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viernes, 6 de diciembre de 2019

Colaboración: Juan León Mera: Cumandá o Un drama entre salvajes

Idioma original: Castellano
Año de publicación: 1877
Valoración: Está bien.

Reseño este clásico de la literatura hispanoamericana porque a parte de ser un clásico (término un poco vacío), contiene ciertos planteamientos novedosos. 
Cumandá, o Un drama entre salvajes, es la primera novela ecuatoriana. Ecuador se independiza de la Gran Colombia en 1830. Cumandá es de 1879, influenciada por las corrientes románticas tardías, así que imagínense el final.
Lo primero que hay que saber es que se trata de una novela de amor. Chico conoce chica en la jungla, chica y chico se enamoran, se juran amor eterno y no habrá dios que los separe. Todo tratado desde el prisma romántico y barnizado por la reciente independencia ecuatoriana. 

Cumandá tiene tres protagonistas, Cumandá, la india, Carlos, el amante blanco y su padre, Domingo, un misionero que ahora vive con los indios. La naturaleza misma actúa como un personaje extra, repleta de dioses y tribus, todo supeditado a la religión cristiana, la religión verdadera. Uno de los motivos por lo que la novela pierde gracia a los ojos de hoy es su tratamiento de la religión. Mientras se ve a los indios con sus ritos con cierto respeto (algo que resultó novedoso en la época), el Dios cristiano aparece como verdad innegable, prueba definitiva y justificación total de lo que sea. 

La raza misma es un claro distintivo. En un mundo de indios oscuros, los tres personajes principales son blancos, y lo que es lo mismo, son buenos. Los indios negros son los antagonistas que se oponen al amor de los jóvenes, por su diferencia racial (a pesar de vivir con los indios, Cumandá tiene un tono de piel más blanco). Lo que resulta novedoso en esta novela, es el trato de los indígenas. Mientras que la costumbre literaria era presentarlos como parte del paisaje, y como arquetipo del buen salvaje, León Mera rompe esta tradición. Lo que se denominará la evolución del indianismo al indigenismo. En el indigenismo se utilizará la situación de los indios para realizar crítica social y presentar las condiciones de miseria en la que muchos vivían. Esta corriente proindígena, recorrerá la literatura hispanoamericana durante el siglo XX, tomando eco en José Martí y Rubén Darío, así como mezclándose con las características del modernismo. Cumandá es esa novela de transición. 
Algo que fue también novedoso fue utilizar a los indígenas como oposición a la voluntad de los blancos. Puede ser que León Mera esté influido por las revueltas indígenas que los borbones tuvieron que suprimir, o que inconscientemente critique su posicionamiento durante la guerra de independencia del lado de la metrópoli. Muestra de ello es el papel que les confiere la primera constitución ecuatoriana a las clases bajas y a los indígenas, condenándolos al ostracismo social, todo en favor de una clase capitalista que ya se veía con las manos libres después de la independencia. 

Dejando la política, en Cumandá, se inicia esa tradición de crear una figura de la selva y dotarlo de vida como si fuera un personaje más, con su propia filosofía, comunicándose violentamente con los humanos, sin maldad ninguna, siendo ella misma. Algo que cogerá al vuelo y colocará en la cumbre, Eustasio Rivera con su maravillosa Vorágine. Podemos citar también Solaris de Stanislaw Lem, porque aunque Solaris sea un planeta, la lógica es la misma, ampliada. 

Algo que resulta novedoso y rompe con los moldes preconcebidos de la novela romántica, es la actuación de Cumandá. La india, una vez jura su amor, se mantiene fiel como no puede ser de otra manera en este universo puritano a 40º y 90% de humedad. Pero esto no es lo novedoso, sino que salva la vida a su amor, nada menos que tres veces. Se interpone entre los negros racistas que quieren matar al blanco, mientras que ella se recubre de superheroína del amor y trata de llevar a buen puerto a su relación. 
Durante el final, después de escapar de los brazos de varios jefes indios que la quieren convertir en una más de sus esposas, Cumandá tiene que volver y entregarse, ya que el paquete de su novio blanco se ha dejado apresar. 
Ante la actitud decidida y envalentonada de Cumandá, Carlos aparece como una babosilla insulsa con poco que decir, salvo cuando sucede lo peor. 

El estilo de Cumandá es lo que peor envejece, son repetitivas las referencias a la religión cristiana, siempre ensalzándola, algunas partes resultan pesadas y se pierden en los detalles provocando un ritmo lento tropical. Otras, León está inspirado y se pueden disfrutar de veras, sumergido en el drama.

Por último, el esquema de interacciones y motivos del Drama entre salvajes, tiene mucho de clásico. Dioses, amores imposibles, sacrificios, imposibilidad racial/ familiar. León Mena ambienta Romeo y Julieta en la jungla, Cumandá y Carlos son Píramo y Tisbe, rodeados de indios y de cambiantes ríos.  Solo que León, da una vuelta de tuerca, aportando un toque freudiano, para crear ya el perfecto caldero dramático. 

Firmado: Guz García

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