Idioma original: inglés
Título original: The Mermaid and Mrs. Hancock
Año de publicación: 2018
Traducción: Carlos Giménez Arribas
Valoración: bastante más que recomendable
¿En qué consiste la felicidad? ¿En cumplir nuestros deseos y aspiraciones? ¿En obtener el éxito económico, el reconocimiento social? ¿En vivir como nos dé la gana? ¿En querer y ser queridos? Todas estas preguntas y más están implícitas en esta estupenda (e incluso impresionante) novela de la inglesa Imogen Hermes Gowar (ne sé si Hermes será nombre propio o apellido), una novela ambientada en el Londres de finales del siglo XVIII y escrita con un preciosismo y una maestría que, desde un principio, dejan poco lugar para la duda: cuente lo que nos cuente esta historia, queda claro que su lectura no va a ser una pérdida de tiempo.
¿En qué consiste la felicidad? ¿En cumplir nuestros deseos y aspiraciones? ¿En obtener el éxito económico, el reconocimiento social? ¿En vivir como nos dé la gana? ¿En querer y ser queridos? Todas estas preguntas y más están implícitas en esta estupenda (e incluso impresionante) novela de la inglesa Imogen Hermes Gowar (ne sé si Hermes será nombre propio o apellido), una novela ambientada en el Londres de finales del siglo XVIII y escrita con un preciosismo y una maestría que, desde un principio, dejan poco lugar para la duda: cuente lo que nos cuente esta historia, queda claro que su lectura no va a ser una pérdida de tiempo.
Más aún cuando se empieza a conocer la trama y los personajes, alejándose de algunos tópicos de la novela histórica, sus protagonistas principales son dos miembros exitosos pero marginales, por diferentes razones, de la sociedad: el anodino armador de Deptford Jonah Hancock y la hermosa cortesana Angelica Neal, vuelta "a la circulación" tras una relación en exclusiva con un viejo duque. Ambos entran en contacto a través de la razón más peregrina que cabe imaginar: la aparición de una auténtica sirena, que el capitán Tysoe Jones le trae a Hancock de uno de sus viajes. La sirena cataliza toda la narración, de forma que a su alrededor se mueven no sólo Hancock y Angelica, sino alcahuetas de postín, prostitutas de variada fortuna, caballeros adinerados, criados de diferente condición, artesanos, policías, gente de alcurnia... en fin, una representación escogida pero variada de la sociedad o parte de esa sociedad inglesa de la época georgiana.
Éste, el retrato social de una época y país en la que la diferencia de clases estaba especialmente marcada es uno de los atractivos del libro. pero sin duda, podemos decir que, en esencia, se trata de una historia de amor, o del comienzo de una, muy peculiar y enrevesada, sui géneris, nada al uso de estos tiempos (quizás tampoco de aquéllos), una historia sobre lo que cabe esperar o no del amor verdadero, si es que algo así existe... Mas sobre todo -y aquí creo que el libro ganan muchos enteros- es una historia de mujeres y sobre las mujeres, pese al coprotagonismo del señor Hancock y la presencia de otros hombres en roles secundarios: desde la vieja "abadesa", la señora Chappell, a sus pupilas, como la mulata Polly Campbell; muchachas inocentes con responsabilidades de adulto como es Sukie Lippard, la sobrina de Hancock o damas de compañía de igual responsabilidad, pero para nada inocentes, como la señora Frost. Existosas cortesanas y criadas simplonas o jóvenes burguesas de aire ramplón. Un plantel de variados papeles femeninos que la autora maneja con una soltura y sensibilidad encomiable, porque esta novela, además de estar muy bien escrita, denota -incluso en sus momentos más crueles, que los hay-, una empatía y delicadeza hacia sus personajes que ya quisieran poder mostrar escritores más talluditos.
Porque esa es otra: resulta que Imogen etc... tiene algo así como treinta añitos... luego escribió la novela con veintitantos. Y ya sé que la edad del autor/a de un libro no debería ser algo que entrar a valorar, pero si lo ha hecho en los casos del desaparecido y ya añorado Camilleri o la aún en forma Joyce Carol Oates, también es justo señalarla en los casos de esta escritora o de Mónica Ojeda, creo yo. Y qué envidia que dan las dos, por cierto...
Retornando al principio de la reseña: ¿Qué es, al fin y al cabo, nuestra sirena? ¿Una metáfora de la felicidad, entonces? ¿Del amor, del matrimonio, del anhelo? ¿O lo es más bien del desamor, de la infelicidad? Habrá que leer la novela para saberlo, quizás... lo único que puede asegurar es que ésta es una auténtica delicia. Creedme.
