdo, la mirada particular, como si se pudiera lograr tan sólo con voluntad.» (35-36)

«De niños [mi hermano y yo] fuimos muy amigos, pero de adolescentes comenzamos a distanciarnos. No fue que peleáramos, sino que se iban forjando nuestras personalidades y, con ello, nuestras diferencias.» (134)

También funcionan bastante bien la prosa y el argumento de Arauco. Si bien la primera tiende a reiterar ciertos detalles, o a alargar innecesariamente determinadas escenas, es fluida a la par que profunda. Con el segundo sucede algo parecido; adolece de paja, pero por lo general está cargado de escenas relevantes y conmovedoras. Mis favoritas: la minuciosa descripción del crimen en el tercer capítulo o la visita a la hermana del acusado.

Quizá le pondría una pega a la obra: su desenlace es previsible. Tanto en lo que atañe a la elección catártica del protagonista como a la resolución del asesinato que estaba investigando.

En cualquier caso, Arauco es una ficción a tener en cuenta. Sobre todo si consideramos que es producto de un autor que llevaba tiempo rumiando qué quería comunicar y esperó a estar preparado para escribirlo.
  

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A continuación adjuntamos un pequeño cuestionario que Juan Manuel Zurita Soto ha respondido con suma amabilidad:

ULAD: Has esperado bastante para publicar (y deduzco que también para escribir) Arauco, tu primera novela. ¿A qué se debe? ¿Quizá llevabas tiempo dándole vueltas a lo que querías comunicar, pero estabas esperando a tener la experiencia y madurez suficientes para hacerlo?

J.M.Z.S.: Escribo desde adolescente, principalmente relatos, la mayoría sin acabar, pero desde hace algún tiempo comencé a con la idea de acabar algo, de dejar de decir «estoy escribiendo» —esa eterna justificación para no mostrar nunca nada— a «ya escribí», a tomarme en serio la idea de acabar algo. Creo que se debe también a cierto ordenamiento en las lecturas, en encontrar autores que me animaron a lanzarme yo también.

Coincidió aquello con la redacción de mi tesis: entre más avanzaba en ella, más leía y más escribía ficción. Comencé dos novelas, una de ellas fue Arauco, y me atreví a mostrarla a gente, a inscribirme en un taller que me obligó a ser disciplinado y a convencerme de que, quizá, sí que tenía algo que decir. Eso, más ciertos eventos personales (y el empujón de algunos amigos), me hicieron convencerme de que era publicable. La envié a Comba, les gustó; así que aquí está Arauco, la novela que «ya escribí».

ULAD: Sospecho que Arauco tiene bastante de autobiográfico. ¿Estoy en lo cierto?

J.M.Z.S.: Sí, tiene muchos aspectos de mi vida, es más, muchos amigos (especialmente quienes me conocen desde niño) dicen que es difícil separar al personaje de mi propia voz; pero, más que autobiográfica, es un tema de sensaciones, de ideas, miradas y percepciones que he tenido y que, obviamente, se cruzan con mis propias experiencias. El vivir en un pueblo, la relación que establece el personaje con su familia y con todo su entorno. Por otra parte, la historia que se cuenta es la mezcla de varios sucesos que pasaron, pero no sólo en mi pueblo, sino que recogí en mi experiencia como periodista.

ULAD: El protagonista de la novela tuvo a un profesor que dijo que un escritor necesita buena memoria. ¿Es tu caso? Entiendo que hay muchos recuerdos aquí metidos, entre los párrafos de ficción.

J.M.Z.S.: Más que un profesor, es la frase de un autor de tangos, Enrique Santos Discépolo. Mi tesis fue sobre él. Discépolo, en una entrevista, dijo que las emociones descritas en sus tangos no las estaba viviendo al momento de escribirlos, sino que el recuerdo de ellas, de ese momento en que las sufrió o padeció (sus tangos son dramáticos) era lo que lo animaba a utilizarlas. Eso, más la suma de todos esos momentos que uno vive en la vida, esos que muchas veces, más que nostalgia, traen vergüenza, se amalgaman en una suerte de archivo al cual eché mano para construir esta historia.

ULAD: Arauco transcurre años después de una dictadura. ¿Crees que Chile va en una buena dirección para sacudirse de encima el fantasma del régimen de Pinochet? 

J.M.Z.S.: Espero que sí, pero siguen perviviendo aspectos autoritarios en mi país. Creo que Chile entiende, tal cual muchos otros lugares que han vivido situaciones así de crueles, que eso no debe volver a ocurrir, pero debemos estar alertas ante ciertos signos. Soy profesor en una asignatura que trata sobre el tema, por lo cual me ha tocado leer y retomar ciertas reflexiones en torno a ello y el peligro está ahí. Hanna Arendt lo advierte. Es un tema de muchas aristas y ponerle adjetivos no hace más que banalizarlo, pero sí, creo que Chile puede dejar atrás a Pinochet. El tema es que no venga otro.

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