Título original: 家族八景 (Kazoku hakkei)
Traducción: Jesús Carlos Álvarez Crespo
Año de publicación: 1970-71 (en castellano, 2018)
Valoración: Está bien
Hace unos días hubo aquí un pequeño debate, o más bien un cruce de comentarios, sobre la literatura japonesa. Se hablaba de dos grupos de autores bien diferenciados: los grandes, los clásicos, Mishima, Tanizaki, Kawabata, y los ‘comerciales’, que alguien identificaba con Murakami y no sé quiénes más. Con mis limitados conocimientos sobre la materia, tengo la intuición de que se podría añadir un tercer grupo, autores de los que también hemos tenido algunas muestras en el blog, tipos más jóvenes y desinhibidos, con espíritu transgresor y esas cosas. Porque, oiga, los japoneses pueden ser muy solemnes y hieráticos, pero cuando les da la venada se muestran loquísimos de verdad. Y nuestro amigo Tsutsui, con ese tan canoro apellido (tenía que decirlo), me sonaba a que escribía cosas de ciencia ficción, y se presentaba con un título algo voyeur, un subtítulo sugerente (Ocho cuentos psíquicos) y una atractiva cubierta, sí, con evidentes rasgos manga. O sea, prometedor.
La expectación aumenta cuando nos enteramos de que la protagonista, una tal Nanase, es una chica joven que trabaja como criada para no levantar sospechas sobre sus poderes telepáticos (¿por qué no levantaría sospechas siendo empleada doméstica y sí, por ejemplo, trabajando como responsable de seguridad en una planta nuclear?). Los Ocho cuentos psíquicos son efectivamente relatos independientes sobre las sucesivas experiencias laborales de Nanase, aunque el libro puede también leerse como un texto único, por lo que luego diré. Los primeros cuentos nos sitúan en familias japonesas medias que resultan bastante reconocibles para quienes estamos habituados a los animes tipo Doraemon o Shin Chan. El padre es normalmente un personaje débil, dedicado enteramente a su trabajo, con escasa personalidad y más o menos dado a ciertos vicios (alcohol y mujeres, en ese orden). La madre tiene una tipología más amplia, pero casi nunca se puede calificar de normal: o es especialmente abnegada, o retraída y pasiva hasta rayar lo enfermizo, o insegura, o apabullante y lujuriosa. Los hijos que dibuja Tsutsui, si los hay, son casi siempre caprichosos, violentos, también viciosos. Bien, una mirada crítica hacia esa pequeña burguesía urbana que esconde secretos y miserias en su confortable casita.
Es lo que encuentra Nanase captando los pensamientos mezquinos de jóvenes y adultos: desprecio, disimulo y rencores escondidos tras formas apacibles y rectas costumbres. Pero poco a poco empezamos a preguntarnos por el verdadero alcance de los poderes telepáticos de la criada. Lo que pensábamos que era un arma poderosa para montar una historia sorprendente, o tal vez disparatada, se va convirtiendo en una especie de altavoz de las conciencias, algo que no difiere mucho del autor omniscente. Vamos, que Tsutsui nos podría haber contado lo mismo con una óptica completamente tradicional, y el instrumento original que esperábamos queda así un tanto diluido.
Siguen en esa línea los sucesivos relatos, con la pobre Nanase saltando de una casa a otra sin que esa interinidad tenga nada que ver con una crítica a la precariedad laboral. No van por ahí los tiros, sino que la chica va saliendo rebotada de los hogares cuando las cosas se empiezan a poner realmente feas y la situación se vuelve explosiva. Porque cada cuento va aumentando el nivel de depravación de los empleadores: en un caso es la suciedad extrema, en otro un prejubilado adicto al sexo, o un hijo con un complejo de Edipo que no cabría en un mercancías. Según las situaciones se van volviendo más insostenibles, encontramos algo de mayor interés. El personaje de Nanase parece evolucionar lentamente y pasa de simple espectadora (a veces víctima) a utilizar sus poderes para intervenir en los embrollos familiares. Y no se crean que se corta demasiado, bien sea para salir de situaciones comprometidas, o para forzar un desenlace ante nudos imposibles de desenredar.
Es a lo que me refería al principio. Aunque originariamente los ocho relatos fuesen publicados por entregas (qué cosa tan clásica, oiga), gracias a esa ligera transformación del personaje pueden leerse sin dificultad como una única narración, sin un principio ni un final precisos, pero con una progresión más o menos definida.
El problema son quizá esos escenarios domésticos. Hay personajes bastante interesantes y otros excesivamente simples, casi caricaturescos; pero esas tramas familiares se quedan algo pobres: la adicción al sexo, casi unánime, los reproches, la hipocresía y el miedo al qué dirán, la absoluta ausencia de empatía… son estampas que se repiten con muy pequeñas variaciones de sujetos y de intensidad, y acaban transmitiendo esa sensación de buena idea desperdiciada que demasiadas veces nos dejan los libros. Y es que lo que vio la criada fue, a lo que se ve, siempre más o menos lo mismo.
También de Yasutaka Tsutsui en ULAD: El bonsai Dabadaba, Paprika
Buena reseña. Lo compré hace un tiempo (con toda la exectativa que implica desde Argentina comprar vía Amazon y esperar el correo y la cuenta en dólares que a cada rato significa otra cosa). Comencé la lectura fascinado por el potencial de ese personaje, y al tercer cuento me fui desinflando. Creo que por lo que definiste como falta de empatía con los personajes.Son historias que resultan frías, a pesar de contar sucesos potentes.
ResponderEliminarMuy buena reseña, Carlos.
ResponderEliminarDe Tsutsui he leído dos antologías, "Estoy desnudo" y "Hombres salmonela en el planeta porno". No son muy memorables, pero recuerdo que me entretuvieron muchísimo. Por lo que dices, este ciclo cuentístico que traes a colación también me gustará, aunque acudiré a él con las expectativas más bajas.
Ojalá una antología de este autor titulada "Estoy desnudo con lo que vio la criada: hombres salmonela en el planeta porno"
ResponderEliminarPues sí, entre los tres títulos se extrae una idea bastante aproximada del universo de este autor. Lo que me despierta curiosidad es qué será capaz de escribir este hombre en el campo de la ciencia ficción, que parece que es más lo suyo.
ResponderEliminarGracias a todos por los comentarios.
Me ha encantado la reseña. Carlos. Mayor Thompson
ResponderEliminar