Éste, el retrato social de una época y país en la que la diferencia de clases estaba especialmente marcada es uno de los atractivos del libro. pero sin duda, podemos decir que, en esencia, se trata de una historia de amor, o del comienzo de una, muy peculiar y enrevesada, sui géneris, nada al uso de estos tiempos (quizás tampoco de aquéllos), una historia sobre lo que cabe esperar o no del amor verdadero, si es que algo así existe... Mas sobre todo -y aquí creo que el libro ganan muchos enteros- es una historia de mujeres y sobre las mujeres, pese al coprotagonismo del señor Hancock y la presencia de otros hombres en roles secundarios: desde la vieja "abadesa", la señora Chappell, a sus pupilas, como la mulata Polly Campbell; muchachas inocentes con responsabilidades de adulto como es Sukie Lippard, la sobrina de Hancock o damas de compañía de igual responsabilidad, pero para nada inocentes, como la señora Frost. Existosas cortesanas y criadas simplonas o jóvenes burguesas de aire ramplón. Un plantel de variados papeles femeninos que la autora maneja con una soltura y sensibilidad encomiable, porque esta novela, además de estar muy bien escrita, denota -incluso en sus momentos más crueles, que los hay-, una empatía y delicadeza hacia sus personajes que ya quisieran poder mostrar escritores más talluditos.
Porque esa es otra: resulta que Imogen etc... tiene algo así como treinta añitos... luego escribió la novela con veintitantos. Y ya sé que la edad del autor/a de un libro no debería ser algo que entrar a valorar, pero si lo ha hecho en los casos del desaparecido y ya añorado Camilleri o la aún en forma Joyce Carol Oates, también es justo señalarla en los casos de esta escritora o de Mónica Ojeda, creo yo. Y qué envidia que dan las dos, por cierto...
Retornando al principio de la reseña: ¿Qué es, al fin y al cabo, nuestra sirena? ¿Una metáfora de la felicidad, entonces? ¿Del amor, del matrimonio, del anhelo? ¿O lo es más bien del desamor, de la infelicidad? Habrá que leer la novela para saberlo, quizás... lo único que puede asegurar es que ésta es una auténtica delicia. Creedme.
Lea el manuscrito gratuito del libro de la verdad para todos con su traducción al alemán del propio autor, y luego envíelo a quien desee. Muchas gracias!
ResponderEliminarhttps://c.web.de/@634333531530592560/PU-ilGIhSuO5UEb1CE1eDw
Wunderbar!
EliminarMe agradó mucho el tono de tu reseña, Juan. Ligera, chispeante, intrigante y con la dosis de información necesaria para despertar el bichito de la curiosidad por este libro y su autora. Imogen...bello nombre.
ResponderEliminarImaginarás que estoy transitando el duelo por la muerte de nuestro admirado Andrea C. No por esperable menos doloroso. Como leí en alguna necrológica, el momento menos deseado, cuando se publique Riccardino, la última aventura del Comisario Montalbano y sus secuaces.
Hols Pums... Sí, siempre nos dejan los mejores. Un hombre en la flor de la vida, además, al que le quedaban tantos años por delante...
ResponderEliminarBueno, en serio, creo que tanto Imogen etc... como Camilleri son dos ejemplos que debemos tener presentes para darnos cuenta que no importa la edad (ni el género ni la nacionañidad, añado) a la hora de ponerse delante de una hoja de papel a inventar historias. Sólo importa el talento (lo digo por si alguien está pensando en seguir su ejemplo).
Por cierto, que me complace que los nombres de estos dos escritores quede uno, siquiera aquí y de forma fortuita, porque cuando leía la novela me acordé de don Andrea, que aún no había fallecido, claro, porque tanto él como Imogen H. Gowar son dos autores que tratan el sexo con mucha nsturalidad y desparpajo, e incluso originalidad, algo no tan frecuente.
No me enrollo más; un saludo, amigo Puma, y espero que la próxima novela de Montalbano te ayude a sobrellevar esta pérdida.
Hola Juan:
ResponderEliminarHermes es apellido. Respecto del libro espero que se edite en Argentina (todas las críticas que leí han sido buenas) de lo contrario es incomprable: aproximadamente 40 dólares al cambio actual.
Saludos
Hola Gabriel:
ResponderEliminarNo sé qué decirte: biblioteca pública (aunque he tenido que ir a una que está a 25 kms. de mi casa, eso también...)
De todas formas, fuera de las bibliotecas no creo que en España se encuentre ya fácilmenyte, porque se publicó a principios del año pasado y eso ya es una eternidad en cuanto al ritmo de novedades editoriales, por desgracia.
Un saludo y gracias por el comentario y la aclaración.
Hola, Juan:
ResponderEliminarQué buena pinta tiene este libro y qué reseña tan entusiasta. Respecto a las malas noticias, supongo que ya lo sabrás, Katixa cierra su librería. Así que tocará ir a despedirse , hacerse con algunos de sus tesoros y poner una caja en mi casa donde ir a tirar las p.. fajas de los libros. Muy triste.
Saludos
Pues sí, Lupita, lo de Deborahlibros es una verdadera lástima; primero, porque cierra una librería estupenda; segundo, porque Katixa es una persona estupenda y un encanto, y en tercer lugar, porque aunque no escriba en ULAD, es "una de los nuestros", en cierto modo. Tiremos todas las fajas en su honor, a partir de ahora...
EliminarEn cuanto a esta novela, está muy bien, de verdad. Estoy seguro de que a ti te gustaría.
Un salydo y gracias por el comentario, como siempre.
Hola! Ya te estamos siguiendo.
ResponderEliminarNuestro blog está enteramente dedicado a la obra de Liliana Bodoc:
https://palabrasdelilianabodoc.blogspot.com/
Te esperamos, gracias por difundir.
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