Título original: Post Office
Traducción: Jorge García Berlanga
Año de publicación: 1971
Valoración: Está bien
Releo ahora, con veinticuatro años, esta novela de Charles Bukowski que a los diecinueve me encantó. Y debo reconocer que, aunque sigo apreciando sus hallazgos, la termino con un sabor agridulce.
En primer lugar, porque es más irregular de lo que recordaba. Su estructura y su argumento son un desastre, y su prosa tiene altibajos brutales. A esto súmale que el realismo sucio, género en el que se inscribe, ya no despierta en mí la admiración de antaño.
Pero bueno, especifiquemos a qué me refiero con que la estructura de este libro es un desastre. Antes he dicho que Cartero es una novela, pero realmente se puede considerar un ciclo cuentístico, ya que los relatos que la conforman tienen cierta unidad. No obstante, esta unidad se limita al protagonista compartido y a algún elemento recurrente puntual. De modo que las partes se sienten a menudo desconectadas del todo.
Asimismo, el argumento no acaba de funcionar. Cartero nos cuenta doce años de la vida de Henry Chinaski, álter ego de Bukowski. Esta es, pues, una historia semi-biográfica. Una historia que parece hablar de sueños frustrados y conformismo, pero que tiene demasiadas digresiones para focalizarse en nada. A la postre, uno no sabe si se encuentra frente a una novela con un mensaje aguado o ante un deslavazado estudio de personaje.
Por otro lado, digo que la prosa de Bukowski presenta altibajos considerables porque pasa de reflexiones geniales a metáforas manidas en menos que canta un gallo. También compagina interesantes recursos estilísticos (la técnica del "patchwork") con otros menos afortunados (enfatizar conceptos obvios mediante mayúsculas o cursivas). Y no hablemos de esos pasajes tediosos que se le cuelan al escritor de tanto en tanto; pasajes que hablan largo y tendido de temas tan fascinantes como el código de ética de la oficina de correos, las carreras de caballos o la morfología urbana de Los Ángeles.
En primer lugar, porque es más irregular de lo que recordaba. Su estructura y su argumento son un desastre, y su prosa tiene altibajos brutales. A esto súmale que el realismo sucio, género en el que se inscribe, ya no despierta en mí la admiración de antaño.
Pero bueno, especifiquemos a qué me refiero con que la estructura de este libro es un desastre. Antes he dicho que Cartero es una novela, pero realmente se puede considerar un ciclo cuentístico, ya que los relatos que la conforman tienen cierta unidad. No obstante, esta unidad se limita al protagonista compartido y a algún elemento recurrente puntual. De modo que las partes se sienten a menudo desconectadas del todo.
Asimismo, el argumento no acaba de funcionar. Cartero nos cuenta doce años de la vida de Henry Chinaski, álter ego de Bukowski. Esta es, pues, una historia semi-biográfica. Una historia que parece hablar de sueños frustrados y conformismo, pero que tiene demasiadas digresiones para focalizarse en nada. A la postre, uno no sabe si se encuentra frente a una novela con un mensaje aguado o ante un deslavazado estudio de personaje.
En cuanto a aspectos positivos, diría que esta auto-ficción se siente muy honesta. Además, hay que admitir que la voz de Bukowski, guste o no, es bastante personal. Su humor, negrísimo, es absolutamente hilarante. A destacar también el ejercicio de intertextualidad que hay en el final de la obra. Chinaski (y, por ende, Bukowski) abandona la miserable seguridad de su empleo con cuarenta y nueve años para dedicarse exclusivamente a escribir. Y escribe, precisamente, Cartero.
Lo dicho: una novela (o ciclo cuentístico, si lo preferís) muy irregular, con ideas la mar de sugestivas eclipsadas por otras que son decididamente mediocres. Bukowski fue un descubrimiento en mi adolescencia, pero mucho me temo que mi gusto lector le ha dejado atrás.
