Sesenta años después de su publicación, Lolita sigue generando controversia. Si a eso le sumamos que en 2.018 (el año del #MeToo) Anagrama reeditó su «biblioteca Nabokov» y puso en crisis sus propias cubiertas de este clásico indiscutible, el resultado es que las redes están on fire y que no se puede añadir nada que no se haya dicho ya. Pero en ULAD somos como somos, el próximo 1 de marzo celebramos nuestro décimo aniversario y además, siempre intentamos darles a nuestros lectores una visión genuina sobre cualquier cuestión relacionada con libros o literatura. Por lo que aquí va otra entrega de nuestra serie MALDITAS CUBIERTAS.
Así como la profusión de cubiertas fallidas de Marianela estaba propiciada por haber faltado a la condición necesaria de leer la novela, las cubiertas de Lolita nos ponen frente al dilema de dilucidar qué es más grave: si el hecho de no leer (por ignorancia o por desidia) o el hecho de sí leer pero no enterarse de un carajo. Por ello, las cubiertas de Lolita recopiladas a continuación se agrupan según lo que cada editorial debió entender en su momento sobre la historia y su protagonista.
1. PELIGRO: FINCA VIGILADA POR NÍNFULAS
Todavía hay quien tiene serias dudas a día de hoy de que Humbert Humbert fuera realmente un puto pederasta de mierda (en adelante, PPM) y no un pobre hombre con una —digamos— alta sensibilidad hacia la belleza femenina en fase infantil, enamorado sin remedio de una nínfula lúbrica y manipuladora. Y tal vez por eso, el mercado está saturado de ediciones de Lolita que muestran todo el abanico de actitudes que, efectivamente, adoptan las niñas cuando se encuentran a solas con un hombre adulto al que apenas conocen.
a) Las que sonríen complacidas al sentirse observadas o sostienen la mirada con coquetería.
a) Las que sonríen complacidas al sentirse observadas o sostienen la mirada con coquetería.
b) Las que se exhiben abiertamente.
c) Las que adoptan la actitud de una mujer adulta que ha pasado demasiado rato sentada junto al brasero.
Viendo esto, podría pensarse que, de ser más explícitos, Lolita acabaría en los estantes de «revistas para adultos», sin embargo…
d) …la industria editorial no pudo resistirse ante semejante nicho de mercado y además ¿Quién dice que el gremio del transporte pesado por carretera no lee?
2. CUANDO UN DEDO APUNTA AL CIELO...
Como algunas voces argumentaron que las Lolitas lúbricas no reflejaban en absoluto el verdadero conflicto de la protagonista, las editoriales pusieron a trabajar a sus departamentos de I+D. Estos concluyeron que el conflicto de Lolita no era otro que el de una pobre niña víctima de sus propias hormonas de crecimiento. Porque, como todo el mundo sabe, cuando una se halla en esa frontera incierta donde la niñez da sus últimos coletazos, el cuerpo cambia a tal velocidad que obliga a enfrentar auténticas situaciones límite.:
a) Creces tan rápido que te ves obligada a hidratarte los labios constantemente para que no se te queden como una mandarina pelada.
a) Creces tan rápido que te ves obligada a hidratarte los labios constantemente para que no se te queden como una mandarina pelada.
b) Creces tan rápido que tu ropa encoje, ya no sabes ni el pie que calzas y a veces hasta tienes que recurrir al armario (y las pelucas) de tu vecina, la artista de variedades.
c) Creces tan rápido que necesitas ingerir grandes cantidades de azúcar (desnuda) para que no te dé una hipoglucemia.
Por incomprensible que parezca, muchas de estas ediciones fueron igualmente a parar a los estantes de «revistas para adultos».
