Título original: История его слуги
Año de publicación: 1984
Traducción: Víctor Luis Gómez Salvador y Marina Lysenko
Valoración: muy recomendable
Indudablemente Limónov, el excelente texto de Carrére, influye lo suyo, durante una temporada, a la hora de sentir curiosidad por la obra de este autor. Toda esa cuestión presente, muy cercana a lo morboso: su voraz, variado y algo disfuncional apetito sexual, sus cábalas sobre los más diversos asuntos, su radical filiación política, su sorprendente implicación en las causas más irremisiblemente abocadas al fracaso. Y lo que desafía el texto de Carrére no es tanto la curiosidad como averiguar si, como suele pasar, el mito no es al final más grande que la obra.
Mejor manera de salir de dudas no hay, pues, que buscar uno de esos textos del propio Limónov, los que tienen más cariz autobiográfico, y ver si el prisma propio para observarse es siquiera parecido al de Carrére.Y resulta que no hay grandes discrepancias. Limónov actúa como el canalla simpático, el entrañable amigote egoísta y algo chuleta que describe Carrére, actúa con esa desquiciada y romántica convicción de clase, y en unas pocas páginas ya estamos sumidos en esa imagen casi costumbrista: el servidor es el propio Limónov, que habiendo publicado ya un libro de sus experiencias, se encuentra en Nueva York ejerciendo de mayordomo de un adinerado hombre de negocios, trabajo que le requiere el enorme sacrificio de estar aposentado en un gigantesco apartamento disponiendo de toda clase de comodidades, a cambio de hacerse cargo de su conservación y mantenimiento, para las esporádicas apariciones del dueño. Rápidamente se empareja con la joven ama de llaves, y empieza la descripción detallada (a veces muy detallada) de sus andanzas.
Estilo directo, procaz, y algo provocador. Manifiestamente escorado hacia cierta nostalgia ideológica (que va a menos, pues Limónov cada vez es más un neoyorquino habituado al confort, que, circunstancialmente, su trabajo le proporciona), pero con las lógicas dudas de quien se siente abrumado al conocer y disfrutar el lujo y el oropel. Limónov, residiendo en NY a las órdenes de Steven Grey, potentado ausente las más de las veces, nos cuenta en Historia de un servidor esa especie de esencia de la contradicción inherente al personaje de un escritor algo torturado, pero entregado a sus dos pasiones, la escritura y el sexo. Lo hace de forma tan dinámica, tan sincera y descarnada que parece que estemos leyendo el diario algo editado de un amigote de la juventud. Confesiones sorprendentes, sinceridad sin tapujos, y mucha vivencia acumulada. Y debajo de todo, el escritor de raza, el prosista incontinente que encuentra palabras hasta para los detalles más chocantes. Escritor de raza que colecciona rechazos de editoriales por docenas, que, de un modo bolañesco, desprecia esos rechazos esperando a que su talento se reconozca. Rebelde, a la vez dubitativo y contradictorio, pero indudablemente valioso.
También de Limónov en ULAD: Soy yo, Édichka, El libro de las aguas
También de Limónov en ULAD: Soy yo, Édichka, El libro de las aguas
Es una pena que en Espana solo se haya traducido 2 libros de Edouard Limonov, y no los mas importantes, desde luego.
ResponderEliminarDe los 58 libros que ha escrito Limonov, solo se han traducido unos 20 al extranjero ( sobre todo en francés, inglès, italiano y aleman)
Los principales, considerados como clasicos en Russia, serian :
- It's me Eddie ( su primer libro escandalo, escrito en New York en 1977)
- "El libro del agua " : sus memorias (1 de los 8 libros que escribio en la carcel, del 2001 al 2003)
- "Journal d'un raté"
- su trilogia de Jarkov, "La grande époque", "Memoir of a russian punk", "Historia de un granuja"
- y todos sus libros politicos :
"Le grand hospice occidental", "Autobiographie du Héros", "Limonov contre Poutine" etc ....
Y tambian puedes ver mi site sobre Edouard Limonov, con mucha informacion inedita, y videos dificiles de encontrar ( principalmente en francés, pero con varias paginas en inglés y espanol):
http://www.tout-sur-limonov.fr/
¿Qué andará haciendo el amigo Limónov ahora mismo? Esto declaraba en febrero al diario La Stampa:
ResponderEliminar"En Crimea ya hay una guerra civil, así que nuestra misión es ir allí y coordinar a todas las personas que quieran tomar parte en esa guerra. [...] No, yo no digo que tengamos que atacar, pero creo que, como poco, tenemos que enviar voluntarios para ayudar al pueblo ruso a organizarse de inmediato. [...] Ucrania no es Rusia, en efecto, pero allí hay 9 millones de rusos.[...] Ucrania nunca ha estado unida, el Estado Ucraniano no ha existido nunca; esta gente que ahora destruye estatuas de Lenin, ¿acaso pretende negar que Crimea fue donada por Jruschov en 1954? [...] Lo deseable sería que Ucrania se partiera en dos. Después de todo, Occidente siempre ha pertenecido al Imperio Austrohúngaro, y Oriente al Imperio Ruso. [...] El Gobierno de Kiev sólo representa al oeste del país, que las fuerzas soviéticas se anexionaron en 1945. [...] ¿Putin? Es un líder débil. No espero nada de él; la suya es una política evasiva. Aún espero menos de Europa, a la que las guerras le dan igual, y ahí está el caso de Siria, donde quienes le hacen el trabajo son los islamistas radicales, del mismo modo que en Ucrania se lo están haciendo los ultras. [...] Ucrania es muy importante para los rusos, sí; desde el fin de la URSS no había ocurrido nada tan trágico. [...] Le digo una cosa: estoy preparado para ir a Ucrania a ayudar a mi gente".
Vaya: pues, Dominique, asegurarte que no me importará esperar lo que haga falta para abordar nuevas obras de Limónov, si mantienen el nivel de sinceridad, coherencia literaria, y fuerza expresiva de ésta. Y que es un halago que alguien que se dedica a divulgar la obra de un escritor, cosa que encuentro ejemplar (pues entiendo que lo haces por sincero sentido de la admiración) se pare en este humilde comentario.
ResponderEliminarY Juan: pues por lo que parece a este hombre afortunadamente no va a ser fácil callarle. Que siga así, este aburrido y comodón planeta necesita que de vez en cuando algún bípedo le dé un buen meneo.