Título original: Drawings
Traducción: Guillermo López Gallego
Año de publicación: 2014
Valoración: Recomendable para interesados
Este volumen rescata la obra gráfica de Sylvia Plath, una de las mejores poetas norteamericanas del siglo XX. El encanto de Dibujos, pues, más allá del que pueda tener su cuidada edición, es el de dar visibilidad a la faceta artística de Plath; faceta oculta bajo la densa sombra que proyecta su trabajo literario.
Dibujos recopila un total de cuarenta y cinco apuntes. La gran mayoría han sido hechos con pluma y tinta, aunque en alguno que otro se ha utilizado el lápiz. Todos estos apuntes se han tomado del natural y son completamente respetuosos, a la hora de plasmarlo, con el referente al que aluden: o bien lo retratan con fidelidad, o bien lo idealizan con gracia. Es por ello que el acabado general de estos dibujos oscila entre la minuciosidad naturalista y el preciosismo halagador. De modo que no os podéis imaginar mi desconcierto cuando la propia Plath afirma que se inspira en el primitivismo, y que persigue dicho acabado formal en sus obras. Lo cierto es que nada me parece más opuesto a la burda y arcaica tosquedad del primitivismo que estas estampas contemporáneas de motivos cotidianos, refinadas y hasta cierto punto virtuosas. Para que os hagáis una idea, Plath llegó a vender algunos de estos dibujos para ilustrar publicaciones en revistas que exigían un estilo tipo The New Yorker. Así que, ¿soy el único incapaz de establecer una relación entre ellos y el primitivismo?
Casi todos los dibujos compilados en este libro (excepto dos) son monocromos, basados en el fuerte contraste que existe entre el negro de la tinta y el color neutro del soporte. En ellos, la línea es omnipresente (la mancha, en cambio, aparece mucho menos), y define tanto el contorno de las figuras como sus volúmenes o texturas. Se nota que Plath tiene algunos problemas resolviendo la figura humana, sobre todo su anatomía; en cambio, presenta una facilidad envidiable a la hora de afrontar paisajes, objetos o animales. También se le da de maravilla el planteamiento espacial del dibujo: sus composiciones, a veces más tradicionales, en otras ocasiones más atrevidas, siempre ofrecen un atractivo diálogo entre los distintos elementos que componen sus dibujos, soporte incluido.
Se hace extraño saber que esta producción gráfica, tan bella y sosegada, acompañada por unas cartas y un diario íntimo igual de luminosos, son de Plath. Cualquiera que haya leído su lírica contrastará estas encantadoras imágenes, estos textos optimistas, con la voz áspera y amarga que impera en la poesía de la autora. Ya puestos, ¡quién iba a decir que una persona que escribe estas cartas, que dibuja así, acabaría quitándose la vida! Sucede, sin embargo, que el material recopilado en Dibujos (es decir, tanto las misivas y el diario como los propios dibujos) es previo al sufrimiento que acuchilló la biografía de su autora. Pertenece, de hecho, a uno de sus periodos vitales más pletóricos y felices: justo cuando obtuvo una beca Fulbright, se casó en secreto con Ted Hughes y visitó con él, en su idílica luna de miel, París y España.
En definitiva, Dibujos es un libro encantador. En especial para alguien como yo, que adora este tipo de propuestas. Quizás trascienda por poco la mera anécdota bibliográfica, pero creedme cuando os digo que hará las delicias del interesado. Y, ya de paso, dejadme aprovechar esta oportunidad para recomendar también las recopilaciones de dibujos de otros tres poetas: Jean Cocteau, Federico García Lorca o Günter Grass. ¡No tienen desperdicio!
También de Sylvia Plath en ULAD: La campana de cristal, La campana de cristal (contrarreseña), Sylvia Plath: una poeta visionaria
Excelente reseña y más excelente iniciativa dedicar una semana al Arte. Deberian(mos) hacer una lista de nuestros libros de arte favoritos: tanto los grandes (coffetable books) como de ensayos. Apuntare un par del los si se me permite. Saludos.
ResponderEliminarEn primer lugar, Sir Robin, gracias por comentar la entrada y alabar mi reseña. Por otro lado, te suplico que nos recomiendes los libros de arte a los que aludes. He estudiado Bellas Artes, y me encanta conocer nueva literatura al respecto; asimismo, estoy seguro de que mis compañeros también están interesados en tu aportación. Ya de paso, deja que yo te recomiende dos libros, aunque quizás ya los conozcas:
ResponderEliminarLas auras frías, de Walter Benjamin.
The elements of drawing, de John Ruskin.
También son bastante interesantes las cartas a Théo, de Van Gogh, las cuales, por cierto, reseñé hace ya algún tiempo para ULAD. Y todos los artículos de John Berger, autor que no descarto traer por aquí en breve.
Al final no me pude resistir a hacerme con el libro que reseñas. Adoro los libros, más si cabe los ilustrados, este es realmente bello. Por cierto vaya triste historia la de esa familia. Respecto a libros de arte a destacar: tengo que ponerme a ello...
ResponderEliminarNo sabes lo que me alegra oír esto, Sir Robin. ¡Ojalá lo disfrutes tanto como yo!
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