3. PELIGRO: FINCA VIGILADA POR METÁFORAS
En vista de los problemas suscitados con la representación del personaje de Lolita, algunos equipos creativos optaron por evitarla valiéndose de metáforas visuales:
Por lo que se puede observar, Lolita es una bella mariposa que vuela (ejem) libremente y para la que la vida está pintada de color (ejem) rosa. Un día se va a Pachá y toma algo que no le sienta demasiado bien y empieza a tener visiones de fresones —unos enteros y otros partidos— que revolotean a su alrededor por lo que decide comprarse un refresco en una máquina de autovending pero, sin saber muy bien cómo, acaba (desnuda) dentro de la máquina. Enigma resuelto.
4. LO-LI-TA
Tras la crisis de las Lolitas lúbricas y de las metáforas visuales, la desesperación llevó a alguien a utilizar una ouija para pedirle a Nabokov su sabio consejo. La respuesta resultó reveladora: «Leed la primera página, zánganos».
5. DOS PIERNAS
La vida editorial de las cubiertas «LOLITA» fue bastante corta porque, como dijo algún editor: la gente no se compra una novela para que esté toda llena de letras. Y se decidió que la mejor manera de mostrar a Lolita sin asumir riesgos era mostrando únicamente sus dos piernas. Porque, como todo el mundo sabe, la vida de una niña no da un vuelco atroz porque su madre se case con un PPM, si no por la maldita desgracia de haber nacido con dos piernas y de insistir constantemente en llamar la atención con ellas.
Es por eso que Spiderman no se cansa de advertirles a todas las niñas con dos piernas que tener dos piernas implica una gran responsabilidad.
6. QUE ALGUIEN LLAME A LA IMPRENTA
Ya hemos comentado este fenómeno en otra ocasión, y si una editorial puede cometer el despiste de publicar una porquería de novela y dejar en el cajón una potencial joya de la literatura, ¿por qué no puede publicar una novela con la portada de cualquier otra obra?
1. Los chicos del maíz (Stephen King)
2. Desayuno con diamantes (Truman Capote)
3. Descalzos por el parque (Neil Simon)
4. 50 sombras… 1, 2 y 3 (E.L. James)
5. ¿Mujer raruna en atmósfera onírica? Algo de Murakami.
6. Cualquier novedad chick-lit que te hará recobrar tu fe en el amor.
7. DE PASTA DE BONIATO ME DEJAS, NABOKOV
Porque Nabokov siempre sostuvo que Lolita era una pobre niña inocente que actúa sin imaginar que está siendo acechada por un PPM. Pero la opinión de Nabokov resultó ser tan poco relevante que llegó un momento (coincidente con el de su muerte) en que él mismo dejó de insistir en el asunto. Aún así llegaron al mercado algunas ediciones con cubiertas de niñas abstraídas en sus cosas de niña:
Sin embargo, estas estampas de infancia anodina no contentaban a aquellos que insistían en ver algo «feo» en la historia de la dulce Lolita, así que la industria editorial puso en el mercado unas cubiertas algo más incisivas, con la esperanza de congraciarse con dicho colectivo de titiriteros alborotadores:
1. La ninfa mitológica que toca la flauta sin saber que en cualquier momento aparecerá Zeus disfrazado de toro o de cisne o de pizza-pepperoni con el objetivo de «raptarla».
2. La muñeca sin voluntad ni albedrío.
3. El rostro de una niña que apela al lector con su mirada triste.
4. Una flor deshojada. Reconozco que es una metáfora muy manida pero hay que ver lo bien que se ajusta al caso.
5. El encierro en una habitación rosa / Unas braguitas y dos piernas.
Y, ya para terminar, están esas cubiertas que no se andan con sutilezas y que no hace falta que nadie explique:
La conclusión final no puede ser otra que la de culpar a Nabokov de tanta confusión. Nabokov y esa manía de escritor por seguir a rajatabla la norma narrativa que afirma: no lo digas, muéstralo. Porque si Nabokov hubiera dicho textualmente en sus páginas que Humbert Humbert era un PPM, nadie se habría quedado con la duda. Eso sí, Lolita tampoco sería un clásico indiscutible de la literatura tal como hoy la conocemos.
