Año de publicación: 2018
Valoración: Entre está bien y recomendable
Parece indudable que la literatura hondureña es la hermana pobre de la literatura centroamericana. Dejando México de lado, por razones obvias, creo que todos somos capaces de nombrar autores guatemaltecos (Halfon, Asturias...), nicaragüenses (Darío, Sergio Ramírez, Gioconda Belli...), salvadoreños (Castellanos Moya, Roque Dalton...) o costarricenses (Carlos Fonseca). En cambio, creo que muy pocos, yo el primero, seríamos capaces de nombrar (sin consultarlo previamente, claro) a un escritor hondureño.
Por suerte, y haciendo buena la máxima de que "TODO ESTÁ EN ULAD" (o casi, porque después de 4000 reseñas aún tenemos nuestras lagunillas, entre ellas la de no tener reseñado a ningún autor nicaragüense (¿¡!?)), hoy traemos este "El libro perdido de Eduardo Ilussio Hocquetot", texto(s) absolutamente ligado a sucesivas vanguardias del siglo XX y XXI. En este sentido, varios son los nombres que asoman a medida que uno avanza en la lectura: Borges y Bioy (¿no recuerda el título del libro a Horacio Bustos Domecq?), Macedonio Fernández y su Museo de la Novela de la Eterna, Cortázar y las Historias de cronopios y famas o la segunda parte de rayuela, Vila-Matas y sus juegos con el tiempo y las continuas sustituciones de personajes, etc. Palabras mayores, oigan, con los no resulta fácil que a uno le comparen.
En fin. El caso es que "El libro perdido de Eduardo Ilussio Hocquetot" es un texto fragmentario dividido en dos partes, Eduardo Ilussio Hocquetot y Vidas Posibles, con el humor como común denominador. Es fragmentario en tanto en cuanto a que carece de argumento y se construye a partir de materiales diversos tales como entrevistas, monólogos, "ensayos", poemas, microrrelatos, etc en los que se combinan aspectos íntimos y personales con otros más generales, normalmente vinculados a la cultura / creación / escritura.
En este sentido, además del humor que destilan buena parte de los textos (sin ir más lejos, la entrevista que abre el libro, plagada de preguntas indiscretas y respuestas ácidas al más puro estilo de Groucho Marx o Woody Allen, es sencillamente magnífica), destacaría la parte del libro centrada en el papel del escritor y en las opciones estéticas que puede y debe o no asumir. Así, nacen las dudas: sobre si optar por una escritura social o por una escritura más "artística", sobre todo teniendo en cuenta la situación del país, sobre el rol del autor, sobre "qué es lo correcto"... De esa disyuntiva acerca de los temas sobre los que escribir surge Vidas Posibles, la parte más macedoniana del texto.
Así que resumiendo, interesante experimento este de Gustavo Campos / Eduardo Ilussio Hocquetot que peca de cierta irregularidad, producto del riesgo asumido por el autor a la hora de "construir" (¿o quizá subsistir, inventar, implantar o vivir?) el texto. Eso sí, bienvenidas todas las irregularidades que nazcan del riesgo.
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