Título original: Napló 1984-1989
Idioma original: húngaro
Fecha de publicación: 1990
Valoración: Recomendable
He aquí un maravilloso libro que no deslumbrará ni por su trama laberíntica, ni por sus carismáticos personajes, ni por su estilo poético. No, no lo hará, porque se trata de una obra tan austera como sincera y cruda: los diarios que tejió el húngaro Sándor Márai entre 1984 y 1989, porque resulta que hay publicados otros diarios de otros intervalos temporales de la vida de este genial escritor.
Para los que no le conozcan, diré que Sándor Márai tuvo que abandonar la Hungría comunista en 1948 por motivos fácilmente predecibles, y ver cómo en su país se le condenaba al olvido.
Viajó mucho, siempre acompañado de su amada esposa Lola, antes de instalarse definitivamente en San Diego, Estados Unidos, lugar desde el cual escribe estos últimos años de su vida ya que en 1989, estando muy viejo, enfermo y solo (todos sus amigos y familiares, su esposa y su hijo inclusive, habían fallecido), el escritor se quitó la vida dándose un tiro.
Las páginas de estos diarios están llenas de amargura y reflexiones sobre la vida, la vejez, la enfermedad y la muerte, terribles y apocalípticos jinetes que cabalgan alrededor de la pluma de Márai de forma constante: él y su mujer son un par de ancianos enfermos a los que sólo les queda ayudarse el uno al otro con el único consuelo de sus recuerdos.
Sin embargo, pese a que la esencia que impregna a estas páginas sea fúnebre y negativa, y esté llena de juicios terribles sobre la condición humana, Márai demuestra que aunque sea un octogenario lento y debilitado por los achaques, continúa mostrándose como un amante fiel de la literatura, a la que le concede todo el tiempo que puede. Cita sin parar nombres de autores y de obras que devora cada vez con menos ímpetu, e incluso bromea con la repentina necesidad de recordarle que sienten algunos editores, ahora que está a las puertas de la muerte.
Desgarrador, austero, seco pero efectivo, oscuro pero sensato, Márai nos regala estas páginas sacadas directamente de su conciencia sin paliativos ni rodeos.
Al que se disponga a leer este libro, le advierto de que muchas veces sus páginas dejan una sensación nada agradable en el cuerpo, pero qué le vamos a pedir a un hombre en las circunstancias en las que estaba Márai.
Termino la reseña con esta cita: "Estoy esperando el llamamiento a filas; no me doy prisa, pero tampoco quiero aplazar nada por culpa de mis dudas. Ha llegado mi hora".
Descanse en paz...
También de Sándor Márai en ULAD: El último encuentro, La hermana, Los rebeldes, Liberación
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