Idioma original: inglés
Título original: Moby-Dick or The Whale
Año de publicación: 1851
Valoración: Se deja leer
Si yo fuera, por ejemplo, un revisor de manuscritos de una editorial, y me pidieran que hiciera un informe sobre la posibilidad de publicar Moby Dick, contestaría algo parecido a esto: "Tiene grandes posibilidades, pero desaprovechadas. Revisar casi por completo: salvar las primeras 50 páginas, las 100 últimas, y unas cuantas de en medio (caza de ballenas, etc.); tirar el resto." Luego, seguramente, Moby Dick se publicaría en otra editorial, se convertiría en obra de culto y yo sería despedido y ridiculizado. Qué le vamos a hacer.
Lo que pasa con Moby Dick es que tenemos en la cabeza algo así como la "versión Disney" de la novela: la feroz lucha de un capitán satánico y monomaníaco, en su persecución de un no menos satánico animal, la gran ballena blanca, contado todo ello por un marinero principiante, Ismael. Bueno, sí, eso está ahí, pero fundamentalmente en (perdón por la autocita) "las primeras 50 páginas, las 100 últimas, y unas cuantas de en medio". El resto, las 400 páginas restantes, son una especie de Gran enciclopedia de la cetología, en la que se presenta la clasificación zoológica de las ballenas, su fisiología, hábitos, las herramientas utilizadas para cazarla, las funciones de cada miembro de la tripulación de un ballenero...
Todo esto no deja de tener su interés, sobre todo ahora que lo rodea el aura de lo antiguo, lo artesano e incluso lo políticamente incorrecto; pero desde luego no es lo que uno espera al coger una novela, y no es desde luego lo que la gente menciona cuando menciona Moby Dick (lo que me lleva a preguntarme cuánta gente ha leído realmente entera esta obra). Afortunadamente, el lector siempre tiene la suprema potestad de saltarse aquellas páginas que no le interesen, en busca de los pasajes narrativos.
Y no cabe duda de que estos pasajes narrativos contienen aspectos grandiosos: si se publicara una versión expurgada de Moby Dick (algo que siempre ma ha parecido una aberración, que conste), tendríamos una novelita apasionante, llena de romanticismo, fatalismo y oscuridad. El personaje de Ahab, la escena de la forja del arpón o la persecución final son memorables; también son muy divertidas las páginas iniciales, en las que el inexperto Ismael intenta enrolarse en un ballenero, y se encuentra durmiendo abrazado a un salvaje tatuado en una cama de 90.
Pero para llegar a disfrutar de estos pasajes, el lector ha tenido que tragarse antes una explicación detallada de la anatomía de un cachalote, de lo que es la estacha, o de cómo la mayoría de las pinturas que representan ballenas están mal hechas. Un poco demasiado, la verdad...
También de Herman Melville en ULAD: Bartleby el escribiente, Novelas cortas
Jaja, eso de la "Gran enciclopedia de la cetología" suena a aquellos libros ilustrados sobre animales que solían caer como regalo de cumpleaños a los niños de nuestra generación. Yo los odiaba.
ResponderEliminarPor lo que comentas, parece que Melville cayó en un error común, que consiste en tratar de decirle al lector todo lo que el autor sabe. Zweig (¡nuestro adorado Zweig!) ya avisa de esto, creo que en el prólogo de Maria Antonieta, y dice que trató de olvidar (o al menos omitir) muchas de las cosas que aprendió al documentarse para el libro.
Desde luego, es un fallo muy frecuente en las novelas históricas, en las que a veces uno tiene la impresión de que el argumento novelesco no es más que una excusa para exhibir la erudición del autor sobre una determinada época. ¿Fue Melville ballenero, o perteneció a una familia de balleneros? ¿O más bien pasó siglos leyendo sobre ballenas en bibliotecas?
(Al margen: si no recuerdo mal, Sloterdijk utiliza a Moby Dick como imagen de lo que él denomina "la conquista del gran afuera", agresiva suma de esfuerzos psicológicos, políticos y económicos que constituye el nervio de la modernidad.)
Puf. Mi profesora de literatura de EE.UU. sentía cierto rencor hacía el compañero que le aconsejó quitar "Moby Dick" de la selección de lecturas obligatorias. Cuando nos lo dijo me alegré enormemente; después de leer tu crítica, mucho más.
