Idioma original: alemán
Título original: Gastfreundschaft
Año de publicación: 2020
Traducción: Ana Nuño
Valoración: Entre Recomendable y Está bien
«La verdadera medida de una sociedad es cómo trata al extraño, al migrante recién llegado o al refugiado.»
Esta es una de esas lecturas que solo por sus propiedades balsámicas ya me parece recomendable, y más teniendo en cuenta la etapa insólita que nos está tocando vivir, con tanta crispación e incertidumbre, y a la que no le vienen nada mal los discursos que contienen las tres S: serenos, sensatos y singulares. Serenos para sanarnos emocionalmente, sensatos para reconducirnos de tanta fake new y tanta demagogia monorraíl y populista, y singulares para enseñarnos a ver el mundo desde ópticas nuevas, lo que nos puede llevar a responder de una forma creativa y eficiente a las viejas preguntas de siempre.
Resumen resumido: la autora reflexiona sobre cómo el individuo moderno interacciona con sus semejantes y con el planeta, en términos de hospitalidad y hostilidad, con continuas referencias a la cultura gastronómica sij y desarrollando nuevos significados alrededor de los conceptos de anfitrión e invitado.
Priya Basil es de origen hindú (sij) aunque nació en Londres y se crió en Kenia. Por motivos familiares regresó a UK para sus estudios superiores y es, a día de hoy, una orgullosa ciudadana berlinesa. De tal periplo vital deriva, imagino, esa visión amplia y multicultural sobre cualquier asunto en el que fija su mirada sensible, inteligente y empática. Pero más que su mirada, sorprende ya en los primeros párrafos su voz narrativa. No he tenido ocasión de encontrarme con demasiadas voces como esta, tan generosa y honesta, ni en ficción ni en ensayo, que se dirige al lector de igual a igual y con la cercanía adecuada.
Pero esa voz, sin embargo, también es capaz de decir cosas como que el poder se manifiesta con frecuencia derrochando hostilidad y hospitalidad para después justificarlo históricamente. Y a partir de ahí desarrolla todo un discurso que va desde el significado de cocinar para otros, hasta el cuidado del propio cuerpo, del planeta o los vergonzosos episodios recientes de la Unión Europea en relación a los refugiados. Priya Basil observa siempre desde una posición de humildad que no la exime de ejercer la autocrítica hacia su propia persona o hacia el entorno en el que se crió o su propia sociedad de acogida.
«Defender una salchicha puede representar para algunos alemanes lo mismo que defender su cultura (…). Al comienzo me pareció despreciable la manía, en los debates públicos, de discutir sobre la idoneidad o no de servir carne de cerdo en las escuelas alemanas, donde hay inscrito un gran número de niños musulmanes. Recuerdo especialmente uno de esos debates. Se celebró en 2016, un año después de la llegada a Alemania de aproximadamente ochocientas mil personas, la mayoría de ellos refugiados sirios que huían de la guerra en su país (…). Me irritaba especialmente la brigada de orden público que actúa como si la identidad alemana estuviera contenida en la palabra Wurst, hasta que recordé que las discusiones en torno a la comida son batallas impostadas, detrás de las cuales anidan interrogantes más serios: ¿En qué nos estamos convirtiendo? ¿Qué queremos ser?»
Pero el verdadero germen de todo su discurso radica continuamente en la afirmación de que lo personal es político; un hecho aparentemente anecdótico y personal es un reflejo a pequeña escala (y a su vez causa y efecto) del panorama social, colectivo y, por supuesto, político.
«Por eso muchos pueden convertirse en uno solo, en un “cuerpo” político creado por la preocupación colectiva, alimentado por un esfuerzo en común. Es una forma de hospitalidad cooperativa, que es quizás el otro nombre de la democracia real.»
Elogio de la hospitalidad tiene tan sólo ciento treinta páginas que se leen prácticamente solas. El ensayo emplea la técnica de ir alternando retazos con las diferentes ideas, ya bien en forma de experiencia personal de la autora, de datos reales, de referencias filosóficas, con el objetivo de hacer el discurso más ameno y así «desacademizarlo». Y sí lo «desacademiza», pero también lo deshilacha contribuyendo, en mi opinión, a debilitarlo en su tramo final. Puede ser una percepción personal que requiera de una segunda lectura para confirmarse. También me ha sucedido que pese a que durante todo el ensayo no he hecho más que subrayar y disfrutar con las ideas que iban aflorando, al terminar me he olvidado de él completamente. Sin mayor reflexión. Y no ha sido hasta el momento de escribir la reseña y releer mis notas y subrayados que he vuelto a reparar en el interés de todo lo que Priya Basil nos cuenta. Y es por eso que se queda entre un Está bien y un Recomendable aunque tire un poco más hacia lo segundo. Que lecturas como esta nunca están de más y solo pueden contribuir a que abramos un poco nuestra visión del mundo y a que ejerzamos algo de autocrítica.
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