Año de edición: 2016 (por entregas, desde 1961 en la revista Tío Vivo)
Valoración: imprescindible
Decía Franco, ese hombre (al menos lo decía en aquella divertida película: Espérame en el cielo) que España era un cuartel. Bien, dado su peculiar sentido de la realidad, es de suponer que él lo viera así, pero se equivocaba: España -o cualquier otro país,nación o comunidad sobre esta Tierra- si se puede equiparar con algo es con una casa de vecinos. Bien que lo sabía el gran Francisco Ibáñez (como ante lo supo el no menos grande Joaquín Xaudaró o lo sabría después, como metáfora aún más general de lo que es la vida, el celebrado Georges Perec), que a partir del 6 de marzo de 1961, o sea, en el Pleistoceno medio , más o menos, comenzó a publicar esta serie de viñetas sobre un edificio de viviendas al que, misteriosamente, le había desaparecido la fachada, por lo que podíamos contemplar lo que ocurría en su interior, situada en la ya mítica dirección de la Rue del Percebe, nº13 (¿porque "rue" y no "calle"? Ni idea...).
He puesto que 1961 era el Pleistoceno -por favor, que no se me enfaden los nacidos antes de aquel año-, pero es que en comparación con la España y la Europa de ahora mismo, lo era. Veamos, sin embargo, si esta impresión no es engañosa: en nuestra casa de vecinos tenemos, en el piso inferior -en realidad, en plena calle-, aun tipo, don Hurón, viviendo en una alcantarilla y en el local comercial, a un tendero que no se corta en de engañar a su clientela. En el piso más alto, el ático, a un artista moroso que hace lo que sea para despistara sus acreedores -dicen que inspirado en el legendario Vázquez, compañero de Ibáñez en la editorial Bruguera-; ente medias, encontramos a un ladrón compulsivo, a un sastre poco escrupuloso con los encargos que le hacen los clientes, a una señora que regenta una pensión que más bien parece un "piso-patera", un ascensor cochambroso que no funciona.... ¿qué, se va pareciendo más a la realidad española actual? (un detalle en la última viñeta, correspondiente al año 2002, el ladrón fumándose un puro, le explica a un colega de profesión: "¡Quita , quita; ni robar carteras ni gallinas!¡Ahora estoy en el consejo de Administración del banco de Mindanao, Seychelles, Tortugaria!"... no quiero imaginar si la serie hubiese seguido hasta 2016...)
Bueno, no quiero ser malvado; también hay otros inquilinos cuyas aventuras -desventuras, en realidad- tiene un cariz más tierno o más locatis, pero menos ácido: la viejecita que acoge mascotas imposibles, el veterinario que se enfrenta a casos de lo más insólitos, el científico loco empeñado en crear monstruos, aunque le salgan muy poco terroríficos, la madre que tienen que lidiar con unos niños, estos sí que auténticamente pavorosos... o el ratón que tortura al gato de las formas más imaginativas y sádicas posible... bueno vale, éstos ya de "tiernos" tienen poco.
Con motivo del 80 cumpleaños de su autor-para quien no lo sepa, el padre de Mortadelo y Filemón, Sacarino, Rompetechos, etc...- se ha editado esta maravillosa edición integral con todas las historietas de 13, Rue del Percebe. Un acierto total que los fans de esta serie, los que nos destetamos leyendo Mortadelos, Tío Vivos o DDT no podremos sino agradecer siempre. otro acierto: ene sta edición integral no hay ni preámbulos ni epílogos escritos por alguna figura más o menos conocida de las letras o el tebeo... no hace falta, está todo en las viñetas inmortales de Ibáñez. ¡Quien, por cierto, ojalá cumpla muchos más!
Nota sobre la valoración: Tal vez a algún lector de este blog le llame la atención que la valoración de este libro sea la misma que la del Ulises, por mencionar la última reseña que ha firmado un servidor (por no recordar que la de Los reconocimentos, por ejemplo se queda "sólo" en muy recomendable). La razón es doble: por un lado, como ya se sabe, la valoración de los libros es competencia exclusiva de quien firma la reseña, aunque los compañeros del blog puedan no estar de acuerdo. Y sí, a mí me parece que esta recopilación es imprescindible, tanto para quien conoce y ha leído estas historietas como para quien no las conoce aún (incluso más para éstos últimos).
En segundo lugar, aunque pueda parecer fruto del capricho, yo al menos sopeso varios aspectos antes de atribuirle una valoración u otra al libro reseñado. Uno de ellos es su excelencia literaria o falta de ella; también la importancia para la literatura que puede haber tenido o tiene aún la obra reseñada. Pero no deja de ser importante también la vivencia personal, subjetiva, que tenemos los reseñistas -o tengo yo- con el libro reseñado. de hecho, eso es lo que hace que las valoraciones de este blog no pretendan ser un "canon" inamovible, sino propuestas de lectura, incluso consejos de amigos, creo yo... Y según este último criterio, no puedo considerar a esa recopilación sino como imprescindible.
Otros títulos de Francisco Ibáñez reseñados en Un Libro Al Día: Chapeau el Esmirriau, El antídoto
De Tochoweek a la rue del Percebe ¡triple salto mortal! A eso se llama versatilidad, amigo. Pero, bueno, todos ellos son libros, y además Ibáñez es un genio que ha entretenido -con gracia y bastante pimienta- a varias generaciones... sorbe todo a los que ya sois un poco mayorcitos, jeje.
