Título original: Sessiv Ev
Idioma original: turco
Año de publicación: 1983
Valoración: Muy recomendable
En una familia, igual que en un país, el silencio más profundo puede coexistir con una avalancha de palabras o con un enorme tumulto. Y lo que se omite suele ser lo más importante, pues abarca los conflictos sin resolver, los tabúes, las diferencias insalvables, los odios soterrados. Todo lo que no se nombra genera represión individual o colectiva y esto produce violencia.
La casa del silencio, como crónica familiar y mosaico social que es, refleja toda la aspereza, el dolor, la energía, el idealismo y la rabia que se depositan en hogares y países. Cinco voces se van turnando para hablarnos de ellos mismos y de los otros, de los que tienen voz y de los que no, de los vivos y de los muertos, descubriéndonos deseos y obsesiones, grandezas y miserias, la razón por la que cada uno merecería vencer y el devenir que les acabará derrotando. Faruk, Recep, Fatma, Sadam y Metin hablan con tal veracidad que nos parecen viejos conocidos, lo que les ocurre y motiva es real y a la vez cada uno de ellos representa una parcela concreta de la Turquía de hace treinta años y quizá también de la más reciente.
La religión puede ser una barrera, como lo es la diferencia de fortuna, los abismos culturales, la estricta educación, las diferencias generacionales, la legitimidad y la bastardía. Una sociedad es el caldo de cultivo de los mejores y los peores instintos. Una familia también. A Fatma, educada en el mayor puritanismo, la casaron muy joven con un hombre culto y liberal con el que no llega nunca a entenderse. A causa de este desencuentro – y del machismo omnipresente – al señero tronco familiar se le añade una rama considerada menos honorable, una rama que, a pesar de su completo desamparo, se esfuerza por sobrevivir. La anciana, cuya dureza no excluye un gran dolor, personifica el sector más arcaico, encallecido por los golpes que el progreso ha asestado a una tradición que considera sagrada. A su vez Sadam, socialmente en las antípodas de Fatma y cuya existencia ella parece ignorar, es la versión actualizada de esa conciencia inamovible. En el otro extremo está el enano Recep, el mayor tesoro que Fatma ha recibido – tras haber tenido que vender tantas alhajas – y que nunca será capaz de apreciar, también el más afortunado a pesar de su desgracia pues su abnegación y sensatez le aportarán más equilibrio y fortaleza que al resto. Por último, Faruk y Metin, pertenecientes junto a Nilgün al clan legítimo, no merecen el resentimiento de los otros y si de algo son culpables es de no saber apreciar lo que tienen.
Intimista y melancólica pero fuertemente anclada en la realidad, esta novela presenta una sociedad en plena mutación, que lucha con sus complejos y a la que al deseo de evolucionar se opone su orgullo y la defensa de las costumbres de siempre. A veces ambos impulsos coexisten en el mismo personaje, otras les enfrenta entre sí. Cuando las tensiones que genera todo esto producen más dolor del que se puede soportar y la pasión, tan incontrolable como imprevisible, confunde el amor y el odio, la amenaza se gesta, permanece latente y, cuando menos se espera, acaba estallando.
Felicidades. Muy buena la reseña; anima a leerlo y, sobretodo, a entenderlo.
ResponderEliminarBuen día. Me costó leer Estambul...a pesar del deseo...Tiene oraciones tan largas ( seis renglones) que hay que volver a buscar el sustantivo y verbo.... Éste le pareció igual?
EliminarMuchas gracias, anónimo. Ya me dirás qué te ha parecido.
ResponderEliminarA priori pensaba que Pamuk era el gran autor de la literatura turca y mientras indagaba en un chat internacional sobre él me recomendaron a Yasar Kemal, menos conocido en el ámbito latino pero un escritor de enorme calidad y humanidad.
ResponderEliminarTomo nota de ese autor, que no conocía.
ResponderEliminarNo sé si al final has leído algo de Pamuk. Merece la pena. A veces experimenta, como en El libro negro. Esta es algo más convencional sin que eso le quite ningún mérito.
Montuenga , siempre tus comentarios y reseñas son muy buenos. He leído varios libros de Pamuk, me gustó especialmente "El libro negro". Ahora he comenzado a leer "La casa del silencio". Pamuk es un escritor fantástico. No conozco a Yasar Kemal, pero trataré de encontrar un libro de él. Saludos cordiales.
ResponderEliminar¡Qué bien! Anónimo 2, ¡cómo te lo agradezco! Siempre gusta que te digan cosas así y da ánimos para seguir reseñando.
ResponderEliminarYa contarás que te ha parecido la novela, en qué estás de acuerdo y en qué no etc.
excelente, anoche se lo regale a un amigo x su cumpleaños
ResponderEliminarUn buen regalo, sin duda. Además, es una de las novelas de Pamuk más clásicas y por tanto más digeribles.
ResponderEliminarSaludos
Un buen regalo, sin duda. Además, es una de las novelas de Pamuk más clásicas y por tanto más digeribles.
ResponderEliminarSaludos
El planteamiento de EL libro negro está bien. El tema es que es una novela compleja, mucho más que la literatura que se lee en nuestra época, que es muy simple (incluso los autores supuestamente buenos hacen novelas muy light). Pero cuando se le agarra el gusto y te diviertes tanto como se está divirtiendo Pamuk, te vuelves adicto. A Pamuk hay que leerlo sabiendo que con su escritura el hombre no quiere que sólo leamos sus libros, sino que nos divirtamos tanto como él.
ResponderEliminarEn todo caso, para mí, el mejor libro de Pamuk es el museo de la inocencia, donde hace magia escribiendo de forma más sencilla, lo que no quita que tampoco sea de esas novelas fáciles que la gente de hoy quiere leerse.
Pues a mi lo que menos me gustó fue el Museo de la inocencia.
ResponderEliminarEl mejor: Cevet Bey.