Título original: The left hand of darkness
Traductor: Francisco Abelenda
Año de publicación: 1969
Valoración: imprescindible
Los escritores de lo que a veces se denomina "ficción imaginativa" (como si hubiera alguna ficción que no requiriese imaginación), y que incluye a la ciencia ficción, la fantasía o ciertas ramas del terror, tiene un trabajo extra, en oposición a los escritores de ficción realista. Porque si sitúas tu narración en el Madrid actual, o en el Londres victoriano, hay una serie de referentes (geográficos, culturales, lingüísticos, políticos, etc.) que el lector asume y que por lo tanto no hay que explicar explícitamente (salvo que se desee hacerlo, claro).
En cambio, si sitúas la acción en Mperg, o en Plazg X del Norte, o en Chemporg, todas esas cuestiones dejan de ser obvias y hay que explicitarlas: ¿dónde se sitúa ese lugar? ¿Es el mismo universo que el nuestro, y con la misma cronología? ¿Ese lugar tiene la misma atmósfera que la Tierra? ¿La misma gravedad, las mismas leyes físicas? ¿Cómo es el clima, la geología, la geografía, su fauna y su flora? ¿Tiene habitantes humanos o humanoides? ¿Cómo es su lengua, su cultura, su organización social y política, su economía, su alimentación, su religión si la tienen...? De hecho, un error muy común que se comete en estos casos, es introducir
al comienzo del libro (o de la película) un tocho indigesto de exposición donde
se intenta condensar todos los datos relevantes para poder comprender la
acción: dónde se sitúa, cuáles son las características del lugar, de
sus habitantes, algo de su historia previa, y después de un fundido a
negro o un salto de página empieza la acción propiamente dicha.
Por eso, a cualquier futuro/a escritor/a que se proponga crear un mundo ficcional para su obra le recomendaría que leyera La mano izquierda de la oscuridad de Ursula K. Le Guin, y que tomase notas, porque es toda una lección de lo que en inglés se llama world building o "creación de mundos" (entre otras cosas). Ursula K. Leguin hace lo opuesto del tocho expositivo incial: lanza la acción desde la primera página, provocando en el lector (deliberadamente) una cierta sensación de desorientación, y a partir de ahí, lentamente, magistralmente, va introduciendo más y más datos sobre el mundo en que nos encontramos y sobre sus habitantes. Y de hecho no dejará de hacerlo hasta literalmente la última página del libro, dando la impresión de que nos encontramos ante una novela que es también una enciclopedia del planeta Gueden (también conocido como Invierno) y de todo lo que contiene, pero al mismo tiempo consiguiendo que eso no interrumpa ni oculte la narración. La alternancia de capítulos narrativos con otros que conforman la mitología del planeta (algunos de ellos de una belleza abrumadora), o con fragmentos de los informes previos recogidos sobre el planeta ayudan a componer todo este mosaico de información compleja.
En cuanto a la historia propiamente dicha, viene a corresponder en cierto modo con el tópico del "extranjero en tierra extraña", lo que facilita la presentación progresiva del mundo. El protagonista y narrador de la mayoría de los capítulos es Genly Ai, enviado por el Ecumen (una especie de confederación pacífica de planetas) para convencer a los habitantes de Gueden de que se unan a ella. Primero lo intenta en Karhide, uno de los países del planeta, y cuando sus intentos resultan infructuosos, hace una nueva tentativa en Orgoreyn, el país rival de Karhide. En el desarrollo de estos esfuerzos diplomáticos, su camino se cruza con el de Estraven, consejero del rey de Karhide, con el cual establece una relación de progresivo descubrimiento y confianza mutua, y cuyo diario también se transcribe parcialmente en la novela.
Y, en realidad, creo que esa es la historia fundamental que se narra en La mano izquierda de la oscuridad: no tanto las relaciones y tensiones entre Karhide y Orgoyen, sino el proceso por el cual dos seres humanos, de planetas, culturas y hasta fisiologías diferentes, pueden aprender a reconocer su humanidad mutua, vencer el miedo y la desconfianza y aprender a comunicarse de la forma más pura y directa. Eso implicará que Genry Ai asimile y acepte la diferencia de Estraven, y viceversa, hasta convertirse en un sistema complejo de dos seres que se complementan y orbitan el uno alrededor del otro. Esta capacidad humana, esa empatía, parece ser el reverso luminoso de ese miedo o esa suspicacia con la que los poderosos de Karhide y Orgoyen pretenden regir sus vidas y destinos, con una complementariedad que remite para el ambiguo título de la novela y para la poesía tradicional de Gueden que le da origen (y que tiene indudables semejanzas, como el propio Genly Ai reconoce, con el Yin y el Yang taoísta):
La luz es la mano izquierda de la oscuridad,
y la oscuridad es la mano derecha de la luz.
