Idioma original: francés
Título original: Le Banquet annuel de la Confrérie des fossoyeurs
Año de publicación: 2020
Traducción: Robert Juan-Cantavella
Valoración: Bastante más que recomendable
En una situación ideal, en la que las listas de los mejores libros del año se publicaran el 31 de diciembre o, incluso mejor aún, el 1 de enero (me refiero a las listas fetén, como la de este blog, y no a las de los medios que se suponen están a la Vanguardia Cultural del País y que luego dejan mucho que desear...), este libro debería haber entrado en las últimas, si no como "novela del año" (que quizás también), sin lugar a dudas como el que tien la mejor cubierta y, muy probablemente, el mejor título del año.
¿Será también la mejor novela del año, la mejor publicado en el malhadado 2020, me refiero? Pues eso ya, al gusto, claro, pero bien podría serlo: se trata de una novela torrencial, caleidoscópica y totalizadora, o casi. En ella, Mathias Enard vuelve a su región de origen en el oeste de Francia, y sitúa el centro de su mundo narrativo en La Pierre-Saint-Christophe (a un tiro de piedra de su Niort natal), en el departamento de Deux-Sévres, en la frontera entre el laberíntico Marais Pointivin y las llanuras del Poitou, entre la misteriosa Vendée y las dulzuras de Aquitania; un pequeño pueblo donde se instala el joven antropólogo David Mazon para realizar una serie de entrevistas a una muestra seleccionada de la más variopinta de lo que pueda parecer población local, con vistas a elaborar su tesis doctoral. Un pueblo del que su alcalde y enterrador es miembro prominente -y ya llegamos al titulo de la novela- de la Muy Noble (o por lo menos antigua pues data de los tiempos de la Tercera Cruzada, nada menos) Cofradía de Sepultureros, que cada año celebran un pantagruélico -y nunca mejor dicho- banquete durante esos pocos días en que la Parca les deja un descanso.
Porque este banquete, de inequívoca impronta rabelesiano, constituye el núcleo dentral del libro y la muerte -perdón, la Muerte-, la protagonista indiscutible que recorre todas sus páginas. O más bien lo es la danza eterna entre la Muerte y la Vida enlazadas, que giran en una polka o un vals enfebrecido, como la Rueda que determina qué criatura, infeliz o afortunada, nos va a tocar ser en la próxima reeencarnación; esto es, la música con la que bailan las otras dos...
Novela poliédrica tanto en lo estilístico como en el fascinante despliegue de personajes: conoceremos los goces y desventuras tanto de curas como de jabalíes, de brujas improbables como de marineros olvidados, de trovadores medievales y de guerreros protestantes, de soldados enloquecidos y criminales destarifados, de tontos sabios y sabios algo tontos, de santas, peluqueras, artistas y gusanos. Toda clase de criaturas, en realidad (incluyamos árboles y fenómenos meteorlógicos) protagonizan esta novela que puede resultar excesiva, lo admito, a quienes gusten de narraciones más minimalistas, que no quieran darse un atracón literario mientras los alewgres sepultureros se dan a su vez uno a base de manjares saturados de colesterol y vinos selectos. Reconozco, ya digo, que puede no ser una novela para todos los paladares -también es un poco salaz, a veces y lo de hablar tanto de la Muerte puede darle mal fario a más de un lector o lectora, claro-, pero, en cualquier caso, hay que reconocerle la ambición, el nervio literario e incluso la visión a esta obra. Que sea o no el libro del año es lo de menos (total, fíate tú de los que hacen listas, empezando por un servidor), porque sí que es, sin lugar a dudas, un pedazo de libro, una novela para relamerse, degustar y devorar hasta quedar ahíto, ebrio y satisfecho como un sepulturero tras su banquete anual. Que así sea.
Otros títulos de Mathias Enard reseñados en Un libro Al Día: Zona, Brújula, Habladles de batallas, de reyes y elefantes
En el programa literario "Página dos", Oscar López entrevistó a Enard y me dio la impresión que el entrevistador o no se había leído toda la novela o ésta había podido con él.
