Idioma original: inglés
Título original: The heart of the matter
Año de publicación: 1948
Traducción: Jaime Zulaika
Valoración: Recomendable
«La virtud, la vida buena, le tentaban en la oscuridad como un pecado»
Para disfrutar en profundidad esta lectura hay que tener muy presente lo que supone el peso del pecado en la moral cristiana, porque ese será el conflicto del protagonista y el motor de la historia. También porque el propio Graham Greene se convirtió al catolicismo, y ello le supuso no pocas desgarraduras espirituales que trató de exorcizar a través de los personajes de sus novelas.
Resumen resumido: El intachable comandante de policía Henry Scobie lleva varios años destinado en una remota colonia británica en África Occidental. A diferencia de su entorno y de su propia esposa Louise, él sobrevive estoicamente sin caer en el desánimo o en la corrupción material o moral, hasta que la joven y desamparada Helen se cruza en su camino.
Es mi primera experiencia lectora con Graham Green y, ya en las primeras páginas, me llueven las subjetividades: (1) siento lo mismo que cuando leo a Henry James —signifique eso lo que signifique—, y digo yo que será la certeza de estar ante una factura de gran calidad literaria y (2) los diálogos escuetos, efectivos y mordaces me recuerdan tantísimo a los que mantiene Rick Blaine con el capitán Renault en Casablanca que acabo investigando si Graham Greene participó en el guión. Que no.
El revés de la trama es la historia de un cerco que se va estrechando poco a poco alrededor del protagonista, Henry Scobie, un personaje introvertido, de gran hondura psicológica y un sentido del deber y de la verdad por encima de la media. Para sobrevivir al entorno asfixiante y sin horizontes de la colonia, Scobie ha desarrollado un sofisticado cinismo que lo hace inaccesible para aquellos que le rodean, incluida su esposa. No obstante, sus tribulaciones sí quedan al alcance del lector gracias a la focalización del narrador en tercera persona. Scobie es, al fin y al cabo, un mero instrumento del que se sirve el autor con el objetivo de sembrar la duda: ¿merece Scobie la salvación? Y, sobretodo ¿Dios es justo o injusto?
«(…). Si Tú me creaste, creaste este sentimiento de responsabilidad que he transportado siempre como un saco de piedras».
Más allá del conflicto principal, la novela se integra de una serie de elementos que contribuyen en su atractivo y su solidez narrativa:
- El tratamiento de otros temas periféricos al principal, no menos trascendentes: el amor, la fe, el sacrificio, el fracaso y la traición a los demás y a uno mismo.
- La ironía que subyace en todos diálogos (al estilo de Casablanca, como he dicho) y también en las reflexiones de los personajes.
«Scobie le creyó. La historia era lo bastante irracional para ser cierta. Hasta en tiempos de guerra hay que ejercitar de vez en cuando la facultad de creer, para que no se atrofie»
- Las descripciones, precisas y hermosas de ese escenario tan singular y remoto para el lector. La creación minuciosa de una atmósfera asfixiante.
Así que Recomendable porque es una novela muy bien escrita capaz de trasladarnos a un lugar y una época remotos y contagiarnos su atmósfera asfixiante y desoladora. También —y sobre todo— por su capacidad para explorar con tanto acierto y sensibilidad en los claroscuros del alma humana.
No puedo acabar esta reseña sin entrar en la cuestión del título de la novela o en este caso, su traducción. No hay que ser angloparlante nativo para dilucidar que The heart of the matter es algo así como El fondo/corazón del asunto o Lo importante del asunto. Sin embargo, cuando yo leo la expresión «revés de la trama» no puedo evitar pensar en un giro de trama argumental; y teniendo en cuenta que cualquier historia que se precie debe tener no uno si no al menos tres giros, me preguntaba qué giro debía ser el de esta historia para que figurase en el título. Menudo lío… Después llegué a la conclusión de que se refería al reverso de una trama textil, un tapiz o una tela bordada en cuyo revés —en el que no se perciben los detalles ni la imagen final del mismo— hallamos las hebras maestras que lo rigen y sustentan, lo que verdaderamente transcurre, lo que subyace. ¿Y acaso lo que subyace en una historia no es el subtexto? ¿Acaso no estamos ante un relato en el que no vemos más que apariencias pero lo que define (trágicamente) el destino de los personajes es lo que fluye entre las sombras? Deseos, pecados, pensamientos… Al final, el revés de la trama es lo importante del asunto o sea que aunque de forma indirecta, la traducción hace hincapié en el mismo concepto.