Las dos son una, vida y muerte, juntas
como amantes en kémmer,
como manos unidas,
como el término y el camino
Uno de los aspectos que dificulta, al menos inicialmente, la comprensión mutua entre Genly Ai y Estraven (y es también uno de los aspectos más estudiados de la novela) es que los habitantes de Gueden son andróginos, tienen características masculinas y femininas, y durante la mayor parte del tiempo no sienten deseo sexual. Solo una vez al mes entran en una especie de celo llamada kemmer, durante la cual pueden adoptar el rol masculino o femenino en función de las circunstancias, tener relaciones sexuales y, eventualmente, quedarse embarazados. Esta indefinición sexual, que lleva aparejada la inexistencia del género como tal, tiene otras consecuencias en la organización social y cultural de Gueden: la guerra no existe, como no existe la competitividad o la división de roles sociales, y la vida se organiza en torno a los ciclos lunares de veintiséis días (divididos en dos series de trece) entre cada kemmer.
Y como ya se habrá ido viendo en la reseña, el lenguaje es otro de los elementos importantes en la comunicación (o falta de ella) entre Genly y Estraven: no solo el desconocimiento de ciertas palabras, sino sobre todo la equivalencia imperfecta de los conceptos entre lenguas diferentes, sobre todo cuando responden a diferencias sociales o culturales profundas. Es el caso, por ejemplo, de shifgrethor, un término intraducible que viene a referirse a un sentido del honor o de la lealtad personal, un orgullo propio que debe ser protegido y defendido, pero que puede también ser puesto de lado en determinadas situaciones. La incomprensión de shifgrethor por parte de Genly producirá una serie de malentendidos que solo con el tiempo y la progresiva confianza permitirán la apertura a conocer al otro.
Por si no ha quedado claro en los párrafos anteriores, lo digo aquí más claramente: La mano izquierda de la oscuridad es una obra maestra, no solo por la forma de sostener un mundo de ficción complejo, coherente y lleno de capas de información y sentido, sino también por la construcción de los personajes y su evolución; por la estructura compleja y rica de la novela; por la maestría técnica con la que es capaz de mantener la tensión durante páginas y páginas en las que, rigurosamente, apenas pasa nada; o por la belleza poética de aquellos fragmentos místicos con los que nos aproximamos a la visión del mundo de los guedenianos. Cualquier buen lector, sea aficionado a la ciencia ficción o no, debería hacerse con este libro, y degustarlo.
Nota sobre la edición: la copia que yo he leído de La mano izquierda de la oscuridad es de la edición cuya portada coloco al inicio, una edición especial limitada que Minotauro sacó hace unos años, y que se agotó, creo. Por suerte, actualmente hay disponible otra edición, también de Minotauro, y creo que con la misma traducción, y a un precio algo más asequible...
Leí La mano izquierda de la oscuridad a comienzos de los 80, poco después de haber terminado el colegio. Me lo había recomendado una amiga. Yo ya era fanático de la ciencia ficción y devoraba cuanto libro de Asimov o Arthur Clarke caía en mis manos. Este me impactó muy fuertemente. Como bien señala Santi en su reseña, era otra cosa. Especial. Con cuarenta años más en la mochila, debería volver a leerlo. Seguramente lo apreciaré tanto o más que cuando estaba recién saliendo de la adolescencia.
ResponderEliminarEl Puma
El año pasado descubrí, gracias a la recomendación de un amigo, a Ursula K Le Guin. Es una gran escritora. De su obra literaria me gustó especialmente el libro que hoy se trae a colación, El nombre del mundo es bosque y Las tumbas de Atuan (segunda entrega de la saga Terramar). Me queda por leer todavía Los desposeídos, que según dicen está muy bien.
ResponderEliminarA Le Guin la veo yo como a Buzzati, Vonnegut, Ginzburg y tantos otros escritores que se pueden considerar humanistas mayúsculos. Es cierto que en sus ficciones suele haber un final más o menos feliz, o al menos catártico, pero en ningún momento ocultan lo extenuante que resulta lograr dichos desenlaces, ni idealizan a ningún lado del conflicto.
Estoy cien por cien de acuerdo con la excelente reseña de Santi. El "worldbuilding" de La mano izquierda de la oscuridad es excelente. Y siempre se transmite al lector de manera orgánica, sin recurrir a "infodumpings" molestos. En cuanto a la estructura fragmentaria del texto, es sencillamente brillante. Va dando información complementaria sin que uno sienta que la acción principal se interrumpe. También destacaría las dinámicas de Genly y Estraven, realmente complejas y, por momentos, conmovedoras.
Eso sí, al mensaje de la posibilidad de conectar con nuestros semejantes, pese a los obstáculos lingüísticos, culturales, etc, le sumaría yo múltiples reflexiones de corte psicológico, sociológico y existencial que la autora va diseminando aquí y allá.
Me has contagiado unas ganas terribles de ir a comprar el libro ya. Cosa que haré. Saludos.