También de Charles Bukowski en ULAD: El capitán salió a comer y los marineros tomaron el barco, Pulp, La máquina de follar, La senda del perdedor , Hollywood
Creo que los relatos de Buk son mejores que sus novelas. Aseguran un rato de entretenimiento. Cartero está en la lista de abandonos del 2019.
ResponderEliminarEl Arpa Birmana
Hola :
ResponderEliminarEs curioso que hayas publicado hoy esta reseña, Oriol, porque en el libro de Juan Bonilla sobre su bibliofilia (muy próximamente en Un Libro Al Día), justamente dedica un capítulo a su pasión juvenil por Bukowski y menciona como este escritor, pese a patecer el paradigma de creador marginal, borrachuzo, etc... mantuvo durante muchos años su probo y rutinario trabajo de cartero, y sólo lo dejó cuando tuvo claro que podía dedicarse en exclusiva a la literatura.
Un saludo a ti y al viejo Hank, esté donde esté...
Coincido con el reseñista en que Bukowski pierde en una segunda lectura. Yo también leí prácticamente todas sus novelas y cuentos (no la poesía) cuando tenía veinte años. En la prehistoria. Hank atrae a la sensibilidad joven con el marchamo del malditismo. Bukowski era el escritor ebrio, el cronista sucio de las clases depauperadas de los EEUU, de los perdedores, de las putas y de los clientes de los bares tristes, el poeta rijoso e indecente de la musica de cañerías. En aquel momento, me encantó, como a miles. Y luego estaban los títulos de algunos de sus libros: ¨La máquina de follar" o "Erecciones, eyaculaciones y exhibiciones." Eran como cebos para atraer al lector que empieza, que no tiene mucho criterio, que se deja deslumbrar con facilidad y que lee lo que le echen, sin tasa. Pero luego sí es cierto que los libros de Bukowski se resienten en la relectura: demasiada sordidez, demasiadas vomitonas, demasiado machismo. Hay algo de trampa y cartón en todo eso, en su reiteración. Tantas asquerosidades una tras otra acaban cansando, su realismo sucio termina por resultar árido, por estragar. Bukowski es un autor repetitivo. No obstante, sus libros siguen transmitiendo muy bien la anomia, más que la deseperación, del underground americano. Son como crónicas sucias del vacío existencial de los perdedores de la gran ciudad. En este sentido, siguen siendo extraordinarios. Y otro aspecto de sus libros que creo que se sigue manteniendo muy bien es el humor negro, sardónico, sin esperanzas, que recuerda al lúcido y amargado Ambrose Bierce. En Hank no existe preocupaciones culturales, sociales o religiosas de ningún tipo, y por tanto no hay sermones; su mundo es plano, nihilista, amoral, de gente rota que entra y sale, se conoce, se emborracha, folla, cometen algún delito menor y luego desaparecen sin atar ningún lazo humano, perdiéndose para siempre en la noche de neón americana. Al final, este pesimismo total unido a su estilo desinhibido y vulgar acaba potenciando el ambiente lúgubre y cómico de los relatos de Hank: nada tiene realmente importancia, y lo mejor es beber y reírse de todo y todos. Además, en sus relatos nadie pierde la esperanza porque jamás sus personajes la han tenido. Este nihilismo marginal, de borrachos y vagabundos, es la gran aportación de Hank a las letras americanas. Me parece que Bukowski, como Lovecraft, Verne, Conan Doyle o Baroja, sirve para irrumpir en el mundo de la lectura. Es una estación de paso para otros autores mejores y más sólidos. Lo que es decir mucho del viejo y entrañable Hank, cuya máxima afición, según parece, era "rascarse los cojones." También decía que su autor favorito era Céline y su libro de cabecera "El extranjero" de Camus. Existencialismo y nihilismo. No eran nada malos sus gustos literarios.
ResponderEliminarMe da mucha pena Chinaski cuando no logra satisfacer las expectativas sexuales de su chica. Cuando no trabajaba, el cuerpo le daba para numerosos asaltos, luego el cansancio le vence y ella le desprecia.En fin, una obra en que el tema prevalece sobre la forma. Y esta forma, pobre, repetitiva y dispersa no da para sobrepasar una temática que satura y huele a sobaco, caspa y calzoncillos sucios al cabo de varias lecturas. El asombro ante el realismo sucio decae si no hay una buena narrativa detrás.
