Año de publicación: 1951
Valoración: imprescindible (en principio)
Con motivo del centenario del nacimiento de Camilo José Cela la Real Academia Española de la lengua -de la que él fue miembro- y la editorial Alfaguara -que fue fundada por él- han decidido sacar una edición crítica de la novela La colmena, considerada de forma mayoritaria como su mejor obra. Edición que cuenta con los consabidos prólogos y estudios sesudos y, sobre todo, con la gran novedad de un añadido titulado La colmena inédita en el que constan aquellos párrafos expurgados en su momento por la censura franquista y que, por tanto, aún no habían visto la luz. Hay que explicar que, al parecer, Cela, que había sido cocinero antes que fraile, utilizó en este caso el truco, también repetido por otros escritores y guionistas de tan infausta época, de colocar de cuando en cuando en su novela pasajes deliberadamente "escandalosos" -por lo general, de contenido sexual bien explícito-, para que se cebaran con ellos los censores y dejaran pasar otros de un transgresión (teniendo en cuenta la pacatería nacional-catolicista) más sutil. Aún así, la novela fue primero publicada en Buenos Aires en 1951 y no sería hasta 1963 (siendo Ministro de Información Manuel Fraga, con quien parece que el escritor hacía buenas migas) cuando pudo publicarse de forma completa en España (pero sin los escabrosos párrafos suprimidos y publicados ahora en el apéndice, claro está).
La razón por la que al régimen franquista no le parecía conveniente la publicación de aquella obra parece obvia: La colmena se nos presenta un fresco (perdón por el tópico) de la sociedad española o al menos madrileña durante los años más duros de la posguerra civil. Y el panorama no es demasiado halagüeño, como es de suponer... Por la prosa entre sobria y costumbrista, siempre algo distante, de Cela, vemos pasar un plantel innumerable de personajes (bueno, en realidad unos trescientos, por lo visto), con mayor o menor protagonismo, pero todos con su momento de "gloria": alrededor del café de doña Rosa, del burdel de doña Jesusa, de la tahona del señor Ramón, por las calles de un Madrid de aire desolado, se entrecruzan poetas desharrapados, prostitutas y mantenidas, jóvenes vividores, estraperlistas, camareros y limpiabotas, guardias y criaditas, señoritas decentes, señoritas no tan decentes, opositores jetas, alcahuetas, mariquitas, serenos gallegos, honrados comerciantes, usureros, músicos, militares... todo un despliegue entomológico que Cela parece estudiar con una pinzas y un alfiler en la mano para clavar a sus ejemplares a un corcho. Aunque a decir verdad, el título no me resulta muy bien puesto: más que una colmena, que da idea de un orden y una organización sincronizada a la perfección -"novela reloj", le llamaba él a ésta-, lo que recuerda la novela es a una gusanera triste y pútrida en la que los bichos se retuercen sobre la herida abierta que era la España de aquel momento.
Y tampoco está perfectamente representada la sociedad de la época: como se ha señalado alguna vez, no aparecen ni miembros de la élite vencedora en la guerra (se entiende que eso tampoco habría pasado la criba censora), ni tampoco de la clase obrera industrial -y mucho menos organizada políticamente, por el mismo motivo que el caso anterior-, en todo caso, hay trabajadores subalternos: camareros, planchadoras... o directamente representantes del lumpenproletariat. La sociedad que retrata Cela es sobre todo la de la pequeña burguesía o clase media en una situación de equilibrio inestable. Algo parecido ocurre con los muchos personajes femeninos que aparecen en la novela; la mayoría, o son "mujeres de la vida", o jóvenes en plena ebullición hormonal engañadas por charranes o, si son mujeres de cierta edad, componen un repertorio de viejas arpías, beatas, tontas del bote o dementes... En fin, es comprensible que la visión sobre la mujer que podía tener un escritor español y franquista en los años cuarenta no fuese igualitaria y mucho menos feminista; obviamente, tampoco se trata de que una obra literaria lo sea por decreto. Pero puesto que hablamos de una novela coral por antonomasia (inspirada, por cierto, en Manhattan Transfer, según parece), hubiera sido de agradecer un poco más de apertura de miras, de forma que no nos dejase, al leerla, la impresión de hallarnos ante un catálogo de descripciones misóginas. Aunque tal vez esta tendencia sea tan sólo resultado de la tensión que la miseria sexual del momento producía en el escritor y es de suponer que en sus coetáneos... Miseria sexual que se une a la miseria económica e incluso moral que exudan las páginas de esta novela y que la recubren como una capa aceitosa, como un pringue... Sí, quizás sea esa miseria general -y ya digo que no en último término, precisamente, la referente al sexo- el verdadero tema y motor del libro.