ResponderEliminarEs cierto que Enard es un autor nada fácil, pero su maestría literaria está fuera de dudas.
Gracias por incluir el traductor de la versión en castellano - falta por incluir en traductor de la versión en catalán.
Puestos a iniciar listas, el mejor para mí: BOULDER.
Bueno año y buenas lecturas.
Hola, Ángel:
EliminarAnte todo, gracias por el pronto comentario. Te diré que a mí Enard no me parece un autor difícil, aunque sí torrencial y más en este caso, que son casi 500 páginas de novela. Así que no me extraña que el entrevistador no hubiera acabado la novela o sólo la hubiese ojeado. De todos modos, hace tiempo que sospecho que muchos periodistas o prescriptores literarios no leen algunos libros que recomiendainsinuadla única explicación que encuentro a ciertas listas de "lo mejor del año", como he insinuado en la reseña.
Sobre la traducción, te aclaro que el criterio que seguimos en este blog, cuando no hemos leído el libro en su lengua original, es poner el traductor de la versión que hemos leído, que en este caso es la castellana. Otra cosa es que cuando alguien ha leído un libro en catalán, que suele ser más habitual, tenga el detalle de poner también quién lo ha traducido al castellano, si es que se ha hecho, puesto que éste es el idioma en que se publican las reseñas y entendemos que será la versión a laque accederán la mayoría de nuestrosnuestrres interesados. Pero a la inversa nunca se ha hecho, que yo recuerde; de todas formas, previa consulta en Google te puedo decir que el traductor al catalán es Jordi Martin Lloret y el libro ha sido publicado por la editorial Empúries.
Un saludo y gracias de nuevo por la visita.
Tiene buena pinta juan.. Gracias por la reseña mayor Thompson
ResponderEliminarCómo lo descargo?
ResponderEliminarTenía ganas de leer esta reseña. La entrevista de Página2, salvo saber del perfecto dominio del castellano de Enard, no me despejó ninguna duda. No es por hacer de abogado del diablo pero Enard no transmitió nada especial , no vayamos a echarle la culpa sólo a Óscar López.
ResponderEliminarLe eché un vistazo en la librería hay que ser justos y las 500 páginas son 500 páginas con un tamaño de letra de bestseller (no digo que este libro tenga tal consideración, ojalá lo fuera a tenor de la reseña). Siendo generosos en letra de tamaño estandar serían como mínimo 150 menos. Está ya uno cansado de ojear “tochos comerciales” que lo son, tochos se refiere, por tamaño de letra, espaciado, márgenes, etc. Debe ser que el comprador del bestseller debe apreciar el grosor y la tapa dura para justificar dejarse más de 20 euros en el libro. Hay cientos de ejemplos de muchas de más de 200 que en realidad no pasan de ser novelas breves, no lo que se pretende vender.
Al margen de este desvarío pagínelo, agradezco enormemente tu reseña, Juan.
No conocía de nada al autor hasta que dando una vuelta por una librería, hace unas semanas, vi el libro y su portada y titulo consiguieron, cómo se pretendía, cómo indicas, seguro, llamar mi atención. Me puse a buscar cosas del autor y alguna reseña del libro y lo tengo apuntado para leer en el futuro.
ResponderEliminarPinta bien. Como dices, Juan, es torrencial, pero no difícil. Para mí ameno y muy recomendable. Lo digo por "Zona". Este me lo apunto. Por cierto, la portada, un puntazo.
ResponderEliminarNo me parece difícil este autor. Exigente, sí... Creo que no es lo mismo. La erudición (mucha en Énard) no es dificultad, solo que el lector muy culto e instruido disfrutará matices que yo, por ejemplo, no apreciaré. Pero eso no es sinónimo de dificultad, porque la lectura de sus libros es amena aunque no sea amable con el lector ni te regale cuentos de hadas donde todo es de color de rosa.