ResponderEliminarY este Chinaski tedioso, nihilista, dejado y fastidioso llega a la pantalla y es ¡Matt Dillon! Anda ya..x)
Saludos
PD: yo he leído a Bukowski de adulta. Los 19 (en el siglo pasado, por supuesto) me cogieron leyendo a la Regenta.Igual desequilibro las estadísticas. Soy mucho más abierta de mente ahora, de joven duela era una lectora pedante, que leía a escondidas a Stephen King.
Saludos a todos y gracias por estos estupendos comentarios.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo con El Arpa Birmana en que los relatos de Bukowski son tremendos. Tendré que releerlos, claro, y seguro que no me apasionan tanto como en su momento, pero recuerdo con mucho cariño varias de las antologías de este autor.
A Juan tengo que decirle que el bueno de Bukowski mantuvo su empleo en correos, es cierto. Pero como la mitad de las cosas que cuenta en este "Cartero" sean ciertas, y yo me inclino a pensar que sí, no sé si hubo algo de suerte en que no le echaran antes.
Anónimo y Lupita, coincido con los dos en que las relecturas no le hacen ningún bien a este escritor. No le niego méritos, que tiene, y muchos, pero es cierto que su estilo impresiona especialmente a los lectores que empiezan con esto de la literatura. Es repetitivo y más interesante en el fondo que en la forma.
hola juan... difiero un poco de tu opinión y no porque Bukowski en realidad sea bueno o malo, por algo tiene ya su lugar en el mundo literario... ni porque entre la primera lectura de Cartero y la última haya miles de páginas y autores de por medio, marcando distancia en muchos sentidos... y claro, hasta podríamos culpar al traductor, pero no la diferencia es que 5, 15, 25 o 40 años después nosotros ya no somos los mismos, la vida nos ha dado cada revolcada y nuestra forma de interactuar con nuestra realidad no es igual... a mi me ha pasado con muchos escritores, por ejemplo, con José Agustín, no solo tengo todos sus libros sino hasta lo traté (aunque sin llegar a una profunda amistad) y hace poco que quise releerlo me dije: "uops, ¿por qué me gustaba tanto?), tan sencillo como porque en su momento sus personajes tenían muchos rasgos de mi personalidad, pero ahora, ya no soy aquel joven, y por lo mismo, hay más identificación, por poner un ejemplo, con la decadencia (por los años), del personaje Mario Conde de Leonardo Padura... saludos...
ResponderEliminarujule-rachid, supongo que este comentario iba para mí, autor de la reseña.
ResponderEliminarEn todo caso, debo decir que comparto tu punto de vista. Sin lugar a dudas, el haber leído mucho desde los diecinueve años es lo que me ha distanciado de Bukowski. Gracias a mi bagaje he constatado que ni su prosa es tan rompedora como a priori me pareció, ni sus temas tan frescos y originales.
Especialmente, los temas son lo que más me ha alejado de Bukowski. Adoro las historias depresivas o hasta fatalistas. No obstante, el mensaje de Buk es el de un "underdog" glorificado (aunque se retratan también sus defectos), y yo prefiero, siendo sinceros, que este tipo de personajes se vean indefensos y perdidos.
Leyendo tu casi relato,creo que no te entarastes de nada con 19 años y ahora de mayorcito
ResponderEliminarquizas te convertiste en un tecnico de la lectura pero que sigues sin enterarte de nada.
Anónimo, no te puedo tomar en serio si no argumentas tu comentario. Tú verás.
ResponderEliminarPues qué queréis que os diga. A mí, tanto la reseña como algunos comentarios me parecen de lo más pretencioso y mojigato que he visto en mi vida. Bukowski escribía para un público concreto, y por supuesto no escribía para mariquitas que se escandalizan enseguida. No sé, id a leer a Shakespeare.