«Se detuvo de nuevo frente a la casa de descanso. De no haber sabido lo que iluminaban, las luces del interior hubieran dado una impresión de paz extraordinaria, del mismo modo que las estrellas de aquella noche clara proporcionaban impresión de lejanía, seguridad y libertad. Si uno supiera, se preguntó, si uno alcanzara lo que llamaban “el revés de la trama”, ¿tendría que compadecer incluso a los planetas?»
Es curioso que digas que te recuerda a Henry James. Concretamente, este título de Greene lo confundo siempre con "La figura en el tapiz", de James. Solo confundo el título. Las historias nada tienen que ver salvo que ambas son maravillosamente buenas. Es posible que mi confusión se deba a que, desde el principio interpreté este título como referido a una trama textil a la trama de un tapiz o alfombra.
ResponderEliminarHe leído varias cosas de Greene y todas tienen una calidad y una profundidad que cautivan.
Un abrazo.
Graham Greene es un novelista muy de segunda fila. Henry James es un clásico indiscutible. Me parece un desatino ponerlos al mismo nivel.
ResponderEliminarNo estoy de acuerdo en absoluto. ¿Graham Greene de segunda fila? Para nada. No sé si se le puede comparar con Henry James, pero creo que cada uno en su estilo, ambos son primeras filas.
EliminarNo conocía este título de Graham Greene, me lo apunto. A mí sí me parece un buen escritor. Desde que lo descubrí (y disfruté) con "Nuestro hombre en La Habana", todo lo que ha caído en mis manos escrito por él me ha gustado.
ResponderEliminarUn libro estupendo y amable es un recorrido por españa co su amigo español cura duran. Kempes 19
ResponderEliminarEl comentario anónimo refleja el concepto imperante hoy, en 2020, sobre Graham Greene: un novelista de segunda línea. Concepto que, habiendo leído varias de sus novelas (El tercer hombre, El poder y la gloria, Monseñor Quijote, El Dr Fisher de Ginebra, El factor humano, El consul honorario, etc), que en Argentina eran publicadas por editorial Emecé, no comparto.
ResponderEliminarGreene escribía realmente bien y abordaba temáticas complejas con elegancia y sencillez. Fue tal vez uno de los primeros autores de novelas de espionaje, junto con John Le Carré, que excedía ampliamente los límites del best seller. Que varias de sus novelas hayan sido llevadas exitosamente al cine, es tal vez motivo para cierta crítica literaria de algún grado de menosprecio.
El Puma
A mí, Graham Greene, me parece un autor extraordinario. Todos los libros que he leído de él,que no son pocos, me han parecido de recomendable para arriba. Aborda un montón de géneros con soltura y profundidad, incluso sus novelas más comerciales, como el Tercer Hombre, nacida de un guion cinematográfico por encargo, resultan de interés. Ni hablar, de sus novelas político-policiales, como El americano impasible o Nuestro hombre en La Habana, verdaderas obras maestras del género, entretenidas, vibrantes y con muchas capas de lectura. Considero que Greene es un maestro de la elipsis, de lo no dicho, sus historias siempre descansan en un sustrato más profundo que solo se sugiere. De hecho, a mí me encanta el título en español de esta novela, creo que sugiere que lo importante es lo que va por detrás de la trama, el otro lado del espejo. Por otro parte, creo que es un poco injusto calificar a Greene de escritor católico, ya que aunque profesaba esa religión, las novelas donde aborda el tema de la fe religiosa no son proselitistas, por el contrario, la cuestionan. Yo no soy creyente. pero puedo conectar con novelas como El poder y la gloria, El final del affaire o la reseñada en esta entrada, porque me parecen indagaciones profundas y honestas sobre el sentido y la trascendencia de lo humano
ResponderEliminarPor cierto, excelente reseña y excelente blog. Mis respetos y gratitud a quienes sostienen esta noble iniciativa.Vivo en Santiago de Chile, en una comuna que está en cuarentena desde mediados de marzo, leerlos a ustedes es como conversar de libros con los amigos
ResponderEliminarHola Renato. Yo en campaña de cabildeo para que reseñen acá en ULAD algo (hijo de latón?) de Manuel Rojas.
EliminarAbrazos fraternos y loc🌀s
Perdonen lo cargante, pero no puedo dejar de apoyar el cabildeo de Antonieta por una reseña de Manuel Rojas. Aportó una cita que corresponde al comienzo de su novela Hijo de ladrón, que bien podría funcionar como una especie de Ars Poetica:
ResponderEliminar"¿Cómo y por qué llegué hasta allí? Por los mismos motivos por los que he llegado a tantas partes. Es una historia larga y, lo que es peor, confusa. La culpa es mía: nunca he podido pensar como pudiera hacerlo un metro, línea tras línea, centímetro tras centímetro, hasta llegar a ciento o a mil; y mi memoria no es mucho mejor: salta de un hecho a otro y toma a veces los que aparecen primero, volviendo sobre sus pasos sólo cuando los otros, más perezosos o más densos, empiezan a surgir a su vez desde el fondo de la vida pasada".
