Idioma: español
Año de publicación: 2014
Valoración: recomendable
La "murderabilia" (que es algo que existe, aunque parezca mentira) consiste en el coleccionismo de objetos que tengan relación con crímenes o cualquier otro suceso siniestro: desde, como es obvio, las armas con que se cometieron asesinatos a objetos que pertenecieran a los asesinos o las víctimas, o que simplemente se encontraran en el lugar del crimen; cuadros pintados por serial-killers, fotos policiales, cartas desde la cárcel... en fin, ese tipo de cosas y muchas más. ¿Morboso, no? Bueno, recordemos el éxito que tienen entre muchos de nosotros los libros, películas y series sobre asesinatos y asesinos, no sólo de ficción, sino también los que han ocurrido en la realidad (hay un libro reciente de Vicente Garrido que trata de esto); tal vez ese coleccionismo, por escabroso y enfermizo que parezca, no suponga sino un paso más en esa dirección...
A la casa de uno de estos peculiares coleccionistas es adonde acude Malmö Rodríguez, un joven sin ocupación y que quiere ser escritor -aunque tampoco escribe- para venderle unos gatos que han pertenecido a su tío (mejor no cuento por qué). El tipo vive en un pueblo perdido en las montañas de algún estado indeterminado de EEUU (aunque lo mismo podría tratarse del Tirol o de Huesca), un lugar de mala muerte que sólo se anima con un festival de caza anual; aún así, y por razones que tampoco explicaré, Malmö decide quedarse allí, esperando encontrar alguna historia que plasmar en su novela. Y la encuentra vaya que sí... En fin, sólo puedo adelantar que emociones fuertes no le van a faltar.
Aviso, eso sí, que el cómic es un poco -bastante- truculento y, por tanto, no muy apto para estómagos delicados. Ayuda en su lectura, en cualquier caso, que el estilo de los dibujos de Álvaro Ortiz, no sólo sencillo, sino hasta esquemático, resulte incluso "cuqui", lo que, en principio, no debería casar con los momentos gore que nos aguardan en esta historia, ni, desde luego, con el punto morboso que la impregna; pero, de forma sorprendente, sí que lo hace, resultando el contraste entre forma y fondo bastante interesante... más, creo yo, que con unas ilustraciones de tipo realista.
En todo caso, es un cómic bastante entretenido, que uno se imagina fácilmente convertido tanto en una peli de serie B exitosa en Sitges como en una indie de autor estrenada en Sundance (o donde se estrenen ahora las pelis para coolturetas); tampoco hay que tomárselo demasiado en serio, en realidad, y dedicarse a disfrutar de la historia y los puntos de humo -negrísimo, eso sí- que contiene.
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