(Nota 1) Aunque no lo parezca, no podría haber escrito tantas tonterías juntas sin haberme documentado antes y por eso he leído CASI TODO lo que se había publicado en la red. Para ello he contado con la gran ayuda de una amiga documentalista (A. Cornet) que se mueve por internet con una gracia y una eficiencia que quitan verdaderamente el «sentío».
(Nota 2) La mayoría de las cubiertas que aparecen en el post están recogidas en esta página web. En ella figura el país, la editorial y el año de edición de cada una.
(Nota 2) La mayoría de las cubiertas que aparecen en el post están recogidas en esta página web. En ella figura el país, la editorial y el año de edición de cada una.
Jajaja, absolutamente genial! Y menudo currelo, hermanita. Enhorabuena!
ResponderEliminar¡Genial, Beatriz! Brutal entrada tanto por lo (muy) divertida como por lo revelador que resulta ver todas esas cubiertas... Está claro que el foco se ha puesto siempre sobre la figura de la niña, cuando para mí lo que cuenta la novela es la historia de un PPM, como tú dices. Sin embargo, su figura apenas aparece y no de forma demasiado negativa. Quizás si el libro se hubiese titulado "Humbert Humbert", en vez de Lolita.
ResponderEliminarOtro detalle: ha sido muy elogiada la nueva cubierta de Anagrama para su libro de bolsillo, que presenta a. Lolita como una víctima, pero recordemos que la de los fresones también es de la misma editorial...
Un saludo y enhorabuena por esta grandísima entrada, compañera... ; )
Qué es lo que tiene que reflejar la Portada?
ResponderEliminarLo que ve la editorial (Un producto a vender)?
Lo que veía o quería mostrar Nabokov (PPM)?
Lo que veía Humbert?
Ahí lo dejo.
Enhorabuena por la entrada y por el curro que supone un artículo así.
¡Muy buena entrada, Beatriz! ¡Felicidades!
ResponderEliminarY, al hilo del anterior comentario, coincido en que parece que cada uno tiene sus intereses y la editorial busca, a través de través del anzuelo que supone la imagen de la cubierta, atraer el máximo número de posibles compradores.
Daría para un ensayo sociológico pues, ¡cuál de las cubiertas despierta más curiosidad o atrae más la atención? ¿Cuál de ellas mantiene o preserva, de manera más intacta, la intención y propósito del autor al escribir el libro? ¿Es la cubierta únicamente un gancho comercial o debe ser algo más? Me viene ahora a la cabeza la editorial catalana "Club editor" que, en todos sus libros, la cubierta únicamente contiene el título, nombre del autor/a y del traductor/a; el único "lujo" artístico (o licencia artística) que se permite es jugar con el color de la cubierta.
Interesante entrada que da para un largo y extenso debate.
Saludos
Marc
Carlos Andia,
ResponderEliminarGracias, compañero. Ha valido la pena.
Juan,
Muchas gracias. Y, efectivamente, los fresones y la piruleta y alguna otra no menos curiosa que corre por ahí.
Anónimo,
Creo que esa pregunta debe respondérsela cada uno a sí mismo como lector, consumidor y ser humano. En mi opinión y por lo visto en este caso cómo algunas cubiertas han desvirtuado el "mito-Lolita": NO-SÍ-SÍ
Muchas gracias por comentar.
Marc,
ResponderEliminarEn primer lugar, muchas gracias.
En segundo lugar, y en la línea en que respondía a "anónimo", creo que cada lector puede tener unos intereses u otros en relación a las cubiertas. Seguro que hay quien forra sus libros con el catálogo de IKEA y me parece de lo más respetable. Sobretodo por una cuestión de reciclaje.
Si ahondamos un poco más, la primera reflexión que me viene a la cabeza es que, se publique la cubierta que se publique y sean los que sean sus intereses, esa decisión es IMPORTANTE y tiene CONSECUENCIAS, las que sean. Y el responsable de dicha cubierta tiene que ser muy consciente de ello.
La segunda reflexión es que TODAS la cubiertas están pensadas para vender. Otra cosa es de qué manera pretenden captar el interés del lector, lo que nos da muchas pistas sobre qué opinión tienen algunas editoriales sobre su lector potencial. Ahí está, me parece, el ensayo sociológico que mencionas.