ResponderEliminarÉnard sirve platos de alta cocina, no una hamburguesa de McDonald's. Es mucho más agradable y fácil de comer lo primero.
Muy buena pinta, y una reseña de chapeau. Enhorabuena, compañero.
ResponderEliminarHola a todos:
ResponderEliminarEn primer lugar, muchas gracias por visitar nuestro blog y dejar estos comentarios.
Por otro lado, estoy de acuerdo en que Enard no es un autor que, a priori, parezca muy "mediático", aunque también he de decir que yo leí por primera vez una novela suya, que fue "Brujula", a raiz de una entrevista que escuché en Radio 3.
Sobre el tamaño de la letra, extensión del texto, etc. no sé qué decirte, Goyo; tengo ahora mismo delante el libro y me parece un tamaño muy normal y lo mismo sobre la justificación, márgenes, etc. Normal o habitual para ser una primera edición, quiero decir (aubque la tapa no sea dura), no para una de bolsillo o rústica. Tampoco me gustaría que alguien se quedase con la idea de que se trara de un típico "best-seller" ni nadadeeso; el livro más bien entraen la pasmosa categoría de "novela litetaria" ( quiera decir esto lo que sea)... De todas formas, yo también tengo la sospecha de que las editoriales prefieren que los libros que tienen visos más comercialessean un poco tochos, seguramente para hacer desistir a quien pretenda descargarselos ilegañnebte, pirque a partir de cierto número de páginas, siempre es preferible el papel.
Sobre la llamativa cubierta, yo creo que no tratarealidae ser un reclamo, sino que en verdad tiene algo que ver con la novela.
Por último, y ya acabo, me gusta tu metáfora culinaria, Óscar, pero yo diría que, más que "haute-cuisine", esta novela es un banquete de cocinactradicional francesa, como el que se matcan los sepultureros en el libro, y más concretamente, la suculenta lista de manjares y caldos que se mete entre pecho y espalda el chambelán Pollaúd (quien lea el libro lo comprobará): apetitosa, variada y sustanciosa. Y en una cantidad más que generosa.
Me encantó "Calle de los ladrones" de este autor, con un final impresionante, un libro muy accesible (me refiero en cuanto a dificultad en su lectura), aunque sí que he leído que tiene otros títulos más difíciles. No sé si me atreveré con el de esta reseña. Su conocimiento del español se debe a que estuvo viviendo en Barcelona, la novela que acabó de mencionar se desarrolla en su última parte allí.
ResponderEliminarNo sé muy bien que es lo que mete Enard en su cocina, pero el paladar siempre lo agradece. Un autor que nunca me ha defraudado. Hoy me pido a los reyes este banquete, espero que me oigan.
ResponderEliminarBuenos días Goyo, es evidente que Enard no "vendió" en exceso su novela; pero quién debe incidir es el entrevistador. En muchos otros programas se ve a Oscar López mas suelto, más cercano al libro que se comenta. No es es una crítica, sino constatar, que en mi opinión, falto algo de "comida" en la entrevista.
ResponderEliminarDe todos modos, alegremos nos por la existencia de "Págiuna dos", No hay demasiados programas culturales ni en televisión ni tampoco en la radio.
Para "Anónimo", indicarte que Enard habla un catalán con un un buen nivel; no iguala su castellano pero sería buena cosa que muchos aprendieran de él.
Larga vida a Página Dos, Ángel. Absolutamente de acuerdo.
ResponderEliminarPara Angel Fernández
ResponderEliminarQuiere usted decir que por el hecho de hablar catalán eleva su calidad como escritor o como ser humano respecto a otros que no lo hablan ??
Eso se llama racismo...
