Idioma original: italiano
Título original: Acciaio
Fecha de publicación: 2010
Valoración: Está bien
Escrita por la veinteañera Silvia Avallone (Biella, Italia, 1984), son muchas las voces que apuntan que De acero es la novela que se ha encargado de continuar con el fenómeno que comenzó La soledad de los números primos, de Paolo Giordano, también reseñada en este blog y también escrita por alguien joven que cuenta historias de jóvenes especiales y/o marginales.
Y la verdad es que dicha idea no es para nada descabellada: tanto una como otra novela ofrecen una imagen de la Italia del siglo XXI inversamente proporcional a la de los libros de Federico Moccia, autor de éxito sideral más interesado en mostrar lo bien que viven y se enamoran (aunque sea de chicos y chicas malotes y malotas) los niños y niñas bien del país mediterráneo.
Y no sé si será por la edad, pero yo prefiero que me ofrezcan cosas feas y reales... Y Avallone lo hace, porque la ciudad industrial de Piombino, en el sur de Italia y con la isla de Elba enfrente, que pinta en De acero no es precisamente Beverly Hills 90210. Pero ello no quiere decir que la autora sólo relate cosas dramáticas y denterosas, no, qué va: en esta novela también hay lugar para la belleza, pero eso sí, una belleza muy particular no recomendada para esos lectores que disfrutan sobremanera con descripciones de jeans de Fornarina, cochazos de última generación y mansiones con piscinas inmensas.
Las ramificaciones de belleza contenidas en De acero son de otra clase: está la que lucen sus protagonistas, Anna y Francesca, dos crías de catorce años que pasan de la infancia a la más tórrida madurez en apenas un verano; está la de los chicos que las rodean, jóvenes sin estudios cuyo único aliciente es ligar con jovencitas, drogarse y dejarse hipnotizar por música tosca en discotecas de mala muerte el fin de semana, después de cinco días rompiéndose los cuernos en la fábrica de acero donde trabajan, y está, en fin, la de los sueños, la amistad y el amor, porque pese a ser muy diferentes (Anna es muy buena estudiante y quiere ir a la universidad; Francesca, en cambio, sueña con ser Miss Italia pero no siente mucho interés por los hombres), las dos heroínas de De acero quieren hacer el camino hacia la Felicidad de la mano, aunque los obstáculos que constituyen padres violentos, madres depresivas y amores inesperados se lo pongan muy difícil...
De acero es un libro fácil de leer y muy apropiado para escapar un poco de la moda de libros juveniles ñoños y glamourosos que nos asola, pero aunque sus personajes sean adolescentes, sus páginas las deberían catar tanto jovenzuelos como adultos con ganas de ver un poco cómo algunos lugares de la Europa del siglo XXI parecen recién sacados de un país en vías de desarrollo.
En conclusión: sin ser una obra densa y memorable (y que, todo hay que decirlo, en ocasiones no ahonda en personajes o situaciones en los que no hubiera estado mal trabajar más), Silvia Avallone hace bien su trabajo y nos ofrece una primera novela digna. Ah, y que dentro de nada contará con su película, como La soledad de los números primos...
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