Idioma original: Inglés
Título original: Tit for Tat
Traductor: Íñigo F. Lomana
Año de publicación: 1981
Valoración: Entre recomendable y está bien
Esta es la última de las tres novelas que escribió Verity Bargate. Aunque no me ha gustado tanto como No, mamá, no, hay que reconocer que la supera en varios apartados. Para empezar, está más pulida a nivel formal. Además, su protagonista sí que encaja perfectamente con el mensaje global de la obra.
Puestos a comparar ambos textos, pero, debo decir que la trama de Con la misma moneda es inferior. Sobre todo, porque toma menos riesgos. En un par de ocasiones, incluso, peca de ser previsible, algo que era impensable en No, mamá, no. Recuerdo que, en esa novela, Bargate nos arrojaba algo que un escritor menos hábil hubiera convertido en una subtrama romántica. Eso, claro, hubiera sido caer en lo fácil, y la autora rehuyó esa dirección. Por fortuna. En cambio, en Con la misma moneda nos encontramos con un argumento más convencional.
Puestos a comparar ambos textos, pero, debo decir que la trama de Con la misma moneda es inferior. Sobre todo, porque toma menos riesgos. En un par de ocasiones, incluso, peca de ser previsible, algo que era impensable en No, mamá, no. Recuerdo que, en esa novela, Bargate nos arrojaba algo que un escritor menos hábil hubiera convertido en una subtrama romántica. Eso, claro, hubiera sido caer en lo fácil, y la autora rehuyó esa dirección. Por fortuna. En cambio, en Con la misma moneda nos encontramos con un argumento más convencional.
De todos modos, la de Con la misma moneda sigue siendo una gran historia. Sadie Thompson es nuestra protagonista. Tiene once años cuando la conocemos, y durante las 230 páginas de esta obrita la vemos crecer. La acompañamos durante su primera regla, la muerte de su madre, su pérdida de la virginidad... Y otros sucesos que no puedo desvelar, pues no os quiero destripar el argumento. En efecto, ya lo habréis adivinado: Con la misma moneda es una novela de formación, una que llega a conclusiones más bien amargas.
Sadie está retratada con tino. Su tapiz psicológico es el más pormenorizado de todos los que aparecen en la novela. Asimismo, el resto de personajes no se quedan a la zaga. Tim, el hombre del que se enamora, y Chris, vieja amiga de su madre, que acabará ejerciendo el rol de tutora, son también magistralmente definidos. Sus dispares personalidades, además, ejercen de contrapunto con respecto a la protagonista, a la vez que granjean diversidad a la narración.
Otro aspecto a destacar de Con la misma moneda son los mensajes que gravitan alrededor de la trama: las dificultades y "la culpa" de ser mujer, la sororidad, el amor... Quizás el tema cuyo tratamiento me ha gustado menos es la sororidad. Aunque está mejor llevada que en No, mamá, no, sigue siendo idealizada de forma algo ingenua, a ratos hasta argumentalmente tramposa. En cambio, Bargate ha bordado el amor: retrata su naturaleza bicéfala a la perfección. Por un lado, tenemos la cara luminosa del mismo; por otro, toda la oscuridad que acarrea. Exquisito.
En conclusión: estamos ante un libro conmovedor, repleto de virtudes y cuyos puntuales defectos no lo lastran en absoluto. Y para terminar querría felicitar a Alba Editorial. Mientras que en No, mamá, no aprecié algunos errores achacables a la traducción, Con la misma moneda no los tiene, y he considerado pertinente remarcarlo.
Sadie está retratada con tino. Su tapiz psicológico es el más pormenorizado de todos los que aparecen en la novela. Asimismo, el resto de personajes no se quedan a la zaga. Tim, el hombre del que se enamora, y Chris, vieja amiga de su madre, que acabará ejerciendo el rol de tutora, son también magistralmente definidos. Sus dispares personalidades, además, ejercen de contrapunto con respecto a la protagonista, a la vez que granjean diversidad a la narración.
Otro aspecto a destacar de Con la misma moneda son los mensajes que gravitan alrededor de la trama: las dificultades y "la culpa" de ser mujer, la sororidad, el amor... Quizás el tema cuyo tratamiento me ha gustado menos es la sororidad. Aunque está mejor llevada que en No, mamá, no, sigue siendo idealizada de forma algo ingenua, a ratos hasta argumentalmente tramposa. En cambio, Bargate ha bordado el amor: retrata su naturaleza bicéfala a la perfección. Por un lado, tenemos la cara luminosa del mismo; por otro, toda la oscuridad que acarrea. Exquisito.
En conclusión: estamos ante un libro conmovedor, repleto de virtudes y cuyos puntuales defectos no lo lastran en absoluto. Y para terminar querría felicitar a Alba Editorial. Mientras que en No, mamá, no aprecié algunos errores achacables a la traducción, Con la misma moneda no los tiene, y he considerado pertinente remarcarlo.
También de Verity Bargate en Unlibroaldía: No, mamá, no
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