Encantada de verte por aquí.
Si se me permite intervenir otra vez, a mí me parece muy interesante tanto lo que ha vomentado el o la anónimo/a como tu reflexión posterior, Beatriz, pero añadiría un factor más , que el temporal. Por el diseño más o menos viejuno de las cubiertas podemos deducir que hubo una época en la que el libro se veía o al menos pretendía venderse como una "novela erótica" o subidita de tono (ergo, la pederastia no les parecía para tanto, entonces), luego como una novela de alta literatura sin renunciar a su carácter erótico, pero en plan más fino y la última tendencia, presentarla como la historia de una víctima, (ya sea de un vicioso pervertido o del heteropatriarcado en su conjunto) no de una nínfula provocativa...
ResponderEliminarSin embargo, repito, el victimario apenas aparece y eso me recuerda, por ejemplo, a los muchos titulares de mujeres que "caen muertas a consecuencia de", y no "son asesinadas por"...
¡¡¡Morbo, polémica, escándalo!!! En definitiva super fan de la serie que dedicáis a las cubiertas.
ResponderEliminar¿¿encoje?? ¿¿2.018, así con punto y todo??
ResponderEliminarPrimero felicitarte por lo divertido del trabajo y especialmente por el gran curro que se ve detrás. Aunque la verdad es que mi posición sobre esto de dedicarle espacio a las portadas es contraria a la de Cities; no me interesa. Me parece incluso anti literario.
ResponderEliminarJamás compré o descarté un libro por su portada y que haya gente que en una librería se decanta por este aspecto para elegir una obra es algo que me parece de locos.
Incluso, si me pusiera a mirar lo estético de una edición me importaría más el canto del libro, que es lo que se ve en las estanterías de casa, que lo que tenga delante.
Estoy seguro que no soy nada original y que mi punto de vista se comprende.
Después de la reseña y los comentarios que van, no tengo claro si el tema central es "las cubiertas" o más bien "los títulos". Desde luego están íntimamente relacionados, porque los editores suelen basar ilustración de cubierta en el título del libro, lo cual a veces lleva a desvariar.
ResponderEliminarPermítaseme reparar en una obviedad: "Lolita" fue titulada así por su autor, y los títulos no son inocentes. Imponen un enfoque determinado, intencionado y a veces muy definido y limitador. (Piénsese en el caso de "La Regenta", que no fue titulada "Ana Ozores" ni "Vetusta", con lo que se nos impone la focalización de un determinado personaje visto por otros, y no una inexistente descripción aséptica). Pues "Lotita" se titula así por algo, y ya desde la cubierta y la portada se nos impone por parte del autor un determinado enfoque de la relación entre los personajes. En definitiva, en este caso no parece desacertado que los editores hayan tendido masivamente a presentar gráficamente el aspecto del personaje de la niña tal como Lolita es percibida por el otro protagonista.
Lo de los títulos merece un estudio.
Hola, Toloveo.
ResponderEliminarPido perdón a ti a todo el mundo por intervenir otra vez, que parece que la reseña sea mía (y para mi gran envidia, no es así), pero me doy por aludido al ser quien ha mencionado el título de la novela. Hombre, está claro que como título queda mucho mejor "Lolita" que "Humbert Humbert", y además no podría ser de otra manera después del magnífico comienzo que se marca Nabokov (admás de que sospecho, o siempre me ha parecido, que el nombre de la chiquilla es una alusión irónica, por no decir sarcástica, al personaje de la cabaretera de la película "El ángel azul"... Lo cierto es que no tengo ni idea, pero quizás algún nabokoviano nos pueda sacar de dudas), pero insisto en que, bajo mi parecer, el protagonista es el PPM y no la niña...o en todo caso, la protagonista sería la obsesión de él por la niña. En ese sentido, el título también está bien puesto (sobre todo, ya digo, si es una alusión a la Lola-Lola de "El ángel azul"), de la misma forma que la novela de Clarín habla más de Vetusta que de Ana Ozores, pero el título de "La Regenta" lo resume a la perfección, porque hace alusión a un personaje a través del papel que la sociedad en la que vive (la auténtica protagonista de la novela) le ha reservado...
