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lunes, 9 de abril de 2018

Byung-Chul Han: La agonía del Eros


Idioma original: Alemán
Título original: Agonie des Eros
Año de publicación: 2012
Traducción: Raúl Gabás
Valoración: Recomendable

Le tengo un aprecio enorme a Byung-Chul Han. Me lo dieron a conocer cuando estudiaba Bellas Artes (¡en cuántos trabajos le habré citado!) y todavía sigo deslumbrado por su filosofía. Ésta tiene sus defectos, no lo voy a negar, pero son defectos discretos que no han impedido que el autor ejerza una gran influencia en mi forma de entender las cosas. Bueno, en la mía y en la de muchos.

Creo que parte de la popularidad que ha tenido Byung-Chul Han se debe a la claridad con que expone su pensamiento. Cuando leo cualquiera de sus libros me lo imagino delante mío, caminando lentamente de un lado a otro, hablando en voz alta. Le veo, incluso, improvisando sobre la marcha; ¡así de distendido es el fluir de sus ensayos! Y, pese a esta aparente espontaneidad de los mismos, el discurso del filósofo no descuida en ningún momento aspectos como el rigor o la coherencia. Gracias a esta mezcla entre asequibilidad y seriedad, las disquisiciones del escritor son atractivas a ojos de aquéllos menos habituados a enfrentarnos con textos ensayísticos, así como a los de los veteranos más exigentes.

Pero bueno, centrémonos. En La agonía del Eros, Byung-Chul Han habla de la crisis del amor; crisis que se debe, principalmente, a dos factores. En primer lugar, a la existencia de una oferta ilimitada de "otros". Y, al mismo tiempo, en la desaparición del "otro", provocada en parte por la tendencia hacia el individualismo contemporáneo y en parte por un capitalismo que asimila cualquier cosa (por incompatible que le sea) a su propia lógica. Según el autor, "el amor como conclusión absoluta pasa a través de la muerte". En otras palabras: al amar "se muere en lo otro". Pero en una sociedad positiva, de la que se ha retirado la negatividad de la muerte, no se puede amar al otro, sólo consumirlo. Y bueno, en este deprimente paisaje nos arroja Byung-Chul Han.

En definitiva, este es un ensayo ameno y lúcido que responde a una inquietud (la del fin del amor) con una vigencia tremenda. Quizás el único inconveniente que se le puede hacer a este breve librito es que leerlo de forma autónoma puede suscitar algunas dudas. Y es que Byung-Chul Han alude a cuestiones tocadas en otros de sus ensayos, como, por ejemplo, La sociedad del cansancio, sin molestarse en repetir conceptos que pongan en contexto al recién llegado. Pero vamos, que esto apenas dificulta la comprensión global de su discurso, bastante intuitivo a fin de cuentas.

Por último quiero mencionar que hay una línea de investigación contemporánea muy volcada en lo que al amor respecta, y que presenta ciertas afinidades con las ideas expuestas por Byung-Chul Han en La agonía del Eros. El sociólogo Zygmunt Bauman tiene un libro, no muy afortunado a mi parecer, al respecto: Amor líquido. También hay otros pensadores, quizás menos conocidos, que han cultivado esta temática desde diversas disciplinas. Ahora mismo me viene a la cabeza a Alain Badiou y su Elogio del amor. Vamos, que bibliografía relacionada la hay para rato. Y a quien le interese el tema pero le dé palo leer le dejo un podcast del youtuber Esquizofrenia Natural, que aborda la cuestión de forma bastante amplia, cubriendo parcialmente las ideas expuestas en La agonía del Eros. Y nada más, salvo pediros que sigáis amando. Por favor.  



10 comentarios:

  1. Se puede mencionar tambien:
    "Eros. La superproducción de los afectos"
    Eloy Fernández Porta

    http://www.anagrama-ed.es/libro/compactos/eros/9788433976819/CM_581

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  2. viuda de Tom Bombadil9 de abril de 2018, 12:47

    Totalmente de acuerdo con el podcast.

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  3. Un poco meh este libro de "La agonía del Eros". Recuerda un poco a Foucault (y también a Bauman) pero profundiza poco. Es más un bosquejo de una idea, que una idea en sí.
    Recientemente leí "Estudios sobre el amor" de Ortega y Gasset y, sobre todo en su primera parte, le da mil vueltas. Cierto que el libro de Ortega y Gasset ha envejecido regular y algunos pasajes están totalmente obsoletos (y, además, son aburridos), pero en general lo que plantea lo hace mejor que este coreano.

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  4. Buenas tardes, Oriol y lectores:

    La sociedad del cansancio también está reseñada en Un libro al día:

    http://unlibroaldia.blogspot.com/2015/01/byung-chul-han-la-sociedad-del-cansancio.html?m=1.

    Saludos

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  5. Hola a a todos.

    A Anónimo y a David Villar les tengo que dar las gracias por mostrarme ensayos que desconocía sobre un tema que, como quizás se puede entrever, tanto me interesa. En cuanto a ti, Viuda, me alegro que te gustara el podcast; el mismo youtuber tiene otros vídeos de temática similar, que aunque son algo más flojos, se pueden ver sin problemas. Te dejo un par de enlaces:

    https://www.youtube.com/watch?v=vZgvL21NMCU ("El amor en la posmodernidad", otro podcast)

    https://www.youtube.com/watch?v=2tK_gZG5GTQ ("El amor en los tiempos de Tinder", un documental)

    Ah, ya he añadido el enlace a "La sociedad del cansancio", Montuenga. Disculpa, se me pasó.

    Un abrazo.

