Idioma original: inglés
Título original: True History of the Kelly gang
Año de publicación: 2001
Traducción: Enrique de Hériz
Valoración: recomendable
Señoras señores, les aclaro. Que no tiene que ver historia novelada con novela histórica. Que lo segundo es una de las lacras de la literatura y lo primero es algo que escasea y que está a distancia y vale la pena. Que no es lo del azul grisáceo y el gris azulado. Que no. Que cuando Carey (otro del que habré de leer más) toma la voz de Jed Kelly y emplea ese vocabulario básico, ese tono rasposo, esa carencia de signos de puntuación a la que puede costar algo acostumbrarse, no lo hace con la intención del lucimiento que lastra a los pesados que emplean cinco años en documentarse para entregar un tocho que tarda cinco años en leerse mientras nos deleitan con las historias de la pedrería que cubría el manto de armiño de un rey del siglo XI. No, no y no. Carey se integra y se mimetiza con el personaje y su único devaneo con el rigor per se es esa curiosa división del libro en legajos como para dar la apariencia de alguien hallando un tesoro literario enterrado en algún baúl que se ha salvado de la basura, y revelándolo. Es la máxima licencia visible porque desde las primeras páginas nos va a trincar de la pechera y nos va a arrastrar por los áridos lodos del Salvaje Oeste australiano, donde no hay apaches sino irlandeses, donde no hay búfalos sino canguros, pero al margen de esos detalles casi de atrezzo todo lo demás es puro western y pura historia de bandoleros de gatillo fácil, de duras historias personales de esas que acaban con la gente proclamando que la cabra tira al monte.
En un monólogo agotador y falto de puntuación por exigencias del guion, vamos pasando uno por uno por los hitos de la vida de Jed Kelly, histórico bandolero y asaltante y atracador de diligencias de la Australia más inhóspita. Tipo al que la vida le ha negado casi todo en su niñez. Un padre encarcelado, una madre desorientada y sojuzgada por todos los hombres que, incluyendo a su marido, la han vejado y humillado hasta el punto de ser una mera huésped de hijo tras otro, de hermanos y hermanas. Una espiral de resultados previsibles donde será asistimos a la maduración a golpes de Sed Kelly, líder la banda que ha ido aprendiendo de otros bandoleros (algunos de ellos emparejados por esa madre que es el centro de gravedad al que el protagonista siempre regresa, tiñendo la historia de tonalidades edípicas), las diversas fechorías- robo de caballos, asalto de carros, atraco de bancos- por las cuales se erigirá en un icono local, alguien que sale en la prensa y de cuyas andanzas se habla.
Problema que limita este libro: casi 500 páginas son muchas para una historia tan claramente previsible (se ve que el tal Kelly es una especie de leyenda en Australia, y que Carey noveló su vida, supongo basándose en documentación, pero esta claro que permitiéndose licencias creativas), y en mi experiencia lectora ya me he encontrado bastantes ejemplos de villanos que lo han sido como consecuencia de la injusticia o incluso de la arbitrariedad de que quienes tienen que impartir justicia se inventen los delitos con los que puedan incriminarles (esto me suena mucho hoy en día). Héroes que han acabado sin otro remedio que ser villanos los hay en obras de Bunker, de Tolstoi, de Cercas, de Von Kleist, y ya no digamos si aún vamos más atrás en el tiempo. De hecho, La verdadera historia de la banda de Kelly tiene un poderoso aroma homérico. Y no digo, porque al final me inclino por recomendar esta novela, que la historia no sea potente y que Carey no sea solvente en su papel de narrador. Tan solvente como que en algún momento parece que estemos oyendo a esa estricta primera persona. Pero tanta reiteración disipa el entusiasmo inicial, y allá por la página 400 uno ya pide la hora al árbitro, porque, perdonad la broma, el partido ya sabemos cómo va a acabar.
Problema que limita este libro: casi 500 páginas son muchas para una historia tan claramente previsible (se ve que el tal Kelly es una especie de leyenda en Australia, y que Carey noveló su vida, supongo basándose en documentación, pero esta claro que permitiéndose licencias creativas), y en mi experiencia lectora ya me he encontrado bastantes ejemplos de villanos que lo han sido como consecuencia de la injusticia o incluso de la arbitrariedad de que quienes tienen que impartir justicia se inventen los delitos con los que puedan incriminarles (esto me suena mucho hoy en día). Héroes que han acabado sin otro remedio que ser villanos los hay en obras de Bunker, de Tolstoi, de Cercas, de Von Kleist, y ya no digamos si aún vamos más atrás en el tiempo. De hecho, La verdadera historia de la banda de Kelly tiene un poderoso aroma homérico. Y no digo, porque al final me inclino por recomendar esta novela, que la historia no sea potente y que Carey no sea solvente en su papel de narrador. Tan solvente como que en algún momento parece que estemos oyendo a esa estricta primera persona. Pero tanta reiteración disipa el entusiasmo inicial, y allá por la página 400 uno ya pide la hora al árbitro, porque, perdonad la broma, el partido ya sabemos cómo va a acabar.
Gràcies Francesc por descubrirnos esta novela y explicar de forma tan precisa su estiloestilo. Se agradece que traigáis obras tan heterogéneas y de literaturas que nos son más lejanas. Hacéis a la perfección el papel de librero de confianza. ¡Enhorabuena a todos!
ResponderEliminarExiste una película, "Ned Kelly", que por lo que recuerdo cuenta la misma historia. La película es, efectivamente, un western australiano y está bien. Buena reseña, por cierto.
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