Bueno, que estoy de acuerdo contigo, pero me sigue pareciendo demasiado sesgado que en todas las cubiertas la protagonista sea la niña y su supuesta vis erótica.
Y ya me callo. un saludo.
Hola!nos puede resultar difícil aplaudir con las alas.pero dalo por hecho y sino unos ululante se silbidos.te llevas el premio a la originalidad y al trabajo arduo y concienzudo.espectacular!! Abrazosbuhos.gracias por la originalidad y el buen humor.
ResponderEliminarEstoy conforme con Juan en que "el momento" en que se edita cada cubierta también tiene mucha importancia. (Por cierto, Juan, no te disculpes por participar que este es un blog de libre circulación, ¡faltaría más!).
ResponderEliminarSobre la cuestión del título, es evidente que tiene mucha enjundia y en esta obra más, y que estamos siempre desde el punto de vista de Humbert y eso es un input determinante. No obstante (aquí debo reconocer que hace varios años que leí la novela y no la mantengo tan nítida en mi memoria como quisiera ahora mismo) y en relación al punto de vista de Humbert Humbert:
- Humbert es un hombre inteligente y refinado que no cae en descripciones burdas. Desconocemos sus pensamientos más oscuros (descriptivos y vulgares) porque los oculta deliberadamente y él jamás en la novela nos expone a Lolita con la ordinariez de algunas de las cubiertas que muestro en el post.
- Humbert se defiende sugiriendo que Lolita es lo que no es: una ninfa lúbrica y manipuladora pero el lector jamás obtiene de la lectura de la novela ningún indicio o imagen de que eso sea así.
- Humbert "ama" a Lolita porque es una niña inocente, le gustaría que jamás creciera, sabe que la retiene contra su voluntad, sabe que ella llora por las noches... que él luego en su cabeza se monte otra fantasía con la que "encandilar" al lector y a aquellos que lo juzgan es una cosa, pero que haya sido esa visión sesgada la que más se ha materializado en las cubiertas responde a otros motivos.
No es casualidad que el mito de Lolita haya derivado hacia el arquetipo de la niña dispuesta a todo para que un hombre adulto la posea, pero no tiene nada que ver con la historia de Nabokov y -reitero- es muy sesgado echarle la culpa a Humbert. El mercado no engaña: si algo vende es porque hay mucha gente dispuesta a comprarlo. Y somos nosotros (el público consumidor) los que "compramos" la convención de que Lolita es una ninfómana infantil y no Humbert.
En otro orden de cosas, gracias a todos por recibir esta serie con tanto entusiasmo. Me parece que algunos colaboradores ya trabajando en nuevas entradas de este tipo.
Grandísima entrada en el blog.
ResponderEliminarDerrochando ingenio y dedicación.
Mi aplauso.
Muy flojito...
ResponderEliminarBeatriz, me ha encantado la reseña. Me lo he pasado como una enana, sobre todo con lo de "con aspecto de haber estado mucho junto al brasero", y expresiones similares.
ResponderEliminarAntes no prestaba tanta atención a las ediciones, pero desde que se piratea tanto la cultura, amo cada vez más al libro escrito, y tengo algunos ejemplares que guardo como oro en paño.
Desde luego, ninguna de las cubiertas está falta de intencionalidad, y todo ese morbo ha hecho que se tenga una visión distorsionada sobre la historia de obsesión que se nos cuenta. Mi madre aún me dice que como puede gustarme ese libro (por cierto, es un libro que he leído muchas veces y me parece una gran obra), si es que estoy a favor de la pederastia, o qué..
Por favor, Beatriz, nunca te hagas youtuber. A mí también me suben la tensión.
Saludos
Gracias, Lupita.
