Idioma original: italiano
Título original: Il Regno e la Gloria Año de publicación: 2007
Valoración: Muy recomendable
Siendo honestos, la valoración de este libro debería recurrir a su subtítulo para ser más precisa: “muy recomendable… para quienes estén interesados en una genealogía teológica de la economía y del gobierno”. Pero eso habría llevado a la mayoría a no leer siquiera estas primeras líneas (gracias a los tres que habéis seguido tras el cierre de comillas). Y, lo que es mucho peor, habría supuesto una nueva e injustificable afrenta al Sistema Unificado de Etiquetas, por cuya salutífera vigencia temo, ay, cada noche desde que dejé de colaborar activamente en el blog.
Esta es la cosa: a mí sí que me interesa la genealogía teológica de la economía y del gobierno. En este libro Agamben logra mostrar con rigor y elegancia que buena parte de los conceptos que rigen actualmente en la esfera de los intercambios económicos y del poder político tienen su origen en el discurso teológico cristiano. El concepto mismo de “economía” es al que dedica mayor atención. Acostumbrados a que este término tenga su referencia en índices bursátiles, cotizaciones de divisa y demás misterios numéricos, casi nadie recuerda hoy que durante varios siglos la “economía” cifraba un misterio aún más incomprensible: el de la unidad y trinidad simultáneas del Dios cristiano.
En efecto, desde los primeros Padres de la Iglesia se definió que las relaciones entre Padre, Hijo y Espíritu Santo eran de naturaleza económica. No quiere decirse con esto que se emitan facturas mutuamente por los servicios prestados, sino, sobre todo, que sus relaciones no son políticas (en sentido griego), ya que no se trata de tres individuos al uso, sino de tres personas distintas y una misma naturaleza divina. Agamben llama la atención sobre el hecho de que el vocabulario que usa Pablo, por ejemplo, para referirse a la naciente comunidad cristiana está extraído siempre del ámbito económico y no del político: o sea, tiene que ver con la gestión de la casa (oikos) y no de la ciudad (polis). Así, por ejemplo, él mismo se llama doulos (“esclavo”), los responsables de cada comunidad son diáconos (“servidores”), mientras que Cristo es “señor”, en sentido doméstico (kyrios) y no político (archon).
A partir de ahí, Agamben continúa la evolución del término “economía” y otros afines a lo largo del pensamiento teológico medieval, haciendo ver cómo sus transformaciones, en ese contexto discursivo, acabarán explicando buena parte de su uso actual. Es un ensayo de enorme erudición y que aporta una sorpresa en cada capítulo… pero, claro, digamos que tiene que interesarte de entrada. Creo que reseñándolo me he ganado que no vuelvan a invitarme al blog por un buen rato.
Firmado: Jaime
Autor sumamente interesante. Qué bien que alguien se atreva con él.
ResponderEliminarSaludos.
Interesante visión del autor, totalmente novedosa al menos para mi. Gracias Jaime por la reseña
ResponderEliminarJustamente la alternancia entre libros conocidos y este tipo de reseñas es lo que me impulsa a seguir ULAD
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