Hijo de ladron, es un Bildungsroman, construido con la técnica del monologo interior. Su protagonista, Aniceto Hevia, se mueve en un ambiente marcado por la marginalidad y las carencias, pero sin un ápice de conmiseración. Los personajes de Rojas, pueden enfrentar la desgracia y la miseria, pero lo hacen con dignidad. Creo importante destacar también, que su obra tiene un fuerte aire autobiográfico.
Sé que el equipo ULAD no acepta solicitudes especificas de libros y que se rigen estrictamente por los gustos personales de cada reseñista, pero también sé que son sensibles a las sugerencias y comentarios de sus lectores. Espero que alguno se entusiasme y se atreva a darle una oportunidad a Manuel Rojas.
Saludos
Qué buen cabildeo!! 👏👏👏👌
EliminarHola, Beatriz:
ResponderEliminarMe ha gustado mucho lo que comentas en el primer párrafo, porque el conocimiento de las circunstancias sociales, políticas, religiosas, etc.de una época hace que ciertas obras se puedan entender mejor. En cuestiones religiosas, es díficil entender el conflicto si no se entiende el peso que tiene para los personajes transgredir esa serie de normas que han interiorizado y guían su vida. Se me ocurren bastantes obras literarias donde ese "peso" (o su rechazo frente al resto de la sociedad) es el eje central: "La letra escarlata", "La regenta", "San Manuel bueno, mártir", "La fontana de oro", "La familia de León Roch", etc..
Me fascina la "novela de tesis" y la psicológica decimonónica, que es un modo, además, de acercarse al pensamiento de personas que no disponían de medios audiovisuales para dejar ningún testimonio excepto el escrito.
Así que me apetece acercarme a este autor, sólo que ULAD no deja de proponer títulos interesantes, y ni el tiempo ni la cabeza dan para más.
Saludos
Buenos días,
ResponderEliminarles escribo porque he publicado una novela y tal vez os interese publicar la información en vuestra web. Se llama LA REINA DE LOS VIENTOS y es una novela de misterio ambientada en la Barcelona del S. XIX.
Podéis encontrar más información en la web de la editorial:
https://lavocaldelis.com/libros/la-reina-de-los-vientos/
Saludos y gracias!!
Jesús Orús
Buenas a tod@s y muchas gracias por vuestros comentarios. Siento el "delay" pero los periodos vacacionales tienen sus limitaciones tecnológicas.
ResponderEliminarEstoy un poco sorprendida con el supuesto debate suscitado por un comentario tan tangencial y subjetivo (como ya apuntaba) en el que nombro a Graham Greene junto a Henry James. Pero estamos acostumbrados a que algunas lecturas "entre líneas" de nuestras reseñas nos aporten sorpresas.
Muy interesante la aportación de Kempes 19 sobre la estrecha amistad del autor con el cura gallego Leopoldo Durán que, además, le ayudó a cultivar su fe. Veo que hay muchos artículos al respecto que pueden hacer las delicias de nuestros seguidores.
La acertada reflexión de El Puma sobre si el hecho de acercarse al best-seller le quita mérito o calidad a una obra. Estoy muy conforme con su opinión. Ojalá todas las obras de calidad fueran best-seller, no?
A Renato debo aclararle que el hecho de empezar la reseña hablando de la conversión católica del autor no es una cuestión menor puesto que está demostrado y documentado la huella que ese aspecto de su vida dejó en su obra. Y además, durante la lectura de las primeras páginas me dí cuenta de que se me estaba escapando algo; detuve la lectura y me documenté al respecto para poder retomarla con una visión más afinada. Por eso lo advierto al principio de mi reseña, porque puede que le suceda lo mismo a otro lector.
Renato y Antonieta nos proponen reseñar a Manuel Rojas. Ahí lo dejo, compas.
Y Lupita con su lucidez habitual ha explicado mucho mejor que yo todo el asunto de la moral religiosa que marca a los personajes. En esta novela se ve clarísimo y, tal como decía a Renato, hay que tenerlo presente y de ahí mi advertencia.
En fin, lujo de comentaristas.
PD:
Henry James, mola
Graham Green, también
Me ha gustado mucho la reseña. Y también me ha gustado la novela, que acabo de terminar. Estoy muy de acuerdo en el aire a Casablanca, de los diálogos e incluso de algunos personajes -Yusef, por ejemplo- que por cierto me parecen muy bien dibujados; sin duda la recomendaría.
ResponderEliminarTraveler, qué curiosas las asociaciones, verdad?
ResponderEliminarGracias por pasarte.
Un saludo