ResponderEliminarY lo de Youtuber me pilla mayor.
:D
Yo tampoco me había fijado mucho en las cubiertas. Conocía, cómo no, el mensaje distorsionado que había calado en la sociedad desde los tiempos de Nabokov, pero no me había fijado en hasta qué punto el elemento gráfico estaba sirviendo para retroalimentar y fijar en la mente de todos un contenido que no está en la novela en absoluto. Leedla, por favor. Cuando lo hagáis, la mayoría pensará que está retratando a un enfermo, una idea que no se tiene antes de leerla. Pero tampoco es así realmente: la auténticamente enferma es una sociedad que cuando se hace ficción de un caso como este no se pregunta qué nos está pasando. Vale, se lo empieza a preguntar ahora, pero todavía en círculos minoritarios, en su época y en todo el tiempo transcurrido desde entonces lo que se ha hecho es alimentar el morbo y convertir el nombre de Lolita, la hija preadolescente de una señora algo ingenua, en el calificativo de algo que NO EXISTE. Porque, les cuento un secreto, no existen las "lolitas", hay niñas, niños, mujeres y hombres, y si no hay ningún calificativo semejante respecto a los chicos es porque la fantasía de las mujeres no está contaminada por pensamientos inconfesables que el libro dio pie para confesar.
ResponderEliminarPor eso agradezco infinito a Beatriz su maravilloso artículo. Porque ha trascendido el asunto de las portadas y ha explicado de manera muy gráfica y con mucho humor (y hay que ser muy templado para ser mujer y ser capaz de hacer humor de esto) la terrible equivocación que llevamos arrastrando décadas y más décadas.
También se ha hablado aquí del título de la novela. El título es simplemente el nombre de la víctima de un atropello terrible contra una persona indefensa, y por tanto está muy bien darle protagonismo a ella y no a él. El problema es que ese nombre propio se ha convertido en una fantasía masculina, pero en principio era tan anodino como pueden serlo Marta, Cristina o Antonia. Por lo general los nombres propios de personajes de ficción que se han convertido en nombres comunes aluden a las proezas de quien los llevaron: un quijote, un hércules, un sansón, un salomón... Una lolita en cambio es una construcción mental que revela como toda una sociedad injusta y asimétrica puede fantasear con los seres más inocentes y dignos de respeto, las lindas personitas que un día se pueden convertir en nuestras madres. Espero que de aquí a muy poco nadie atribuya a ese nombre las características que todavía se le adjudican ahora porque se hayan borrado de nuestra mente por completo. Entonces podremos decir que nos hemos convertido en una sociedad más sana, equilibrada y armónica.
Hola, Montuenga:
ResponderEliminarQué bien escribes, me has emocionado, de verdad.
Gracias
es una magnífica obra de ficción... de las clásicas... es extenuante, pero merece la pena...
ResponderEliminaradenda: no he leído la crítica, he leído la novela...
ResponderEliminarMontuenga,
ResponderEliminarmuchas gracias por tu comentario. El paso de este post por ULAD no podía quedarse sólo en la vertiente superficial y lúdica del asunto. A veces hay que decir las cosas así de claras.
Un abrazo
O et A,
ResponderEliminarSi quieres leer la crítica de "Lolita" tendrás que hacerlo aquí:
http://unlibroaldia.blogspot.com/2009/10/vladimir-nabokov-lolita.html
Este es un artículo que analiza las cubiertas de las diversas ediciones de este clásico.
Un saludo
Muy divertida la reseña de portadas de Lolita, Beatriz.
ResponderEliminarSobre las portadas 4 y 5, imagino que es cierto que las letras no venden y en el caso de Lolita habría que leer la primera página con los ojos cerrados. Así que si yo fuese editora pegaría en la portada un audio del arranque de Lolita, porque nadie sería capaz de resistirse a esas aliteraciones, a esa pasión.
Paqui:
ResponderEliminarPatenta esa idea ya antes de que algún editor se la haga suya, que con las nuevas tecnologías cada vez es más fácil todo!
Un saludo.