Idioma original: español
Año de publicación: 1969
Valoración: Muy recomendable
Confieso que cuando empecé a leer las primeras páginas de esta novela, no me estaba enganchando. Si una cosa diferencia a Bioy Casares de su gran amigo Borges es el estilo: Borges es, además de un gran creador de universos e imágenes, un maestro del idioma. Bioy Casares no tiene esa destreza lingüística o estilística, y al principio me costó aceptar un texto que me parecía algo desfasado o recargado. Pero luego me habitué al estilo, entré en la historia y realmente disfruté de esta novela.
Diario de la guerra del cerdo tiene algo de novela alegórica, a pesar de estar escrita con una técnica rigurosamente realista. Un grupo de ancianos, que incluye al protagonista Isidoro Vidal, ve con sorpresa, miedo, perplejidad cómo de repente los jóvenes se vuelven contra ellos, los viejos, y los someten a ataques que van desde la vejación a la agresión física, e incluso al asesinato. Nunca se explica de forma clara por qué han comenzado estos ataques, que hacen que los viejos se encuentren de pronto aislados del resto de la sociedad y constantemente amenazados.
Esta novela es, en un primer nivel de lectura, una consideración sobre la vejez y sus consecuencias: físicas, psicológicas, sociales. Sobre su significado, su evolución histórica, sus consecuencias en la organización colectiva. Bioy Casares no idealiza a los viejos, como a menudo se hace: no los transforma en sabios ancianos de la tribu. Los hay, sí, inteligentes y sensibles, pero también egoístas, cobardes o traidores; no se ocultan la enfermedad, el dolor, el miedo a la muerte que conlleva la vejez; no es, en ese sentido, un canto nostálgico a las generaciones veteranas, ni tampoco un rechazo de la juventud (también entre los jóvenes los hay valientes y cobardes, crueles y compasivos).
Pero es también (esa es, por lo menos, mi lectura), una parábola sobre la reacción de una sociedad ante cualquier forma de violencia y exclusión. Cuando los viejos comienzan a ser atacados, aparentemente sin motivos, no reciben el apoyo de la sociedad, sea por miedo, sea por complicidad con los agresores, sea por indiferencia. Solo unos pocos personajes les ofrecen refugio o solidaridad, siquiera formal. Teniendo en cuenta que la novela fue escrita durante un periodo de dictadura militar en Argentina, y en que comenzaban a surgir milicias juveniles de amedrentamiento, quizás no es arriesgado pensar que Bioy Casares tenían en mente algo más que la relación intergeneracional cuando se puso a inventar la guerra del cerdo.
Otras obras de Adolfo Bioy Casares en ULAD: Crónicas de Bustos Domecq, La invención de Morel, La invención de Morel (contrarreseña), El lado de la sombra, Los que aman, odian
Estoy de acuerdo en esas dos lecturas de la novela: http://www.clubliteraturahispanoamericana.blogspot.com.es/2015/02/diario-de-la-guerra-del-cerdo.html
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