ResponderEliminarMuchas gracias por los comentarios y por complementar la reseña. Yo solo había leído otra obra de Le Guin, que me dejó más frío, y tenía algo de miedo de que me pasase lo mismo con esta, pero qué va, es un huracán y una obra maestra. Y con esa técnica de situarte en medio del mundo de ficción desde el principio, sin darte ninguna clave o explicación, te obliga a implicarte como lector inmediatamente, y creo que funciona de maravilla. Creo que dentro de un tiempo atacaré a Los desposeídos, que suele ser mencionada como otra obra maestra de Le Guin...
ResponderEliminarPues si me permites una apostilla a tu, por otra parte, excelente reseña, Santi (¡toma jabón!), yo creo que en la ficción histórica también hay que explicar muchas cosas al lector o a la mayoría de lectores, más, me temo, de las que pueda parecer en un país o parte del mundo dónde la escolarización es obligatoria hasta bien entrada la adolescencia... Eso sí, en mi opinión el "worldbuilding" que se ha de hacer en una buena novela histórica debe ser como el que comentas en ésta de Le Guin: no aturrando al lecctopr con un montón de explicaciones previas a la acción (aunque también hay a quien le gusta esta forma9, sino introduciéndolas de forma disimulada en el relato o al menos aprovechando las circunstancias de éste.
ResponderEliminarLibro excelente y que plantea debates interesantes sobre el género y las relaciones sociales aparte de ser un buen ejemplo de mundo construido como comentas. Gustará incluso a los que no suelen leer fantasía o ciencia ficción
ResponderEliminarEn los tiempos en los que Le Guin escribió esta magistral obra, el tema del género, la homosexualidad(con esto no estoy señalando que el libro trate sobre esto), o lo transigentes que deberíamos ser con lo diferente, era bastante más opresivo que en la actualidad. Nos queda mucho por recorrer. La imaginación de Úrsula y su humanismo siempre me parecerán encomiables, y junto a C Clarke y Bradbury son mis autores favoritos en el terreno de la ficción fusionada con la fantasía. Me sorprende que Santi no calificara de obra maestra imprescindible a una obra que desde mi humilde opinión todavía está más madurada, sí como la buena carne, que ésta. El tiempo no me da para extenderme más...No pasa un solo año sin que no les eche un ojo a todas las reseñas de vuestro blog. Salud!!!
ResponderEliminarMe refería a Los Desposeidos jeje
ResponderEliminarHola a todos otra vez!
ResponderEliminarEfectivamente, es una obra que, como todas las de Le Guin, permiten muchas lecturas y debates sobre temas antropológicos, sociales, políticos... Como casi toda la (buena) ciencia ficción, por otra parte, pero en el caso de Le Guin de una forma más clara, directa y profunda.
En relación con la cuestión del sexo/género, curiosamente he leído que Le Guin después se arrepintió y pidió disculpas por la forma como había descrito a los seres andróginos del planeta Gueden, por decsribirlos con rasgos masculinos a pesar de su androginia, y sobre todo porque les adjudicaba automáticamente una conducta heteronormativa, es decir, cuando entraban en "kemmer" la única opción posible parecía ser que uno adquiriese rasgos masculinos y el otro femeninos, la homosexualidad ni siquiera se planteaba. Y de hecho los dos protagonistas tiene una escena en la que perfectamente podrían haber llegado a "enrollarse", pero reaccionan como dos machotes que rechazan la mera idea de una relación homosexual.
La ciencia ficción actual, sobre todo, creo, la escrita por mujeres, ha explorado mucho más y sin tabús este tipo de cuestiones de sexo/género (me acuerdo por ejemplo de "36" de Nieves Delgado), que se relaciona también con la discusión sobre el límite de lo humano y lo animal, lo humano y lo artificial, el cyborg... Y aquí, claro, la referencia teórica inevitables es el "manifiesto cyborg" de Donna Haraway...
En fin, que da para mucho esta temática y este género.
hola, Anónimo.
ResponderEliminarSolopara evitar malentendidos (y corrígeme Santi si me equivoco), la reseña de "Los desposeídos" fue publicada por Santi, aunque se trata de una colaboración por lo que no es de su puño y letra.
Si Santi se anima a leerlo, espero que nos dé su valoración ;-)
Saludos
Marc
Leí Los desposeídos cuando ya estaba reseñada. Me gustó pero no le daría más de un Recomendable, que sea la suya más famosa no significa que sea la mejor.
ResponderEliminarCoincido con Montuenga, yo también leí "Los desposeídos" recientemente y también le daría un "Recomendable", no más. Pero me consta también que muchos lectores adoran ese libro por lo que es evidente que para gustos... A ver si Santi se anima a leerlo y nos cuenta.
ResponderEliminarSaludos
Marc
Pues ya tengo regalo que pedir para mi cumple cercano.Me habéis contagiado el entusiasmo
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