ResponderEliminarQué buen blog... lo apunto a seguidores para seguir las recomendaciones...
ResponderEliminardirty saludos¡¡¡¡
Gracias, dirty clothes! Un placer que te pases por aquí.
ResponderEliminartengo dos poesías dedicadas al capitán del Pequod en mi blog , recomiendo a todos el comic de Moby Dick de Will Eisner, impresionante libro no solo un tratado de cetología y de vida en la mar, escrito de forma densa y hermosa, Ahab permanecerá como uno de los personajes mas humanos, a pesar de los 170 años que lleva a crecido en cada uno por los que se ha dejado leer en su locura y a buscado un cuerpo en cada década, la voluntad admirable de un hombre aunque enfermiza nos dice que algunas veces nuestras virtudes son hijas de un vicio, saludos a los autores del blog
ResponderEliminarA mí este libro me pareció una obra maestra. Podría escribir años de él sin cansarme. Entiendo perfectamente que a muchos no les guste, pero a mí me encantó.
ResponderEliminarEn todo caso, pienso que es un libro de amor y odio. No creo que deje indiferente a nadie, me sorprende la valoración tibia (sin desmerecer a nadie obviamente, solo que siempre lo he pensado como libro de extremos).
A mí sí me gustan los animales, y sobre todo las ballenas (y cachalotes), y quizá por eso no me aburrió toda la parte de cetología... bueno, cuestión de gustos. Saludos
¿400 páginas de Gran enciclopedia de la cetología? Joer, ¿qué versión me he leído yo?
ResponderEliminarAcabo de terminar de leerlo. Un mes de lecturas obligatorias porque el libro no engancha nada. Lo he terminado nada mas que por orgullo, pero me ha parecido el colmo del tedio. Una breve historia traspapelada en un mar de datos y documentacion, en su mayor parte desfasada y/o incorrecta, cuyo unico valor es saber cual el punto de vista de un ballenero acerca de determinadas cosas. No lo recomiendo a nadie que busque una lectura medianamente amena
ResponderEliminarUn artículo muy completo, enhorabuena.
ResponderEliminarMoby Dick es uno de los referentes de la literatura a nivel mundial y debería estar fomentada su lectura en escuelas e institutos.
Saludos!
Estoy totalmente de acuerdo con la reseña.En su día un muy buen amigo mío y apasionado de la prosa de Mellville me dijo que el hombre moderno lee a Moby Dick en detrimento del Quijote. Ansiadamente me dispuse a ello. Y si, me encantó el principio, pero en cuanto empezaron a aparecer las clases de cachalotes,ballenas,técnicas interminables de captura,pinturas, herramientas para su despiece,etc,etc,llegué a la conclusión de que era una especie de Rayuela con numerosos capítulos prescindibles. Le pondría un recomendable por su acelerada y muy bien construida prosa, haciendo hincapié en esas memorables últimas páginas que te vuelven a recordar la espléndida narración que existe en parte de aquellos tediosos capítulos. Me encanta vuestro blog y os doy infinitas gracias por señalar
ResponderEliminarcomo imprescindibles maravillas como Viaje al fin de la noche o Almas muertas, en estas si que no sobra nada.
Me apasionó el libro. Me metí por completo en su atmósfera. Leyéndolo, sentía una temblor o una música de Wagner sonando lejos. Olor a pescado podrido y ráfagas de viento salado. No es broma, creo que todos sabemos lo que son las sensaciones cinestésicas, ¿no? Os recomiendo leer Moby Dick sin prisas para disfrutarla.
ResponderEliminarBueno, yo he sido arponero y también cazador de ballenas. También luché contra una gran ballena blanca, de 45 m de longitud y gracias a Dios, logré escapar de ella.Nunca más, hasta qye me retiré de la navegación y caza de ballenas, logré verla nuevamente.
ResponderEliminarBueno, yo he sido arponero y también cazador de ballenas. También luché contra una gran ballena blanca, de 45 m de longitud y gracias a Dios, logré escapar de ella.Nunca más, hasta qye me retiré de la navegación y caza de ballenas, logré verla nuevamente.
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