Idioma original: español
Año de publicación: 2016
Valoración: está bien > recomendable
Compré este libro, y empecé a leerlo, con sentimientos bastante contradictorios. Por una parte, me había gustado mucho Cicatriz, la última obra de Sara Mesa, aclamada por casi todo el mundo como una de las mejores novelas de 2015 en España. (¡Si hasta Tongoy ha reconocido que "tampoco me parece para tanto el desastre", lo que en su caso equivale a un "muy recomendable!). Por otra parte, temía que Mala letra fuera precisamente un intento de capitalizar (o "monetizar", que es un término más siglo XXI) el éxito de Cicatriz: una estrategia de la editorial para vendernos un 2x1: ¡Si te gustó Cicatriz, te gustará Mala letra! Así que al principio de la lectura esperaba lo mejor, pero me temía lo peor.
Y la verdad es que el primer cuento casi confirmó mis peores augurios: "El cárabo" no parece un cuento de Sara Mesa, o por lo menos no de la misma Sara Mesa que escribió Cicatriz. Incluso el estilo, aquí mucho más florido y adjetivado, parece diferente, y la historia sobre una madre y su hijo perdido en el bosque apunta cosas interesantes, pero no acaba de concretarlas. "Mármol", el siguiente cuento, también resulta algo extraño: es un ejercicio de autoficción en que Sara Mesa escribe que escribe sobre un episodio de su infancia. Muchos de los relatos de este libro, por cierto, tienen niños como protagonistas: también el siguiente, "Apenas unos milímetros", que casi podría pertenecer al mismo mundo de "Mármol".
A partir de aquí tengo la impresión de que el libro remonta, y de que es más propio de Sara Mesa, o mejor dicho, de la imagen de Sara Mesa que me hice después de leer Cicatriz. Los relatos son más oscuros, más duros, más secos, y la autora se atreve a hurgar más al fondo en situaciones desasosegantes, inquietantes, terribles. En "Creamy milk and crunchy chocolate" son las consecuencias de un accidente de tráfico; en "Palabras-piedra", la relación enfermiza entre una niña y su tía; en "Nada nuevo" es un hombre anciano y desagradable encerrado en su casa con su gato, esperando a la muerte...
"Nosotros los blancos" es, creo, el relato más largo, y también el más complejo. Una mujer que está a punto de dar a luz a un niño para cederlo a un matrimonio estéril, pide a su hermana que vaya a visitarla para ayudarla con el parto y con todo lo demás. Luego la mujer cambia de idea, el futuro padre adoptivo se enfurece y la historia se complica. Hay en este relato más densidad de tramas y de personajes, y un conseguido escenario ambiguo y confuso de VIPs, clubs nocturnos y pensiones baratas. "Picabueyes" y "Papá es de goma" son, en comparación, mucho más esquemáticos: relatos que se limitan a contar un episodio oscuro sin buscarle tres pies al gato.
Hay un recurso que Sara Mesa usa en varios de los relatos (en "Apenas unos milímetros", pero también en "Qué nos está pasando") que no me acaba de convencer, por lo que tiene de efectista y también, en algunos casos, de tramposo. Me refiero a la ténica de avanzar un desenlace o un secreto terrible que al final ni siquiera es para tanto. Desde luego, insinuar una catástrofe ayuda a que el lector mantenga el interés, pero no deja de ser un truco fácil y un tanto hollywoodiense para conseguirlo.
"Mustélidos" es el relato que cierra el volumen, y aunque está escrito en tercera persona podría haber sido casi un ejercicio de autoficción. En él una pareja de empleados de una empresa visita un museo de ciencias naturales, y termina hablando del libro que ella ha publicado recientemente. "¿Y esos personajes, tan oscuros, tan…turbios?, le pregunta él a ella, "Todo el tiempo
parecen amargados, o tristes, o son directamente egoístas y se comportan
con maldad. No hay compasión en ellos, ni arrepentimiento. ¿Por qué
tienen que ser así? ¿Es ése el tipo de gente con la que te encuentras,
con la que convives a diario? ¿Todo el mundo que te rodea es así?" No resulta difícil imaginar que la propia Sara Mesa haya tenido que responder a preguntas semejantes por parte de las personas que la conocen.
Termina la lectura del libro, y sigo sin conseguir responder a mi duda inicial. ¿Estaba Mala letra ya escrito y planeada su publicación, antes incluso del éxito crítico de Cicatriz, o estamos ante una maniobra de marketing de la editorial para vender libros de una escritora de moda? Los primeros relatos del volumen, que me parecen inferiores al resto, me hacen pensar que algo de presión por sacar nuevo libro cuanto antes sí ha habido. Quizás con más tiempo habría habido una criba mayor, algunos relatos habrían salido y otros nuevos habrían entrado en el libro. Dicho esto, Mala letra no es un mal libro de relatos, sobre todo en su segunda mitad; leído en conjunto con Cicatriz, da para ver que Sara Mesa tiene un estilo y una voz propias, y que podemos esperar buenas obras suyas en el futuro. Si le dejan tiempo para que las escriba, claro.
También de Sara Mesa en ULAD: Cicatriz, Cuatro por cuatro
Advierto que no he leído la novela "Cicatriz", pero sí los relatos de "Mala letra", que me parecieron realmente buenos, y creo que, aunque argumentalmente no están conectados entre sí, el conjunto presenta cierta unidad o coherencia por buscar siempre ir al límite de los sentimientos y llevar las cosas a una situación extrema: algo así como ¿qué pasaría si...?
ResponderEliminarMe gustó especialmente el relato que trata de un muchacho parapléjico al que llevan a una clase de educación sexual en un instituto. Cualquier persona sensata se habría abstenido de ello, pero los profesores, el director y la sexóloga actúan por ese prurito absurdo (ya me entendéis) de lo "políticamente correcto" y no se dan cuenta del daño que pueden hacer. (Aunque al final el chaval no se traumatiza por lo que ve y oye: por lo que a él le está vedado.)
El estilo me pareció llano y directo, como deben ser los relatos: escritos pensando siempre en el lector, sin alardes excesivos por las formas ya que lo que importa es el contenido -sustancioso- de lo que se narra, y -como decía Bolaño- diciendo lo extraordinario con palabras corrientes y sencillas.
Leí "Cicatriz" hace una semanas y me fascinó. Fue un auténtico flechazo de librería. Indagando más sobre la autora, topé con una entrevista realizada por el fantástico programa "Página 2" en el que Sara Mesa habla precisamente sobre mala letra. Tras leer tu reseña, creo que te gustará verlo. Habla del proceso de escritura y de los cambios de estilo. Te dejo aquí el enlace: http://www.rtve.es/alacarta/videos/pagina-dos/pagina-dos-sara-mesa/3530707/
ResponderEliminarEstoy en desacuerdo con la idea de que la primera parte es más débil. Considero que los primeros cuatro cuentos también contribuyen a lanzar líneas de conexión con el resto de relatos, de manera tal que la idea de la culpa, la rebeldía y la incapacidad de utilizar esa rebeldía en pos de la propia libertad están siempre presente, incluso en los primeros cuatro o cinco cuentos. Ideas que confluyen todas en el último y sorprendente cuento, casi un juego metanarrativo sobre el acto de escribir, sobre la postura que ha de adoptar un lector ante un cuento, un compromiso, una lectura activa. Creo que "Mala letra" consigue lo que se le pide siempre a la buena literatura: incomodar al lector, sacarlo de su territorio de confort, desde el primero hasta el último cuento.
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