Ahora bien, no quiero ser injusto y dejar una impresión equivocada sobre la novela a quien no la haya leído: también se pueden encontrar aquí un humor irónico, cuando no socarrón, ciertos momentos de ternura y, a pesar de la mirada displicente del autor, no poca admiración hacia la resistencia, algo cazurra si se quiere, incluso pasiva, pero incombustible y tenaz, de la que es capaz el ser humano contra la adversidad. Y sobre todo, una de las mejores prosas que se cristalizaron en el siglo XX en España (otra cosa discutible es si cela la consiguió repetir, antes o después de esta novela). En definitiva: ¿nos encontramos ante un libro imprescindible? Pues depende: dentro de la narrativa española, sin duda; si hablamos de la narrativa en español, seguramente también. Pero si nos referimos a la Historia de la literatura mundial, no lo tengo tan claro... es posible y hasta probable que no lo sea. Lo que no significa, claro está, que no merezca la pena leer este libro; todo lo contrario.
Otras obras de Camilo José Cela reseñadas en Un Libro Al Día: La familia de Pascual Duarte, Pabellón de reposo
Y tampoco está perfectamente representada la sociedad de la época: como se ha señalado alguna vez, no aparecen ni miembros de la élite vencedora en la guerra (se entiende que eso tampoco habría pasado la criba censora), ni tampoco de la clase obrera industrial -y mucho menos organizada políticamente, por el mismo motivo que el caso anterior-, en todo caso, hay trabajadores subalternos: camareros, planchadoras... o directamente representantes del lumpenproletariat. La sociedad que retrata Cela es sobre todo la de la pequeña burguesía o clase media en una situación de equilibrio inestable. Algo parecido ocurre con los muchos personajes femeninos que aparecen en la novela; la mayoría, o son "mujeres de la vida", o jóvenes en plena ebullición hormonal engañadas por charranes o, si son mujeres de cierta edad, componen un repertorio de viejas arpías, beatas, tontas del bote o dementes... En fin, es comprensible que la visión sobre la mujer que podía tener un escritor español y franquista en los años cuarenta no fuese igualitaria y mucho menos feminista; obviamente, tampoco se trata de que una obra literaria lo sea por decreto. Pero puesto que hablamos de una novela coral por antonomasia (inspirada, por cierto, en Manhattan Transfer, según parece), hubiera sido de agradecer un poco más de apertura de miras, de forma que no nos dejase, al leerla, la impresión de hallarnos ante un catálogo de descripciones misóginas. Aunque tal vez esta tendencia sea tan sólo resultado de la tensión que la miseria sexual del momento producía en el escritor y es de suponer que en sus coetáneos... Miseria sexual que se une a la miseria económica e incluso moral que exudan las páginas de esta novela y que la recubren como una capa aceitosa, como un pringue... Sí, quizás sea esa miseria general -y ya digo que no en último término, precisamente, la referente al sexo- el verdadero tema y motor del libro.
Ahora bien, no quiero ser injusto y dejar una impresión equivocada sobre la novela a quien no la haya leído: también se pueden encontrar aquí un humor irónico, cuando no socarrón, ciertos momentos de ternura y, a pesar de la mirada displicente del autor, no poca admiración hacia la resistencia, algo cazurra si se quiere, incluso pasiva, pero incombustible y tenaz, de la que es capaz el ser humano contra la adversidad. Y sobre todo, una de las mejores prosas que se cristalizaron en el siglo XX en España (otra cosa discutible es si cela la consiguió repetir, antes o después de esta novela). En definitiva: ¿nos encontramos ante un libro imprescindible? Pues depende: dentro de la narrativa española, sin duda; si hablamos de la narrativa en español, seguramente también. Pero si nos referimos a la Historia de la literatura mundial, no lo tengo tan claro... es posible y hasta probable que no lo sea. Lo que no significa, claro está, que no merezca la pena leer este libro; todo lo contrario.
Otras obras de Camilo José Cela reseñadas en Un Libro Al Día: La familia de Pascual Duarte, Pabellón de reposo
Completamente de acuerdo con el parentesco entre Manhattan Transfer y La colmena. Puestos a decantarse, ya, que cada uno lo haga por la que prefiera (en mi caso la primera).
ResponderEliminarSaludos!
Ha merecido la pena la espera a la reseña de esta gran novela.
ResponderEliminarEnhorabuena.
Hola a ambos:
ResponderEliminarComo supondrás, Alimaña, la referencia a la novela de Dos Passos no se me ha ocurrido a mí ; ) De hecho, en la reseña que hizo Santi ya se menciona. Por otro lado, yo creo que Cela no tenía un pelo de tonto y estaba bien atento a las transformaciones que se iban dando en la narrativa mundial.
