Idioma original: inglés
Título original: Mansfield Park
Fecha de publicación: 1814
Valoración: recomendable
Hace poco vi una película que trataba sobre un grupo de lectores de Jane Austen. Seis miembros formaban el grupo, uno por cada libro de la autora, y comenzaron a reunirse una vez al mes para comentar cada uno de sus libros. Yo ya había leído cuatro, y me quedaban otros dos...así que he estrenado el libro electrónico que me regalaron por mi cumple con Mansfield Park.
Tras leerlo, deja un regusto distinto a Orgullo y prejuicio, Emma o Sentido y sensibilidad. Este es más oscuro, más angustioso, más agónico. Sabes hacia qué lado tiende el final de la novela, pero esa oscuridad te lleva a creer que a lo mejor Jane estaba un poco depre y decide que termine como tú no quieres que lo haga. Vamos, que conectas empáticamente con Fanny Price y quieres que su bondad sea recompensada, y tenga un final feliz. Pero ese final, ese que esperas angustiosamente y que anhelas que le haga justicia, es narrado en muy pocas páginas, y da la impresión de que a la autora era lo que menos le importaba. Sí, te quedas a gusto y te alegras por Fanny, pero tardas en quitarte esa sensación de injusticia y oscuridad.
Pero creo que me estoy adelantando. Veamos, Fanny Price es enviada muy joven a la casa de sus tíos, a Mansfield Park. Su madre, la hermana de su tía, no ha tenido una boda muy beneficiosa y no tiene los recursos suficientes para educar a sus nueve hijos. Allí se encuentra con su tía, lady Bertram, lánguida y despreocupada; su tío Thomas, serio y señor de la casa; la otra hermana de su madre, la señora Norris, un horror de personaje al que dan ganas de espachurrar; y sus cuatro primos: las preciosas María y Julia, el tarambana Tom, que además es el hijo mayor, y el sensible Edward. Años después, dos personajes más aparecen en escena y complican las relaciones de todos los jóvenes de la casa. La historia trata sobre las relaciones que se establecen y cómo se desarrollan.
Parece que Austen quiere escribir un tratado de moralidad para las jóvenes de su tiempo. Quizá por eso el final no le resulta tan importante. La razón del libro es mostrar los sentimientos y las acciones rectas de una joven humilde y bondadosa. Y compararlas con las del resto de habitantes de la casa. Una aguda crítica social al tratamiento de la mujer en un período en el que parece que lo más importante es ser bella y saber cantar y coser, independientemente del resto. Se fomenta así que sean vanidosas, orgullosas y egoístas mientras que, educadas de otro modo, podrían desplegar sus virtudes.
No sé si hay algo de rencor, de resquemor, de rabia contenida derramada muy sutilmente a lo largo de la obra contra los tópicos femeninos y masculinos, contra lo que son las apariencias y las discordancias que encontramos con los verdaderos sentimientos. Es la sensación que me ha dejado. Una sensación que consigue sobrecogerte y desear poder intervenir en la novela.
Más oscura, pero como siempre con esta autora, podemos leer un libro intimista, bien escrito, crítico e irónico con la sociedad de la época, y con mensaje. ¡Ya sólo me queda uno!
Otras obras de Jane Austen en ULAD: Orgullo y prejuicio, La abadía de Northanger
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