Podría hablar también ballena pero no lo hace ... Es mejor o peor que otros ¿
Fascismo soterrado y silente
Querido anónimo, yo creo que Angel Fernández no ha querido decir eso. Que se le ve el ramalazo nacionalista es más que evidente pero de ahí a malinterpretar sus palabras hay un trecho. A nadie se le escapa si se sigue un poco el blog que los reseñadores en general y salvando su bendita diversidad tienen tendencias políticas nada disimuladas que no son precisamente las mías, así, por resumir. Dejémosles con sus opiniones políticas mientras nos deleiten con este estupendo blog. Lo dicho, no busquemos líos , que ya hay bastantes, y recordad la conocida cita del Nuevo Testamento, San Mateo creo, de “haz el amor todo lo que puedas y no la guerra, leches”.
ResponderEliminarBuen, bueno, haya paz y amor, como pide Jenaro... tampoco hace falta ofuscarse cada vez que se oye o se lee el término "catalán" y convertirse en un esbirro de Hydra, como el Soldado de Invierno cuando escuchaba "vagón de carga" (cierto que era en ruso, que siempre suena más coactivo).
ResponderEliminarMathias Enard hablará mejor o peor la lengua catalana y la castellana porque vive o ha vivido en Barcelona, lo mismo que, según tengo entendido, habla árabe y pers...Uy, perdón, que igual ahora alguien se pone a desbarrar contra el Islam y la Yihad y hasta el moro Muza... Olvidaos y feliz año a todo el mundo... Feliç Any a tots i totes, collons!
Quería puntualizar que mi comentario sobre el castellano de Enard no tenía ningún ánimo de polemizar y era en respuesta al de Goyo cuando señaló que hablaba un perfecto castellano. No sabía que también hablaba el catalán, me parece perfecto.
ResponderEliminarSuscribo las sabias palabras de Jenaro, los de ULAD a veces se ponen un pelín "progres" pero les queremos igual :-). Feliz año!
Señor Jenaro: mire usted, si felicitar ha alguien por hablar un idioma, se cual sea esa lengua, es ser nacionalista, entonces mejor apagar y salir de la habitación.
ResponderEliminarCuando Goyo, comentó el buen castellano de Enard, nadie le tildó de "nacionalista castellano".
Señor Anónimo: el hablar un idioma u otro no hace mejor a un escritor; pero si demuestra que no tiene una limitación mental para hacer algo suyo aquello que le es en un principio ajeno.
El racismo es lo contrario a la cultura - si ya sé, que los nazis eran muy cultos - y el conocimiento de una lengua extraña/extranjera es un buen inicio para no ser racista.
Reciban ustedes mis mejores deseos para este año.
Para mí la belleza de un texto literario depende del talento de su autor y nunca de su lengua, aunque existan lenguas con más tradición literaria que otras etc. Pero quien escribe bien en vasco, pongo por ejemplo, escribe bien gracias a su capacidad expresiva en esa lengua, y no por la lengua sin más. La lengua hará a las naciones, como piensan los nacionalistas de todo pelaje; pero son los escritores los que depuran la lengua, elevándola de rango. Y detrás están las academias, las instituciones, que "fijan, limpian y dan esplendor." Esto parece de Perogrullo, pero a veces da la impresión de que se valora a ciertos autores no por su producción sino por su lengua. Esto es bastante típico, a mi juicio, en los escritores en lenguas minoritarias, quizá porque se necesita dotar a esa lengua de una tradición literaria de la que carece, o para reforzarla con nombres clásicos etc. Todos quieren tener un Cervantes o un Shakespeare entre sus compatriotas. La genealogía cultural como identidad colectiva que refuerza el orgullo nacional etc. Y como la lengua es un elemento capital en la construcción simbólica de los nacionalismos, es hasta cierto punto normal que los nacionalismos minoritarios de naciones con lenguas pequeñas quieran elaborar su canon literario con lo que tienen más a mano, sea esto bueno o malo. El control político de las lenguas minoritarias es más intenso que en las lenguas mayoritarias, más seguras de sí mismas y más libres en ese sentido, más autónomas. De ahí, creo, ese tono politizado y reivindicativo, tácito o expreso, consciente o inconsciente, que poseen bastantes libros de autores en lenguas minoritarias. Pero si la literatura y la lengua en general se convierten en instrumento de transmisión de ideas políticas entramos en el terreno de lo didáctico, moralizante, panfletario etc. Además de una vocación, la creación literaria se convierte en un compromiso. No digo que un libro sea malo por tener una fuerte carga política, en absoluto, pero a la larga creo que una lengua politizada se empobrece y empobrece la cultura de la que forma parte esencial. Es mi opinión.
