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lunes, 20 de diciembre de 2010
Marc-Antoine Mathieu: Dios en persona
Idioma original: francés
Título original: Dieu en personne
Año de publicación: 2010
Valoración: Recomendable
No son pocas las novelas o los relatos en los que se cuenta que Dios baja a la Tierra y se relaciona con los seres humanos. Enrique Jardiel Poncela, sin ir más lejos, ya habló de ello en La tourneé de Dios, una excelente novela que, con grandes dosis de humor negro, saca lo peor de la sociedad española y de la humanidad en general. Porque, mejor o peor llevadas, estas narraciones suelen coincidir en mostrar a Dios como un hombre que básicamente observa el revuelo que produce su presencia y a los seres humanos como criaturas despreciables que nunca están contentas (muy ajustado a la realidad, en mi opinión, al menos en lo que a los seres humanos se refiere).
Mathieu recoge el tema de la llegada de Dios, por tanto (tema manido pero no por eso poco interesante), y reescribe ese "qué ocurriría si..." ambientándolo en el siglo XXI, tiempo en el que el ser humano sigue siendo una criatura tan despreciable como en cualquier época, pero que tiene en sus manos las tecnologías de la información y una serie de recursos con los que sacar todo tipo de provecho de tal acontecimiento. Desde que Dios hace su aparición en el mundo (en este mundo), se ve acosado por filósofos, científicos y teólogos que le piden certezas y respuestas a un sinfín de preguntas; por publicistas, que lo ven como imagen de marca; por artistas, que quieren plasmar su esencia en toda disciplina posible; por políticos, que quieren tenerlo de su lado y que bendiga sus decisiones; por la gente de la calle, que desean un milagro o una bendición... incluso hay quienes lo denuncian y llevan a juicio por haberles hecho nacer y después haberlos abandonado a su suerte.
Con un guión escrito con estructura de documental y un dibujo sobrio, Mathieu utiliza la llegada de Dios para hablarnos del ser humano, de cómo es terriblemente manipulador y fácilmente manipulable, y de este mundo en el que nada es real hasta que sale por televisión o internet. De cómo Dios, así como cualquier otra cosa, no existe hasta que no se cree en él, y de cómo nunca podemos estar seguros de lo que creemos, si ni siquiera estamos ya seguros de lo que somos.
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