Año de publicación: 2021
Valoración: Entre Recomendable y Está bien
El Tercer País es un cementerio, un camposanto alegal situado en alguna zona fronteriza, quizá entre Colombia y Venezuela, y gestionado por Visitación, una mujer negra que recoge y da sepultura a cadáveres de las localidades próximas, cuerpos de gente desconocida o sin medios para pagarse un enterramiento oficial. Al lugar llegan Angustias y su marido, huyendo como tantos otros de una epidemia de peste y cargando con sus dos hijos recién nacidos y recién muertos, cuyos ataúdes son sendas cajas de zapatos.
Toda esta crudeza nos va a acompañar sin respiro durante las casi trescientas páginas de este volumen a través de tierras inhóspitas y polvorientas donde el calor es una maldición y donde campan a sus anchas los personajes más abyectos y los más bajos impulsos del ser humano: la ambición del terrateniente, la cobardía del alcalde corrupto, la bestialidad de los paramilitares, la rapacería del juglar, la ignorancia, el miedo, la indiferencia, el ansia de sangre. Solo Visitación mantiene la dignidad y el apego a la vida en su extraño reducto, sin que conozcamos sus motivos ni su historia.
El ritmo de la narración es de una regularidad aplastante, con capítulos muy cortos que le dan cierto aire cinematográfico y la hacen adictiva, aunque a veces se permite algunos guiños que quieren sonar a García Márquez y cambios de perspectiva no del todo justificados. Pero fundamentalmente lo que la autora no quiere es perder la pulsión dramática, añadiendo horrores con precisión de cirujano: violaciones, perros feroces, incendios, amenazas, desapariciones y mucha sangre, la violencia como vicio, diversión, como forma de vida.
Ciertamente el libro está muy bien escrito, responde a un patrón claro y lo cumple a rajatabla sin un vacío y con total eficacia. También los personajes, al menos los principales, están bien definidos, aunque en mi opinión tienen más bien poca profundidad, es más, con el paso de las páginas empiezan a caer un tanto en el estereotipo. Y por este mismo camino viene mi principal crítica: me da que tanta crudeza en todas sus variantes, tantos personajes tan marcadamente despreciables, el tono tan brutal, casi apocalíptico, a la hora de describirnos ese mundo ¿no está conduciendo la narración por el camino del efectismo?
Es una impresión que solo surge cuando la lectura está bastante avanzada, pero me parece inevitable, porque todo, personajes, situaciones, entorno, prosa, parecen estar al servicio de un objetivo, que no es otro que buscar el mayor impacto, dejar al lector sin aliento y sumergido en la atmósfera viciada y cruel de esos parajes de la sierra infestados de maldad, pobreza y violencia. Sin dobleces ni recorrido, la narración se sostiene por sí sola en ese medio hostil y solo en él, y lo que empezaba pareciendo una aproximación interesante a la gran literatura latinoamericana se convierte en algo diferente, un producto muy bien hecho, eso sí, potente y construido con destreza, pero algo que igual se aproxima un tanto al mero entretenimiento.
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