ResponderEliminar"El racismo es lo contrario a la cultura." Ojalá fuera así. Lo dudo. El racismo es una construcción intelectual que trata de justificarse en la ciencia: antropología, historia, psicología, zoología. El racismo, en todas sus variedades, es en el fondo una cultura política más. La xenofobia, en cambio, parece algo más instintivo y menos cultural. Casi para que la estudien los etólogos.
Perdón por el rollo y saludos cordiales.
Hola, Juan:
ResponderEliminarEstoy viendo las reseñas de los últimos días y este libro me ha llamado la atención.Tiene pinta de ameno, entretenido y con un punto de bizarrismo. El título de entrada me ha parecido horrible, pero la cubierta es genial. Me ha recordado lo que me gusta que me miren las cabras de frente.
En cuanto a los comentarios, pues no sé, como estudiante de esperanto, idioma con gran futuro, todo me parece bien.
Saludos
P.D: Me acabo de dar cuenta de que el título a ti te encantará (sepultureros-cementerios)
Hola, Lupita:
ResponderEliminarMe ha encantado más el pantagruélico banquete en el que los sepultureros se ponen tibios... Ellos en sí no son demadiado atractivos.
Un daludo y sigue con el esperanto, que nunca se sabe...
Un tratado de antropología a lo Enard. A veces parece un divertimento. Intuyo que el autor tuvo que pasárselo muy bien escribiendo este libro. Yo por lo menos sí que me lo que pasado en grande.
ResponderEliminarNo quiero echar leña a ningún fuego, pero ahora mismo estoy viendo una entrevista en catalán a Mathias Enard y, en efecto, habla un catalán que sospecho que ya le gustaría a muchos nativos y a mí mismo, aunque no lo sea.
ResponderEliminarLa entrevista, que por cierto tiene lugar en un cementerio, cómo jo, está de lo más interesante; por si a alguien le interesa supongo que estará disponible en internet; el programa se llama " Tot el temps del món", en el Canal 33.
Juan, lo he visto un rato. Me han encantado el libro en el nicho del principio, y el francalán del escritor.Desde niña me encanta ir al cementerio, no eres el único.
ResponderEliminarSaludos
A ver, puntualicemos, que me niego a quedar yo como el más ratito de ULAD (no quiero decir que tú lo seas, Lupita... bueno ya me entiendes, ejem...): sólo voy a cementerios a visitar tumbas de escritores para recabar material gráfico para el Biblio-Necrophiliac Quiz. Bueno, y a sacrificar gallinas en honor a Ochún y Eleggbá, pero eso es otro tema...
ResponderEliminarPor cierto, un afectuoso saludo a mi compañero del insti que una noche de borrachera se coló en un cementerio a hacer el chorras, con la mala suerte de que pasaba un ciche-patrulla y acabó detenido, juzgado y condenado por profanación de tumbas... Superad ese C V, si podéis ; )
Si tuviera un cementerio cerca, me iría allí a leer. Es el mejor sitio del mundo para ello, fuera de casa.
ResponderEliminarLeer el Quijote en el cementerio.
Mola
Quizás leer Drácula, no te digo que no.. Si fuera el cementerio de Highgate, además, mucho mejor ; )
ResponderEliminarPor qué nos torturais con vuestras tonterías.. vaya dos
ResponderEliminarPor cierto, amigos, que tanto si viajáis para visitar cementerios o lo que sea, como si os quedáis en casa leyendo este blog, me permito recomendaros el uso de algún laxante suave, que no veáis lo perjudicial que es para la salud el estreñimiento...
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