Título original: Winter
Traducción: Dolors Udina (ed. en catalán)
Año de publicación: 2017
Valoración: entre recomendable y muy recomendable
El invierno, esa estación de final de año propicia para hacer balance de lo sucedido en los últimos doce meses. Es una época de revisión y, viniendo de la siempre crítica Ali Smith, el análisis no deja el paso del tiempo en un muy buen lugar (y, como se dice habitualmente, y a pesar de estar escrito en 2017, "da igual cuando leas esto"). Pero, más allá de un análisis de lo que ha sucedido en el mundo durante el año, el invierno también es un momento en el que tendemos a reunirnos con amigos o entre familiares en torno a una mesa, especialmente en Navidades. Y de ambas cosas trata este libro, y de bastantes más, porque sitúa en las relaciones familiares, pero también en las cosas que conforman nuestro mundo, los dos pilares ante los que desplegar múltiples temas en los que la protesta, la crítica y la denuncia siempre está presente, pero como un aviso, como un estímulo, más que como una queja.
El libro empieza casi como un divertimento, con Sophia Cleves (exitosa mujer de negocios ya retirada) recién levantada, hablándole a una cabeza sin cuerpo que habita en su casa desde hace unos pocos días. Es la víspera de Navidad, un día en el que Sophia espera reunirse con su (corta) familia y esa cabeza que ejerce de interlocutora nos introduce de lleno en un relato de inicio estrambótico que solo es una pequeña muestra del eclecticismo estilístico de la autora. Estas primeras páginas son de lectura voraz, con el estilo rápido y ágil con el que la autora nos adentra en el mundo (o mundos) en el que se desplegará la novela y que muestra un espíritu rompedor con esas conversaciones con la cabeza que nos adentran a un mundo algo surrealista que me recuerda en parte a Saunders y su «Lincoln en el Bardo».
El estilo de Ali Smith, mordaz, irónico y crítico se muestra en plena forma ya en esas primeras páginas, y es totalmente identificable desde esos primeros párrafos, a los que siguen un diálogo que Sophia mantiene con una médica oculista en las primeras páginas o también en otra escena inicial ubicada en un banco, que nos recuerdan en gran medida a su libro anterior, «Otoño», en la escena del pasaporte donde ya criticaba las absurdidades burocráticas y administrativas, también presentes en este libro. De esta manera, con un estilo narrativo versátil que se ajusta a lo que conviene en cada momento, Ali Smith tiene la habilidad de mezclar anécdotas con tramas y subtramas, presente con pasado, denuncia y acidez no exentas de preciosismo, personajes puntuales de potente personalidad que aparecen de manera breve pero intensa que irrumpen en la narración rompiendo su estructura para dejar constancia del torbellino de ideas que inundan la mente de la escritora escocesa en relación a la sociedad y al mundo en el que vivimos.
Ali Smith utiliza este collage ecléctico, no únicamente en los temas tratados sino también en estilo para hablarnos de la sociedad, de política y costumbres, en un ejercicio de denuncia hacia aspectos que nos incumben a todos como la guerra armamentista, la moda de comprar cosas que parecen antiguas «como si pudieras comprarte una historia simulada para tu casa o para ti mismo». Esa crítica contumaz, directa, diáfana de Ali Smith es transversal a las particularidades de la condición humana; puede atacar por igual a la burocracia como al falso mundo virtual que estamos creando, alejado de una realidad física y palpable a la que cuestiona abiertamente preguntando «¿Cuál es la realidad?», si la que mostramos en las redes o la que se nos muestra ante nosotros de forma intencionada, eligiéndola o alterándola, sentenciando que «el mundo es aquello que creemos que sucede»; la autora critica también la clase política afirmando que «los que están en el poder solo se sirven a sí mismos, no tienen ni idea y no sienten ninguna responsabilidad para con la historia». Ali Smith, incesante en su propósito crítico abre otro frente de denuncia y otro espacio de reclamaciones narrando una manifestación que crece sin que nadie pueda pararla, porque cuando uno cae otro (u otros) ocuparán su sitio, hasta que sean tantos que nada pueda hacerse para pararlo; únicamente escuchar.
Así, mezclando temas e introduciendo reflexiones y excursos provenientes de una aparente nada, esta novela trata no únicamente sobre el mundo que rodea a los pocos personajes que participan en ella y lo que les sucede, sino también sobre el tiempo, el pasado, la historia. Cabe decir, que estos fragmentos, si bien demuestran la versatilidad de la autora también rompen la línea argumental (ya de por sí fragmentada) y creo que son su punto débil si bien ofrecen una muestra de la medida en que la agitada mente de Smith rebosa desparpajo y conocimientos a partes iguales y construye una obra extensa en ambición en la que, como una obra de teatro de tintes Shakespearianos, las situaciones rocambolescas, los diálogos cruzados y las verdades vuelan como puñales dirigidos con certera puntería; Ali Smith envuelve de crítica todo el relato, a través de las múltiples formas que adopta en el momento que considera adecuado, y brilla especialmente en las conversaciones entre sus protagonistas, entre Lux y Art, entre Art y Charlotte, pero también entre ella y Sophia, porque, de nuevo y como ya sucedió en «Otoño», otro de los grandes logros de la autora es la caracterización, definición y retrato de los personajes; esa espléndida luz de Lux, que aporta brillo a una familia apagada (y desapegada), Sophia, con sus agudos análisis que sostienen sus férreas e inquebrantables opiniones, y su contrapunto, Iris, el desafío a sus verdades. Y Art, el comprendido (como muchos artistas), buscando un lugar en su propia vida hasta el punto de dejar que otros, como Charlotte, la ocupen.
