Año de publicación: 2021
Valoración: ¿Está bien?
El aspirante es la primera novela del cántabro Santi Mazarrasa. Aunque la he apreciado, se me ha hecho cuesta arriba. Eso se debe a que la atraviesan elementos de difícil asimilación. Por ejemplo, una estructura reiterativa, un tono por momentos pretencioso y un personaje que en casi doscientas páginas apenas evoluciona. Lo curioso es que estos elementos de difícil asimilación que menciono son deliberados e incluso me atrevería a decir que imprescindibles para que la obra de Mazarrasa funcione.
Pero vamos por partes. Primero, dejad que os presente a Cayo Valerio, el protagonista de esta historia. Cayo es un fracasado que pasa los días en el apartamento de su novia. Entre esas asfixiantes paredes es donde el lector es retenido a lo largo de todo el texto. Ni siquiera cuando aparece un "flashback" se nos permite respirar algo de aire, abandonar los espacios cerrados, durante mucho tiempo.
Además de en el apartamento de la novia de Cayo, el lector también está apresado en la claustrofóbica mente del propio Cayo. Ay, Cayo, estás hecho un lío. ¡Cuántos egos combatiendo los unos con los otros! ¡Cuánto autoengaño y cuánta autocompasión! ¡Cuánto dolor, sufrimiento, desesperación! Eso sí, que quede claro que te entiendo. Cómo no iba a hacerlo: reflejas buena parte de las dudas, miedos, incertidumbres y ansiedadades de mi generación, o de las generaciones limítrofes.
Porque sí, los Millenial y los Z estamos bien jodidos. El ser humano en general lo está, pero nosotros especialmente. Estamos sobrecualificados, pero no tenemos futuro ni laboral ni económicamente hablando. Perseguimos la individualidad a la vez que lamentamos no encajar en la sociedad. Somos responsables de varias mierdas, mas ni de la mitad de las que se nos acusa. Podría seguir horas y horas con este tema, pero creo que ya se entiende que Cayo funciona no sólo en tanto que personaje, sino que opera asimismo en tanto que tótem generacional.
La enjundia del libro no se limita sólo a Cayo, pues aquí hallamos también reflexiones metaliterarias, antropológicas y sociológicas la mar de interesantes, que complementan al estudio psicológico y la descripción demográfica. Sin embargo, estos dos últimos apartados son los que tienen más presencia, lo cual provoca que el conjunto sea absorbido por un solipsismo abrumador. Y esto me permite recuperar una de las pegas que le ponía al libro: el hecho de que su protagonista no evolucione. Transcurriendo tanto rato a su lado, pueden volverse frustrantes sus círculos viciosos, su limitada capacidad para autoanalizarse. En cualquier caso, insisto en que esto es una estrategia narrativa que Mazarrasa eligió.
En definitiva: El aspirante es una propuesta ambiciosa y, hasta cierto punto, valiosa, aunque quizás debería haberse escrito en un formato capaz de conciliar mejor sus búsquedas artísticas con el entretenimiento. Sea como fuere, lo que aporta no está mal y ayuda a visualizar lo jodidas que están las generaciones jóvenes.
También de Santiago Mazarrasa en ULAD: Caníbal sin dientes
Totalmente de acuerdo
ResponderEliminarEs un rollo.
ResponderEliminarMe cuesta dejar los libros, pero con este estoy atravesando una crisis...
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