Sr. Scott, gracias por la enhorabuena. Es una novela que debimos reseñar hace tiempo, pero me ha parecido que ahora era un momento conveniente, debido a la publicación de esta nueva edición "sin censura".
Gracias a los dos por los comentarios y un saludo.
La técnica usada por CJC en La Colmena ha dado en llamarse "puntillismo" y supone una sucesión de escenas con personajes que van y vienen, intercalando pasajes y sin un protagonista distinto del conjunto y el ambiente colectivo reflejados.
ResponderEliminarEl autor llevó esta técnica a San Camilo 1936 con buen resultado (otra cosa es que la selección de personajes y escenas prebélicas del Madrid republicano convenza al lector), y con exceso y abuso fallidos en sus últimas obras: "Cristo versus Arizona" y "Madera de Boj".
En general tengo la impresión de que CJC no sacó todo el partido que sus dotes creadoras le permitían, y en parte fue por abusar de este "puntillismo" y no crear buenas tramas argumentales con personajes potentes y bien perfilados.
Hola Zumo:
ResponderEliminarSí, tienes razón con lo del puntillismo. Yo creo que en "La colmena" Cela consiguió un equilibrio perfecto entre esta técnica coral y una narración más convencional y por eso funciona tan bien, coso que no ocurre con novelas suyas posteriores, como las que has mencionado.
Muchas gracias por el comentario y un saludo.
Se escribe eStraperlista jefe
ResponderEliminarSe agradecen las reseñas y los comentarios posteriores donde nadie habla de política. y eso que en el caso de Cela hubiera sido muy fácil hacer sangre. Solo libros. Gracias
ResponderEliminarHola a los dos:
ResponderEliminarCorregido, anónimo y gracias por le aviso... ; )
Bueno, GPO, por mi parte reconozco que he mencionado el franquismo en más de un momento de la reseña, pero me parece que es inevitable en una novela ambientada en el año 1943. En cuanto a su autor, creo que ya todos conocemos de sobra quien era cela y de qué pie cojeaba así que cualquier comentario al respecto es ya algo cansino. Novela y escritor son hijos y representantes de su tiempo y quizás en eso resida el mayor valor de la obra, aparte del puramente literario.
Un saludo a ambos y gracias por pasaros por aquí.
Cubismo y técnica collage.
ResponderEliminarSolo es un apunte, pero creo q cuadra bien con el momento de creación artística del momento.
No me he explicado bien. Es lógico hablar del franquismo en esta novela , máxime cuando la reedición se hace por temas relacionados con la censura franquista. Hablar del franquismo o de la restauración o del trienio liberal no debería ser problema al hablar de libros. Será su cercanía y que hay gente que lo hemos vivido, pero cunado aparecen esas tres sílabas o las cuatro de República, mucha gente se ve obligada tomar partido y a defenderse o a atacar al otro, y el tema literario queda ya olvidado. Sabemos de que pie cojeó Cela durante unos años, aunque él mismo sufriera censura, pero lo positivo de esta reseña, es que toca temas literarios dentro de su contexto (hubiera sido absurdo no hacerlo) sin sacar a las dos Españas a darse de hostias, que hubiera sido más fácil y lo que es lamentablemente habitual en cualquer tertulia, reseña o crítica. Por eso me ha gustado esta entrada
ResponderEliminarHola otra vez:
ResponderEliminarTe habías explicado perfectamente, GPG (que no GPO...pido disculpas); he sido yo el que ha aprovechado para matizar un poco mi reseña, más que nada. Al margen de la opinión o simpatía ideológica e incluso personal que se pudiera tener por Cela, yo creo que es indudable que fue un gran escritor, o al menos por lo que a esta obra se refiere. A estas alturas, en efecto, ya no merece la pena darle muchas vueltas a otros asuntos, creo, a no ser que tengan relación con su obra literaria (por ejemplo, en este caso su peculiar relación con la censura sí que tiene que ver). En todo caso, gracias por los cumplidos y por tus comentarios.
A ti también, amigo anónimo.
Gran reseña. Me hicieron leer La colmena en el instituto, y lo agradezco. Después leí La familia de Pascual Duarte y también me gustó mucho.
ResponderEliminarHola:
ResponderEliminarSí es la típica lectura que antes mandaban en el Insti (ahora ya no sé), lo que era de agradecer... al menos por mi parte.
Gracias por tu comentario, y un saludo.
Imprescindible. Un clásico.
ResponderEliminarQue basura de crítica, si os leo es porque me gusta saber que me hace vomitar ( SABINA DIXIT). En principio y en final es una novela coral capital.
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