El invierno como época del año en que evaluamos el transcurso de un tiempo, más aún cuando este está tocando a su fin. De esta manera, el segundo libro del cuarteto estacional supone una revisión de una vida, que la propia autora expone al afirmar que «esto es lo que es el invierno: un ejercicio para recordar cómo endurecerte y después cómo volver flexiblemente a la vida». A pesar de la aparente inconexión entre «Otoño» e «Invierno», el enlace que los une es evidente por su estilo, por la habilidad de mezclar crítica con ironía, acidez con ternura, profundidad con juegos estilísticos y desparpajo que en ocasiones nos llevan a recordar, en Lux, a Lenore de «La escoba del sistema» del gran Foster Wallace.
Ali Smith sobrevuela la absurdidad de nuestros tiempos para ponernos en el centro de la diana como causantes, más que como víctimas, y ha escrito un libro a partir del cual arrojar un torrente de denuncias y críticas hacia una sociedad que parece abocada a un futuro nada halagüeño. Pero esto es el invierno, una época del año donde la oscuridad y el transcurso de los meses propician un agotamiento vital. Quién sabe si con «Primavera» la luz volverá a irradiar el ánimo y ofrecerá, no ideas nuevas, sino más esperanzadoras, aunque sin dejar de lado ese espíritu de denuncia de la autora quien afirma en el libro, ante una manifestación, que «los manifestantes consideran que su objetivo es despertar a los que duermen», propósito que, sin duda alguna, comparte con esta interesante novela.
También de Ali Smith en ULAD: Otoño, La historia universal, Primavera, Verano, Chica conoce chico, Fragua
Excelente libro, gracias por recomendarlo. Muy buen blog.
ResponderEliminarHola, Daria.
ResponderEliminarMuchas gracias por tus palabras y por leernos.
Saludos
Marc
Hola Marc:
ResponderEliminarBuena reseña. Una sola objeción: el invierno es la estación que cierra el año en el hemisferio norte. Los que te leemos en el hemisferio sur
hacemos el balance del año en verano: más cerca de la playa que del fuego de una hoguera. 😊
Saludos
Hola, Gabriel.
ResponderEliminarNo creas que ya pensé en ello al hacer la reseña, pero como la autora es escocesa y el libro está enfocado de esta manera, me permití esta licencia ;-)
Pero sí, me acordé de vosotros y tuve dudas, pero tenía que hacer la reseña acorde a la idea del libro.
Saludos, y gracias por el apunte :-)
Marc
Se ve que tiene toda la pinta este libro, gracias por recomendarlo
ResponderEliminarHola! pase a saludar, muy completo el blog, gracias por publicar y compartir.
ResponderEliminarHola!
ResponderEliminarYa lo bajé para devorarlo!
Como siempre, tu reseña , se convierte en un antojo - para la lectura!
Gracias
Voy a tardar ‘’ porque lo voy a leer en inglés 🙃🙃
ResponderEliminarHola, Literario,, me alegro de que la reseña te anime a leerlo, ¡vale la pena!
ResponderEliminarGracias, Marcela, por tus palabras y el elogio a la reseña. ¡Ya me contarás qué te parece el libro!
Y saludos, Libros recomendados, y gracias por pasar a saludar y encantado que te guste el blog.
Saludos a todos, y gracias por vuestros comentarios.
Marc
Glorioso este blog y glorioso el del miercoles 28 de diciembre de 2016 con el titulo NO PUBLICAR: Sobre nuestras tarifas 2017. No os lo perdais, es una pena... lo he encontrado por casualidad haciendo una busqueda de una editorial y se me ha caido el alma a los pies.
ResponderEliminarHola, Marc:
ResponderEliminarPues una autora a tener en cuenta, la buscaré.
Como curiosidad, la forma en que invierno en catalán evolucionó a "hivern" desde el latín "hibernus" (manteniendo la h y sin la n delante de la v), me ha gustado siempre mucho. Está muy cercana en su fonética al concepto de hibernar, que enlaza con el recogimiento, la reflexión que mencionas. Según los años, en Pamplona el invierno parece ir de noviembre a mayo, y todo es más..¿melancólico? , con un paisaje gris y mojado, pero así es el norte.
Saludos
Hola, Lupita.
ResponderEliminarInteresante reflexión sobre cómo vinculamos palabras y redondeamos su significado a partir de otras asociadas o derivadas. Ciertamente, la palabra en catalán se asemeja más a hibernar, y le encuentro mucha lógica y sí, nos lleva a pensar en recogimiento en esos días fríos y melancólicos… y que me disculpen nuestros lectores del hemisferio sur ;-)
Si te decides a leer a Ali Smith, espero que nos cuentes si coincidimos.
Saludos, y gracias por tus aportaciones.
Marc
Anónimo, es posible que no seas de España y por eso no seas consciente del significado del 28 de diciembre, "Día de los Inocentes"...
ResponderEliminarSi hubiéramos sido honestos, habríamos dicho que nos financia George SoroABORT, ABORT, ABORT!!!
No creo que el comentario a Siruela de calificar sus libros de repuhnantes si no pagan le hiciera mucha gracia, o la referencia a Alpha Decay de que tenga cuidadito que como no paguen les haceis una contrareseña que se cagan...
ResponderEliminarUna broma muy simpatica si señor