Idioma original: inglés
Título original: Down with skool!
Año de publicación: 1953
Traducción: Jon Bilbao
Valoración: divertido
ha todos los ninios i niñas qe enpezais de nuebo el kurso eskolar: ¡No seais exklabos! no permitais la hopresion de padres i profes! Biva la livertaz, ermanos i ermanas de infortunio! ¡Abajo el colejio!
Uf... qué cansado es escribir así, os lo digo de verdad; más aún para una persona como un servidor, que no ha puesto una falta de ortografía en su VIDA (las que encontráis ocasionalmente en mis reseñas y que señaláis con suma y bienvenida gentileza son por culpa, en exclusiva, del defectuoso software del procesador de textos de blogger.com, os lo aseguro). Pero el caso es que así es como está escrito este libro de Geoffrey Willans -bueno, así no, claro, en inglés, cuidadosamente traducido por Jon Bilbao... o quizás debería escribir "cuidadosamente mal traducido"-, en el que un estudiante de uno de esos típicos colegios privados británicos, santuarios de los deportes de equipo y los castigos corporales, en este caso uno llamado San Custodio, nos ofrece un compendio de observaciones y consejos sobre compañeros, padres y profesores para sobrevivir a los años escolares sin dar ni golpe y recibiendo los menos posibles...
El resultado es una mezcla entre las aventuras de Guillermo el travieso, las del pequeño Nicolás (el original, se entiende) y un Harry Potter sin magia... Así, aprendemos que podemos tener como compañeros tanto a repelentes barbilindos como a prepotentes ricachones; la diversa tipología de "direztores" y sus instrumentos de castigo, así como la de esos infelices que son los profesores; cómo conseguir librarnos de sus clases, tanto de latín, mates o literatura, como de las excursiones botánicas o la religión -el poco eficaz método de aparecer vestido de ángel y colgando de una cuerda hasta que te castiguen por blasfemo). También cómo torturar a esos curiosos especímenes que son los padres y madres cuando acuden al colegio a visitar a sus vástagos o cómo evitar -o al menos divertirse con la infame comida que se sirve en San Custodio.
Como se ve, se trata de un texto muy divertido, aunque quizá su acidez se nos quede un tanto diluida en estos tiempos, pese a que las dosis de vitriolo no son escasas... claro que quizás aumentasen en los siguientes tres o cuatro libros que Willans escribió con el inefable Nigel Molesworth de protagonista, no lo sé...
"Pasa a menudo que los padres se preocupan por los pogresos de sus hijos. No se dan cuenta de que todos los niños son unos zoquetes sin celebro, lo que es fácil de conprender viendo a los padres."
En todo caso, el divertimento que supone este libro sería mucho menor sin las desopilantes ilustraciones de Ronald Searle, tan jocosas como el propio texto y que, en verdad, funcionan al margen de éste. Una delicia (bueno, según para quién...):
Así que, ya sabéis, niñas y niños, personas diminutas, que retomáis en estas fechas las clases, después del parénteisi veraniego: tal vez no os guste vuestro cole, vuestros profes o compañeros, pero siempre podía ser peor; podríaas estar en San Custodio... De cualquier forma, ahora y siempre: ¡Abajo el colejio!
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