Título original: Die scharlaten stad
Año de publicación: 1952
Traductor: Andre Martín Koster
Valoración: recomendable
En esta novela, la conocida escritora neerlandesa Hella Haasse afrontó el manido tema de la célebre familia Borja -Borgia, en este libro- desde una perspectiva cuando menos original: en vez de centrarse en los miembros más conocidos de la familia (Rodrigo, César, Lucrecia) lo hizo en el más misterioso de todos, al menos en lo que se refiere a la falta de datos sobre él: Giovanni Borgia, el llamado Infans Romanus, hijo natural de César... o tal vez de su padre, el papa Alejandro VI... o tal vez hijo de la desgraciada Lucrecia... con su padre...o con su hermano... o con algún otro. O quizás hijo de ninguno de ellos, quién sabe...
En la novela, Giovanni, desamparado tras la muerte del papa Alejandro y de César, que ha acabado en la corte del rey de Francia y sirviéndole como soldado en navarra, vuelve a Roma para tratar de acalrar la oscuridad de sus orídenes y labrarse una posición, en una ciudad en la que su apellido apenas si despierta ya curiosidad y nada del temor de antaño. Se cruzará en su camino con el escritor satírico y chismoso profesional Pietro Aretino, el único que parece interesado en el secreto quizá terrible que esconde la propia existencia del joven Borgia. y que además le introduce en el mundo de las bajas pasiones que constituye la tramoya -tampoco demasiado oculta- de ese escenario para la representación del oropel del poder que era la Roma de entonces, la ciudad escarlata.
Aretino no es el único personaje real que aparece en la novela -que de hecho, está contada desde múltiples puntos de vista, aunque predomine el de Giovanni Borgia-. también encontramos a Miguel Ángel, a Maquiavelo, a Alfonso d'Este.. e, inevitablemente, a su esposa, Lucrecia Borgia (quizás la madre... o la tía... o la hermana de Giovanni); el retrato que se hace de ésta es particularmente interesante: a diferencia de las dos visiones extremas que se hecho siempre de ella, la "demonización" o la "santificación", Haasse nos presenta a una Lucrecia cariñosa con Giovanni, pero neurótica, víctima de los hombres que la han rodeado en su vida -su padre, su hermano, sus maridos-, pero también manipuladora y hábil a la hora de utilizar su propia debilidad. Su retrato, además, parece complementarse con el de los otros dos personajes femeninos que aparecen en la novela: la piadosa noble Vittoria Colonna y la prostituta Tulia de Aragón.
Otros "cameos", sin embargo, parecen menos justificados o más metidos con calzador en la historia: es el caso de Ana Bolena o el caballero vasco que luego pasaría a la posteridad como San Ignacio de Loyola. En cualquier caso, este libro sin duda puede ser un deleite para todo aficionado a la novela histórica; en especial, el relato que se hace del famoso sacco de Roma de 1527 resulta pormenorizado, descarnado y, justamente por eso, aterrador pero fascinante.
Otros "cameos", sin embargo, parecen menos justificados o más metidos con calzador en la historia: es el caso de Ana Bolena o el caballero vasco que luego pasaría a la posteridad como San Ignacio de Loyola. En cualquier caso, este libro sin duda puede ser un deleite para todo aficionado a la novela histórica; en especial, el relato que se hace del famoso sacco de Roma de 1527 resulta pormenorizado, descarnado y, justamente por eso, aterrador pero fascinante.
Una novela, repito, original sobre una materia y unos personajes mil veces tratados en la literatura. Sólo por eso ya merecería ser recomendada, pero es que además está muy bien escrita y parece que documentada. Garantía de unas cuantas horas de lectura placentera y a ratos apasionante, en mi opinión.
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