ResponderEliminarOtro anónimo incapaz de argumentar su comentario. Hago un esfuerzo por entender lo que quieres transmitir, pero no lo consigo. A ver si precisamos un pelín más. Aunque supongo que es mucho pedir.
ResponderEliminarNo es mucho pedir, amigo:
EliminarComo avezado lector del viejo Buko, creo que todo lo que criticas (más allá de la temática, que te puede gustar más o menos, independientemente de la edad) se debe a una incomprensión por tu parte; vayamos punto a punto:
En primer lugar, esta obra se estructura de tal manera (igual que casi todas las demás novelas) por un motivo que, por supuesto, es deliberado: los saltos temporales que a ti se te antojan una cohesión deficiente existen por la necesidad de dar un mayor dinamismo. Las novelas de Buko versan, con mayor o menor veracidad, sobre un periodo de su vida; y como en cualquier vida mortal, hay elementos anodinos que no interesan al lector.
En segundo lugar, haces mención a pasajes como el código de ética de la oficina o las carreras de caballo como elementos superfluos que "se le cuelan". No digo que sean pasajes sustanciales; es verdad, no aportan nada a la "trama". Pero, ¿acaso todo lo que hacemos en nuestras vidas es épico? Eso que a ti te parece nimio, es totalmente intencionado: Buko nos quiere transmitir el absurdo de la vida de un desgraciado. Nos quiere hacer entender cuál es el estilo de vida de su personaje. Que sí, que puedes criticarlo todo lo que quieras, pues te puede gustar más o menos, pero no digas, por favor, que "se le cuelan"...
A pesar de todo, un saludo; este blog es cojonudo.
Estimado anónimo, celebro que hayas abandonado tu tono beligerante y buscado uno más conciliador. También que presentes unos argumentos definidos con los que contestar a mí reseña.
ResponderEliminarYo también soy un avezado lector de Bukowski. Creo que, en términos generales, es un gran escritor. Me gusta su estilo y su temática, aunque ni lo uno ni lo otro me impresiona tanto como en mi adolescencia. Que no le tenga en el panteón de antaño no significa que ya no aprecie su obra.
Dicho esto, deja que te aclare que, cuando un escritor narra hechos autobiográficos, espero dos cosas. Honestidad donde tiene que haberla y novelización donde la vida real se queda corta para convertirse en literatura. Mientras que Bukowski derrocha honestidad (habla sin tapujos de sus miserias y debilidades, sin embellecerlas aprovechando su privilegiada posición de narrador), peca de aburrido en algunos pasajes. Claro que las vidas de todos nosotros tienen momentos anodinos, pero si tú estás filtrando tu vida, si la estás novelando, debes evitar relatar minucias que no interesan a nadie o no aportan nada a la trama.
En cuanto al "que se cuelan" ciertos pasajes, entiendo que la expresión puede ser poco acertada. Soy consciente de que Bukowski escribió esos pasajes intencionadamente. Yo me refería a que los alarga demasiado, sin tener en cuenta que una novelización debería limar este tipo de cosas. No me vale con que insistas en que en la vida hay momentos nimios para justificarlos.
Me alegra que te guste el blog. Al menos, estamos de acuerdo en que es cojonudo. Abrazo.
A Bukowski le debo la entrada a la literatura, Factotum fue la primer novela que levantó esta pasión en mi. Después vinieron muchos otros (Kerouac, Hemingway, Capote, Junot, Berlin, Bolaño). Cartero al igual que Hollywood me parecen sus novelas más irregulares. Deberían reseñar Factotum y La senda del perdedor, sus obras más logradas a mi parecer. Saludos!
ResponderEliminarHola, Jorge, yo recuerdo que "Hollywood" no me gustó nada, y eso que la leí en una época en que Bukowski me encantaba. "Cartero", aunque es muy mejorable, no es tan flojita. Es más bien irregular, como tú dices.
ResponderEliminarPor cierto, "La senda del perdedor" ya está reseñada en ULAD.