Año de publicación: 1976
Valoración: Muy recomendable
Tal vez uno de los mayores logros de esta novela es conseguir que una historia narrada con aparente sencillez, esconda su enorme complejidad de construcción. La empatía y el interés del lector es uno de los mayores incentivos que persigue un escritor y para ello se vale de diversidad de herramientas. Lo destacable es que Puig apuesta por jugar con la estructura y crea una novela muy original pero que no atenta contra esa conexión emocional.
La historia central es la relación que se da entre dos prisioneros que comparten una celda. Sus personalidades son tan disímiles que tal vez en otras circunstancias, serían incapaces de dialogar. Valentín es un preso político y Molina es un homosexual acusado de corrupción de menores. Durante esa obligada compañía, Molina le cuenta películas a Valentín para pasar el rato y por medio de ese diálogo mutuo y convivencia, ambos consiguen un acercamiento. Y es a través de esa recién forjada amistad como sus captores se valen de Molina para intentar quebrar el espíritu revolucionario de Valentín.
Lo interesante de este experimento con la estructura es que posee distintos matices narrativos. En principio, resalta la ausencia de un narrador que lleve la guía de la historia, de modo que la mayor parte de la novela se construye sólo mediante diálogos. Después, en otro nivel, viene el relato de las películas, que parecería algo gratuito, pero en realidad tiene su propia función para mostrarnos algo más de los personajes. El autor se vale de este vehículo de ficción para conectarlos entre sí y con el lector. La narración de esas historias y la discusión que viene después es aquello que introduce la verdadera intimidad de los personajes. Para complementar esto, la obra intercala esos diálogos con fragmentos de informes policiales, entrevistas y notas al pie de página. El lector va construyendo poco a poco sus historias y conociendo las facetas de los personajes.
Tal vez lo más inquietante de esta novela es la empatía que se consigue crear valiéndose de muy pocos recursos y de dirigir toda una historia utilizando sólo las conversaciones de dos prisioneros. En adición, se instaura una atmosfera claustrofóbica, donde sólo contamos con la voz de los personajes y todo lo demás que los rodea, ese mundo físico, queda absolutamente en manos de la imaginación del lector.
Firmado: Julieta Moreyra
Impresionante libro. Una obra de arte
ResponderEliminarEste comentario ha sido eliminado por el autor.
ResponderEliminarLa historia posee una enorme fuerza, pues la relación entre el preso político y el preso "moral" (homosexual supuesto corruptor de menores) que comparten celda permite un intercambio de puntos de vista y valores muy intenso y emotivo. Otro tanto cabe decir de la transformación de Molina y del desenlace. En el lado negativo, las poco oportunas notas a pie de página (sinceramente no sé qué pintan) y las veces que Molina narra a Valentín películas de cine (un tanto largas y tediosas). Sin esos dos aditamentos sería una novela de 10.
ResponderEliminarUno de mis últimos grandes descubrimientos. Novela tan interesante y bien escrita como dura. Puig es un autor que no debe caer en el olvido, sería injusto y un verdadero desperdicio.
ResponderEliminarPuig, Walsh, Saer... cuantísima calidad!!
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