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viernes, 13 de noviembre de 2020

Ray Bradbury: La feria de las tinieblas


Idioma original: inglés

Título original: Something Wicked this Way Comes

Año de publicación: 1962

Traducción: Joaquín Valdivieso Navarro

Valoración: sin duda, recomendable



El pasado 23 de octubre me sumé a una iniciativa tuitera que consistía, sencillamente, en ponerse a leer esa misma noche y cuanta más gente a la vez mejor, esta novela de Ray Bradbury, La feria de las tinieblas, sin más razón que el que la acción de la misma comienza, justamente, la tarde-noche de un 23 de octubre, en una pequeña ciudad norteamericana, cuando dos chavales , de 13 años, amigos y vecinos, Will y Jim, reciben la visita de un curioso vendedor de pararrayos... Esa misma noche tormentosa, una feria de aire misterioso se establece a las afueras de la ciudad. Tal feria, dirigida por los inquietantes señores Cooger y Dark -a.k.a. El Hombre Ilustrado, por estar cubierto de tatuajes, no por saberse de memoria la Enciclopedia de D'Alambert- cuenta con toda una serie de "monstruos" o "extraños": el Hombre Esqueleto, la Bruja del Polvo, Cabeza de Alfiler, etc. además de con otras atracciones típicas, como el consabido Laberinto de Espejos o, sobre todo, un peculiar tiovivo que acaba por revelarse como el eje alrededor del que gira, y nunca mejor dicho, toda la trama... Por resumir ésta sin desvelar demasiado, diré que los chicos se enteran de cierto escabroso secreto relacionado con la feria, lo que les pone en grave peligro y acaban recurriendo al señor hathaway, padre de Will y conserje de la Biblioteca pública -comento esto porque ese lugar tiene cierta importancia en la historia y además creo que fue un bonito detalle y sin duda un guiño de Bradbury hacia su propia infancia y juventud lectora-; no contaré más, pero sí os aseguro que la novela está llena de momentos de suspense, y de imágenes de lo más sugestivas, de las que cuesta borrarse de la memoria...

No he frecuentado demasiado a Ray Bradbury y cuando comencé a leer esta novela recordé el motivo: el estilo de su prosa me resultaba excesivamente enfática, poética cuando no hacía falta y elusiva o elíptica cuando menos aún... o al menos así me lo pareció al comienzo del libro, cuando lo que se narran son hechos cotidianos, "normales" dentro de un orden; sin embargo, la sorpresa para mí ha sido que, cuando la trama del libro comenzaba a comenzaba a acelerar el ritmo, hasta llegar a ser trepidante y el trasfondo, completamente fantástico, este estilo, que yo había pensado que no serviría para contar semejante tipo de historias, funciona a las mil maravillas y no chirría las metáforas, símiles, hipérboles y demás recursos esdrújulos que despacha el autor con no poca generosidad. Ni tampoco el lirismo que hace presencia a lo largo de casi toda la narración... Ya digo, una sorpresa de lo más agradable, sin duda.

Aparte de ser una estupenda historia de aventuras juveniles y una refrescante variación en el género del terror (al menos, seguro que lo fue en su momento), se le puede encontrar algún otro significado a esta novela. Por supuesto, es una representación  de la sempiterna lucha entre el bien y el mal o, más sutilmente, entre la firmeza en hacer lo correcto y la tentación de sucumbir a la debilidad, que quien más quien menos, todo el mundo  sufre en su interior... Pero el verdadero tema de fondo, me parece a mí, es el tiempo y sus servidumbres; el transcurrir del tiempo que, por lento o por rápido, obsesiona a varios de los personajes de la novela -para empezar, el padre de Will, a quien, por insólito que nos pueda parecer ahora, aunque no lo fuera tanto en 1963, se le considera ya viejo a sus 54 años-; el avance inexorable de un enemigo, de una amenaza mayor y más cierta que cualquiera que se pueda esconder en la Feria de las Tinieblas.

Nota: Esta novela fue llevada al cine al menos en 1983 (creo que hay otra versión más reciente o se pretendía hacerla, al menos), con guion del propio Bradbury y del británico John Mortimer, quien, como curiosidad, se parecía bastante físicamente al escritor norteamericano, lo que supongo provocaría muchas chanzas y confusiones divertidas (o no, yo qué sé)... También es fácil rastrear la influencia de esta novela en otras películas como Big, El circo de los extraños (basado en una saga de libros de Darren Shan) o en algún episodio que otro de Expediente X.

Otros títulos de Ray Bradbury reseñados en Un Libro Al Día: Fahrenheit 451Crónicas marcianas

7 comentarios:

  1. Hola, Juan:

    Ray Bradbury es uno de mis escritores favoritos, y no sólo por sus grandes obras clásicas, sino porque representa la ciencia ficción que más me gusta (la que plantea desafíos del futuro, más simbólica y menos tecnológica) y fue un gran poeta. No obstante, me gusta mucho su poesía y tiene algún libro en prosa que es pura simbología ("De las cenizas volverás")

    Leeré el libro, sin duda, porque es de él y lo recomiendas tú.
    Te animo encarecidamente a que leas su poema "¿Por qué nadie me habló de llorar en la ducha?"

    Saludos
    P.D: también era hombre de gatos, un punto más a su dacor.

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  2. Hola, Lupita:
    Bueno, ya digo en la reseña que yo no soy demasiado fan de este autor (al menos, hacía mucho tiempo que no lo leía), pero he de admitir que esta novela me ga gustado. Estoy seguro que a ti también te gustará.
    Un saludo.

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  3. Hola Juan:
    Me apunto el libro. Cuántos buenos momentos pasé con Bradbury en mi adolescencia. El recuerdo que tengo de su prosa es bueno aunque siempre me pareció que las traducciones no le hacían justicia.

    Saludos

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    1. Hola, Gabriel: Sí, no descarto que la traducción contribuya a que el estilo me resulte inadecuado, al menos al comienzo de la novela.
      Un saludo y gracias por la visita

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    2. Me pasa lo exactamente lo mismo. Disfruté varios libros suyos hace años y la reseña me ha dado ganas de leer este.
      El argumento me recuerda a algo y no sé a qué. Estoy seguro de que no he leído esta novela, pero me suena a algún cuento o episodio de televisión o algo.

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  4. Acabo de leerla y coincido con Juan en varios aspectos: una novela fantástica que permite más de una lectura/interpretación. Sólo le objeto a Bradbury el uso de un estilo demasiado poético que le resta ritmo, en mi opinión, a la narración.

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