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martes, 17 de noviembre de 2015

Bernard Maris: Houellebecq economista

Idioma original: francés
Título original: Houellebecq économiste
Año de publicación: 2014
Traducción: Antonio Prometeo Moya
Valoración: recomendable para fans

Preámbulo necesario.
Bernard Maris murió este año, antes de cumplir la setentena. No murió de accidente ni de enfermedad alguna. Murió en enero, en París, el día 7 concretamente, y todo el mundo supo de las circunstancias de su muerte y vio imágenes y fue otro de esos momentos que paraliza el mundo. Bernard Maris murió en su despacho en la redacción del semanario satírico Charlie Hebdo. Fue una de las víctimas del asalto yihadista y murió en las instalaciones de la revista que había fundado y para la cual aún colaboraba bajo el pseudónimo de Oncle Bernard.
La casualidad quiso que ese día se publicara Sumisión y que Maris fuera un buen amigo de Michel Houellebecq que, afectado por la situación, procedió a interrumpir precipitadamente la promoción de su novela. Una sensacional  novela que, si su temática no fuese suficiente por sí sola, ha quedado indeleblemente asociada a estos repugnantes hechos.

-Otra casualidad, igualmente trágica, hace que, cuando esta reseña está ya programada se produzcan los atentados del 13 de noviembre-

Hace apenas unas horas he estado leyendo a Roberto Saviano, otro escritor, otro comunicador bajo amenaza, efecto que la redacción del semanario francés consiguió con sus viñetas sobre Mahoma y efecto que el mismo Houellebecq va acumulando a base de meterse con el islam a través de sus personajes. Parece que no hay que andarse con bromas con según quién,
El libro que nos ocupa es un claro testimonio de la amistad y la admiración mutua existente entre Houellebecq y Maris. Maris recoge el pensamiento económico que Houellebecq volcó en sus obras y lo hace de una manera rendida. Selecciona entre toda la obra de Houellebecq (exceptuando, lógicamente, Sumisión) y, a base de hurgar, extrae una nada desdeñable recopilación de frases, reflexiones, pensamientos y disquisiciones merced a las cuales proclama, con ese título a su admirado amigo, y le otorga el título que el mismo Maris tenía: llegó, curioso para un personaje que seguro que por estos pagos encuadraríamos dentro del  panorama alternativo, a ser consejero del Banco Nacional de Francia.
Los iniciados en la obra de Houellebecq ya habíamos detectado ese pensamiento crítico hacia el liberalismo y el capitalismo feroz. Maris ejerce de recopilador y de ordenador en el tiempo de esos bosquejos ideológicos. Lo hace criticando desde el propio sistema y lo hace con conocimiento. Puede, para los profanos en los iconos del pensamiento económico (Keynes, Malthus, Ricardo, Schumpeter) desde una cierta espesura conceptual y un planteamiento que podría apreciarse algo cargado en la erudición. Disculpable en el contexto aunque un cierto impedimento para quien quiera usar este libro como un mero entretenimiento que le acerque a la obra de Houellebecq. Pues Maris hace sus propias aportaciones y vertebra y ordena la información, y bien hace en recalcar que nadie mejor que un escritor para escribir de economía. Maris no es tan fluído y directo como el autor del que habla. Lógicamente.
Habrá quien tilde esta de publicación algo oportunista tanto por las condiciones del autor como por el retorno de Houellebecq a la cúspide de la polémica. Como si no hubiera sido una acción mucho más torpe guardar estos escritos en el cajón y negárselos a un público ávido de información. El islamismo sólo aparece muy de soslayo y Maris no carga las tintas en el tema: defiende a un escritor con el que siente afinidad (lo defiende hasta de las frecuentes acusaciones de misoginia) y lo hace con seriedad y convicción. Convicción: esa es la palabra; a quien Houellebecq ya le interese, este libro lo empujará a releer su obra lápiz en mano. Quien lo deteste seguirá considerándolo un francés gruñón y malcarado enfrentado a todo el mundo. 

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