ResponderEliminarRefrescantes el libro y la reseña, desde luego.
Tampoco veo tanta diferencia entre esto a alguno de os tochos de la TochoWeek.... (y va en serio) ; )
ResponderEliminarGuardé dos horas de cola con mis hijas, en una feria del libro, para que Ibáñez nos firmase unas historietas de Mortadelo y Filemón. Finalmente no sólo nos las firmó, sino que además nos hizo un par de dibujos de sus personajes, que tengo en casa encuadrados. Aproveché para decirle que, en mi opinión, su verdadera obra maestra no es Mortadelo, sino "13 Rue del Percebe". Me contestó que no era el único que se lo había dicho. También me dijo que le costaba mucho más trabajo crear una página de Rue del Percebe que una historieta de Mortadelo. Es lógico, porque en Rue del Percebe cada viñeta (quiero decir: cada inquilino de la finca) es una historieta en sí misma.
ResponderEliminarMe parece muy bien que pongáis esta obra a la altura de grandes cimas de la literatura. Más que nada por su influencia en la afición a leer de los niños y jóvenes. Soy de las que creen que "donde hay un tebeo, habrá un libro".
Por cierto, le dije a Ibáñez que mi afición a la lectura empezó con sus personajes (además de los citados, el botones Sacarino y Pepe Gotera y Otilio, entre otros). Y él me contestó: "Eso mismo me ha pasado a mí".
Hola, zUmO:
ResponderEliminarPues pienso lo mismo sobre los tebeos de Ibáñez (por cierto, en Bruguera decían "historietas", tenían prohibido decir "tebeo") y también sobre que 13, Rue del Percebe es su obra maestra. Yo he sido un admirador de esta historieta durante toda mi vida lectora y cuando salió la recopilación, me dije que no podía faltar una reseña aquí...
Por cierto, ¡qué envidia tener unos dibujos dedicados por Ibáñez! Guarda esas historietas como oro en paño ( o que las guarden tus hijas, como herencia... ; )
Bueno. Pues yo voy a disentir bastante, y eso que soy de ese perfil de edades que creció con esas historietas cada semana. El humor de Ibáñez ha envejecido fatal. Es chorra, obvio y facilón y, superada cierta edad, es sólo una apelación a la nostalgia lo que puede justificar su lectura. Nadie se tome a mal que no comparta esa relación secuencial del cómic al libro. Ni acepto que sus críticas sociales -que nunca percibí- tengan más carga de profundidad que una faceta de humor basada en el chascarrillo. Lo digo como voraz lector en su día pero que considera, como Guillermo El Travieso, El club de los cinco o Geronimo Stilton que, como las papillas o el biberón, son fases que se superan y a las que no le veo sentido volver. No leo a Franzen por haber leído a Ibáñez. No. Para mí, un "recomendable para su edad". Espero con ansiedad la reseña de "Yo fui a EGB (van por la 3 ya, ¿no?)
ResponderEliminarHumm...ya veo, ya...tú eras más de Zipi y Zape, ¿no?
ResponderEliminarLarga, larguísima vida al gran Ibañez.
ResponderEliminarAquellos SuperHumor de la infancia, ya trillados y amarillentos, tienen mucha culpa de haberme hecho caer en una afición que implica, para un niño, cosas que van contra la propia naturaleza del niño (estar mucho tiempo quieto, solo, en silencio, concentrado en un libro...). No, está claro que no se pasa de 13 Rue del Percebe a Proust, pero así se empieza a andar!
Francesc Bon, en general mi talante es respetuoso, conciliador, dialogante...pero mi niño interior dice BUUUUUUUUUUUUH!!!! Con cariño :)
Hola, Alimaña:
ResponderEliminarCoincido plenamente contigo...incluso en el BUUUUUUUH ; )
Ahora bien, me gustaría puntualizar una cosa que quizás no haya quedado clara en la reseña: a mí no me gusta 13, Rue del Percebe sólo porque me gustara de pequeño, en plan nostálgico (de hecho, aborrezco el rollo "Yo también fui a EGB"); me gusta porque, además de entonces, me ha seguido gustando desde entonces. Y espero que me siga gustando aún mucho años.
Un saludo y gracias por el comentario.
Quedaba claro, Juan, pasa que me pongo a abuchear y me pierdo...Estoy de acuerdo: hay lecturas que sólo sobreviven en la nostalgia y otras que superan el paso del tiempo. No lo hice porque un Sant Jordi en sábado concentra más gente de la que mi lanzallamas puede gestionar, pero de verdad que viendo la lista de autores firmantes pensaba "me gustan varios, pero sólo haría cola por Ibáñez". Y me sigo comprando los "especiales Olimpiadas" porque tengo un recopilatorio que aunaba en un volumen las olimpiadas de Montreal a Barcelona (imagínate) y claro, hay que ir completando la colección...
ResponderEliminarSaludos!
PS insisto, BUH!
Yo tengo que reconocer que cuando veía el edificio de la rue del percebe 13 me recordaba el edificio donde me crie por eao cuando me enteré de que iban a publicar la edición integral de la rue del percebe 13 no e dudado en encargar a una librería que me lo guarde
ResponderEliminar