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  6. Sobre el tema en cuestion, yo tenía unos 20 años cuando, tras soltarle al psicoanalista medio lamento de Portnoy, el tío me miró y dijo: "Confundes amor con pasión, y lo segundo se acaba".
    Ha pasado mucha agua desde entonces y, la verdad, yo sigo pensando que no hay nada más hermoso que la pasión, aunque el amor pueda ser más valioso, y aunque gane un maratón, los 100 metros llanos son medalla para la pasión.
    Ante esto, solo nos queda meditar si tenemos más admiración por Bolt o por los etíopes esos que resisten lo inimaginable. Porque está claro que mayor promoción e inmediatez recibiremos del velocista. Más allá de esto, y de que creo, comparto gran parte de las ideas del filósofo, creo que un tema así da para mucho y es necesario profundizar en lo que quiere decir, ya que así como caemos en el error de pensar que el amor es la pasión, también hay mucha gente, especialmente antes y, especialmente mujeres, que han entregado su ser en la empresa de mantener a flote ese supuesto amor renunciando a si mismas.
    Yo, nada conforme con la definición de amor que aparece en la Rae, entiendo que deben de haber muy pocas cosas más difíciles de definir, y posiblemente no sea necesario hacerlo. Yo, bastante viejo ya, padre, creo que dejo ese sentimiento supremo para sentir a mis hijos. En cuanto a la pareja, opino que donde haya una relación de respeto, amistad, y que busque aflorar la chispa de la pasión, no es necesario aspirar a más.

    Leyendo tu reseña también me vinieron a la cabeza las pelis del gran Eliseo Subiela: "El lado oscuro del corazón" "Espabilate amor" o "No te mueras sin decirme a dónde vas". Ahí quedaron esas recomendaciones. Aunque después, y ya escuchando al youtuber, comprendí que tú y el coreano van por otro lado.

    Para terminar, decirte que me encantó tu deseo final, y, aunque entienda que tu enlace al vídeo tenga las mejores intenciones, yo no hubiera sido tan generoso con el lector al que le da palo leer. En el microondas se pueden cocinar muchas cosas pero jamás lograremos las texturas y sabores que produce la cocina más exigente.

    Para terminar (ahora sí), te agradezco me des a conocer a este autor. Me interesa. Aunque me parece leerte entre líneas que recomendarías con mayor entusiasmo otra de sus obras. Ya dirás.
    Un saludo y gracias por el espacio.

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  7. Buenas noches, Interlunio, y gracias a ti por seguir el blog y comentar nuestras entradas.

    Antes que nada, que sepas que he intercalado este vídeo porque considero que puede informar sobre el tema de forma acertada. Normalmente defiendo la lectura, claro, pero este material me parece una alternativa realmente válida.

    Dicho esto, me gustaría puntualizar algo que, ahora me doy cuenta, no he especificado en la reseña: cuando Byung-Chul Han habla de amor, no se refiere únicamente al amor de una pareja, también al que pueden tener, por ejemplo, dos familiares. Me da la impresión (quizás me equivoco) de que tú no has incluido a éste último en tu disquisición. Y aunque entiendo tu punto, tu arrebatada defensa de la pasión, no la comparto del todo; menos todavía cuando hablamos de amor familiar. Me gusta pensar en que se pueden construir relaciones sólidas, por mucho que acaben siendo algo decepcionantes, antes que efímeras pero intensas. En todo caso, soy todavía muy joven, ya veremos si cambio de parecer en algún momento.

    Por último, de este autor déjame recomendarte "La sociedad del cansancio". Si te gusta, adelante, ve a por éste. Ya nos contarás si te animas a leer a Han.

    Un fuerte abrazo y, de nuevo, gracias a ti.

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    1. Yo también creo en que esas cosas en las que te gusta pensar son posibles, Oriol, no estamos en desacuerdo. Antes había hablado de la hermosura de la pasión, y agregué que podía haber algo más valioso. Supongo que cuando yo digo: respeto, amistad y hermosura, tu estas diciendo, sólido.
      No creo que importe si algún día cambiamos de parecer, ya sabes lo que se dice de las decepciones, son consecuencia de una ilusión. Cambiar de parecer es tan legal como ético.

      Gracias por la charla.
      Y a ti y a Montuenga por la recomendación.

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  8. Buenos días. Me gusta leer a Han, pero mucho más releerlo: te das cuenta que su brevedad no es tan breve, sino que se extiende hacia adentro. Si a alguien le gusta el ensayo, en mi blog de poesía, tengo uno muy cortito (parece, por su título, que sea de lingüística, pero no) que, si alguien decide dedicarle unos minutos, pues se agradece. El link al ensayo está en la portada del blog, que es este:

    https://malditospolimeros.blogspot.com.es/

    Muchas gracias.

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  9. Debí malinterpretarte, ¡ese día estaba especialmente espeso!

    En todo caso, ahora que releo de nuevo la conversación, no sé si estuve lo suficientemente convincente: en efecto, recomiendo a Han. Y como ya adelanté, prefiero su ensayo "La sociedad del cansancio". Esto no quita que éste no pueda interesarte, de hecho son bastante complementarios.

    Y ya que hablamos del autor, déjame decirte que entiendo lo que dice David Villar. La falta de profundidad de este ensayo (casi un expositor de ideas, más que una exploración de las mismas), a la postre se queda un poco corto. No obstante, y aquí me adueño de las palabras de Ahora el cambio, "su brevedad no es tan breve". En otras palabras: el libro no se me hizo insuficiente en ningún momento, aunque quizás haberle otorgado un Muy recomendable era exagerado.

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