Año de publicación: 2013
Título original: Tot allò que una tarda morí amb les bicicletes
Traducción: Llucia Ramis
Valoración: recomendable
Difícil, contar una historia personal de búsqueda de raíces sin apelar en exceso a la sensiblería. Difícil hurgar en la propia sensación como escritor y promover el interés de un lector, de un lector a veces demasiado ávido de literatura escapista y de no me expliques tus problemas que yo también tengo los míos. Si Llucia Ramis consigue salir victoriosa es por oficio, y por saber dosificar esos ineludibles tramos de revelaciones íntimas, por saber combinar lo que sería una historia que, en otras manos, tomaría insanos aires blandengues, y acabar por convertirla en una especie de tímida crónica generacional.
Curiosa, la toma autobiográfica cuando hablamos de una autora que apenas pasa de la treintena. Curioso, ese tono algo distanciado, para evitar caer de bruces en lo blandengue, y curioso, cómo funciona, aunque habrá que advertir a los que busquen emociones fuertes que este no es de esos libros de consumo rápido. La autora habla, en un tono íntimo, de temas demasiado cercanos y demasiado reales. Como la falta de expectativas de su generación, cuestión que hay que agradecer a la apoteosis neoliberal, pero que, a pesar de todo, no corta de cuajo las ilusiones. Menudos tiempos, y, a Llucia Ramis, el ser una escritora premiada no la exime de pagar facturas. Eso lo explica, y sin darse cuenta se abandera, cosa que le horrorizará (a través del libro aflora una encantadora chica tímida), en una especie de portavoz de toda esa generación (suponemos que resistiéndose a considerarse perdida) para la cual el talento ha dejado de ser sinónimo de éxito, de fama, de poder económico y ostentación. Pues no: demasiados buenos escritores subsisten de llenar papeles por aquí y por allá. De colaborar en periódicos, en revistas, en medios digitales, y que eso apenas les dé para comer. Ese lamento subyace a lo largo del texto: claro que conoceremos los orígenes de la familia materna de la escritora y sus trayectorias. Y asistiremos a esa decadencia física a la que estamos irremisiblemente condenados. Pero alejados del azúcar.
Este es un libro muy vinculado al presente no solo de la autora: también de ese deprimente entorno político y económico que nos ha tocado vivir. Ramis habla de decadencia producto de las circunstancias (las de la empresa familiar que cambia de manos), y de la situación actual, de la que la escritora se confiesa una víctima más. Sin recrearse en esa miseria, y dando muestras de conocer con certeza cuál es la frontera entre lo que quierecontar y aquello que al lector le interesa saber. Me gustaría, por eso, ver cómo se desenvuelve en la pura ficción.
Este es un libro muy vinculado al presente no solo de la autora: también de ese deprimente entorno político y económico que nos ha tocado vivir. Ramis habla de decadencia producto de las circunstancias (las de la empresa familiar que cambia de manos), y de la situación actual, de la que la escritora se confiesa una víctima más. Sin recrearse en esa miseria, y dando muestras de conocer con certeza cuál es la frontera entre lo que quierecontar y aquello que al lector le interesa saber. Me gustaría, por eso, ver cómo se desenvuelve en la pura ficción.
Exime.
ResponderEliminar¡Toda la razón! Este verbo y la palabra exuberante me hacen dudar constantemente. Corregido, faltaría más: las formas son las formas. Mil disculpas, Anónimo, y gracias por leernos.
ResponderEliminarUna lectura madura, interesante, especial....el presente y el pasado y como ha de canviar todo para que todo permanezca como estaba aunque no se aprecie.
ResponderEliminarUna lectura madura, interesante, especial....el presente y el pasado y como ha de canviar todo para que todo permanezca como estaba aunque no se aprecie.
ResponderEliminarUna lectura madura, interesante, especial....el presente y el pasado y como ha de canviar todo para que todo permanezca como estaba aunque no se aprecie.
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