Año de publicación: 2019
Valoración: Se deja leer
Red hot & blue, del sabadellense Danny Romero, compila setenta relatos de distinta extensión que pertenecen a los géneros más variopintos. Grosso modo, diría que estos relatos se pueden clasificar en tres categorías: 1) Aquellos que se guardan en la chistera un giro de tuerca final. 2) Los que pretenden ser una humorada ingeniosa. 3) Ésos (los menos) que escapan a los esquemas previamente comentados.
Sus problemas son múltiples:
- En primer lugar, la prosa pedestre con la que han sido escritos. A la mayoría les habría ido bien que un corrector de estilo les echara una ojeada, pues abundan en pasajes redundantes, cambios de punto de vista confusos, términos omisibles, etc... A esto súmale que presentan bastantes erratas (sobre todo, ausencia de tildes o algún catalanismo, tipo «plegar»).
- También he notado que a la mayoría de piezas las pierde el tomarse en serio a sí mismas. Esas citas que las inauguran y las reflexiones del autor que las engalanan no les hacen ningún bien. Si acaso, las tiñen de una pátina de pretenciosidad.
- Su previsibilidad resulta especialmente dañina para aquellos cuentos cuyo efecto recae exclusivamente en sus giros argumentales.
- Al humor que permea los relatos de índole satírica le falta, generalmente, algo de ingenio y mala leche.
- Además, es innegable que varias narraciones fuerzan en demasía la suspensión de la incredulidad del lector, ya sea por las decisiones inverosímiles que toman algunos de sus personajes o porque retuercen su lógica interna.
En suma, son pocos los textos de Danny que me han gustado. Pero dejadme que los señale, porque merecen una mención honorífica: "Una obra de arte" es una maravilla que recuerda al pulp más canalla y desprejuiciado; "Los gusanos dorados" tiene una premisa terrorífica bastante interesante; "Su última cena" y "Otro día moriré" son dos ejemplos de cómo tomarte en serio sin que ello te haga naufragar en el intento; "¡Aleluya!" es la prueba de que la ficción puede sacarte una mueca de estupefacción.
Ah, tampoco quiero dar a entender que de las demás historias no hay nada rescatable. No son pocas las que, pese a que en conjunto no funcionan, tienen algún destello puntual. Por ejemplo, me encantó el guiño almodovariano de "Serial yonki bondage". O el desternillante diálogo que mantienen un hombre y un niño mientras están encerrados en un armario que presenciamos en "Cómplices".
Para ir terminando con esta reseña, diré que Red hot & blue es, no cabe duda, fruto de un escritor con dedicación al que quizás le falta, eso sí, talento. La antología se deja leer, pero exceptuando algunas joyitas dispersas, no vale la pena. Para relatos de este tipo me quedo con el carisma involuntario de los que concibió Ed Wood.
Hola, Oriol:
ResponderEliminarAquí en mi pausa de mediodía leyendo rápido quizás, pero no te he entendido. Me ha parecido que metes en el mismo saco erratas y catalanismos. ¿Desde cuándo un catalanismo es una errata? Quizás es que a veces los catalanismos se adaptan y otras no..
En cuanto al libro, tal como lo pones poco emociona, pero qué buenos relatos he leído gracias a tus recomendaciones anteriores.
Saludos
Lupita, hasta dónde yo sé, una errata es un error involuntario al escribir. Por tanto, emplear sin querer «plegar» con el sentido de salir del trabajo en un texto castellano me parece que es una errata. Pero bueno, aunque mi definición no fuera la más técnica, creo que se entiende a lo que me refiero: a Danny se le cuela un catalanismo que no tiene intencionalidad estilística.
ResponderEliminarEn cuanto a la calidad de estos relatos... Pues lo dicho: tienen ideas interesantes aquí o allá, pero en general son bastante prescindibles. Por estos lares os he traído, es cierto, otros que son mucho mejores.
A mi tambien me sorprende que entiendas “plegar” como un error. Por la zona de Sabadell, de donde es el autor, su uso esta muy extendido, mas alla de que sea correcto o no.
EliminarGerónimo
Gracias mil oriol por la reseña.. Juan viejo
ResponderEliminarEs admirable comprobar que sigue habiendo reseñas donde se dice a las claras si el libro ha gustado o no, si está bien escrito o no. Resulta sorprendente tener que agredecer esa honestidad, que debería ser la norma. Sin embargo no queda más remedio que hacerlo, acostumbrados como estamos a leer blogs donde todo-todo-todo lo que se publica es bueno.
ResponderEliminarHola, Cities. Los que me conocéis ya sabéis que no tengo pelos en la lengua a la hora de decir lo que pienso de un libro que no me ha gustado. Aunque, como este, sea cortesía de una editorial.
ResponderEliminarNo es solamente una cuestión de honestidad y responsabilidad como reseñador. También creo que la crítica constructiva y el debate respetuoso pueden ayudar a que el autor de una obra y a quienes la han publicado mejoren.
Además, me parece que hay que entender las cosas en su contexto. No todos los textos tienen las mismas pretensiones, ni son reivindicados de forma exacerbada. Con propuestas humildes no suelo cebarme, aunque puedo parecer un poco duro. Insisto en que pretendo ser 100% constructivo. En cambio, sí he despedazado sin remordimientos aquellos truños avalados como si fueran la segunda venida de Cristo. Me los haya enviado una editorial o no.
Hola, Gerónimo. Yo vivo en Sabadell, y es cierto que por aquí se usa mucho. No sé si un catalanismo puede considerarse una errata; en todo caso, estoy casi seguro de que, en esta acepción, no es una palabra correcta en español.
ResponderEliminarHola Oriol,
EliminarYo opino que da igual si es correcto o no. Está por encima la libertad del escritor. Como si quiere poner “chapar”. Ademas, “plegar” tiene unas connotaciones que no tiene “cerrar”. Es como un “cierro porque estoy hasta el moño”.
Saludos
Gerónimo
Hola de nuevo, Gerónimo,
ResponderEliminarHace mil años que leí estos relatos, así que no recuerdo en qué contexto se usaba la palabra. Pero si la hubiera percibido como licencia artística del autor, no lo hubiera mencionando. Según recuerdo, su implementación me chirriaba.
Abrazo.