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jueves, 19 de septiembre de 2024

Issei Eifuku y Taiyō Matsumoto: Takemitsu Zamurái

 Idioma original: japonés

Título original: 竹光侍 (Takemitsuzamurai)

Traducción: Marc Bernabé

Año de publicación: 2006

Valoración: muy recomendable

Descubrí este cómic en una exposición sobre la representación de escenarios de Tokio en medios audiovisuales. Generalmente, por regulaciones comerciales, cuestiones de privacidad o pura conveniencia, los escenarios que aparecen en los cómics suelen ser genéricos. Sin embargo, en algunos casos, los escritores y dibujantes se dan a la tarea de plasmar fielmente los paisajes donde se desarrolla la acción. Uno de los casos notables es el de Kimi no na wa (Tu nombre), donde la aparición de escenarios reales motivó el peregrinaje a las locaciones del anime. De igual manera, Issei Eifuku nos muestra los paisajes y el estilo de vida de la capital del Japón feudal, al estilo de los cómics "slice of life" o de las novelas de época (時代小説), muy populares en Japón.

En este escenario, se nos presenta la historia del ronin Senō Sōichiro, recién llegado a la capital. A diferencia de otras historias de samuráis, la personalidad de Sōichiro diverge de la filosofía estoica del bushido. En contraste con otros samuráis de cómic como Musashi de Vagabond o Battōsai de Rurouni Kenshin, él busca una vida más rutinaria en su nuevo hogar, como se evidencia por el abandono de su katana, que ha derramado mucha sangre, en favor de una vara de bambú, algo indigno de un samurái.

La trama al inicio me recordó a la película A History of Violence, protagonizada por Viggo Mortensen, donde el protagonista entierra su pasado de violencia para crearse una nueva vida, apacible y corriente. De igual manera, el pasado de Sōichiro es un misterio que se va revelando a lo largo de los tomos, representado en ocasiones por la aparición de una mujer tuerta, el espíritu de su antigua katana asesina. La historia se desarrolla con un ritmo pausado pero cautivador, permitiendo que los personajes y sus relaciones evolucionen de manera orgánica. Hay también muchos diálogos reflexivos, ofreciendo una introspección en las motivaciones y conflictos internos de los personajes. La combinación de momentos de calma con escenas de intensa acción crea un equilibrio que te mantiene enganchado.

Otro punto fuerte (para algunos, el más fuerte) es el dibujo. Nada que ver con lo que se nos viene a la mente al escuchar la palabra "manga". Los trazos fuertes, a veces un poco descuidados, transmiten dinamismo en las escenas de acción; los trazos finos, delicadeza y serenidad. Las posturas y facciones distorsionadas se ajustan a la personalidad de los personajes. La exageración de la distorsión de la proporción y la perspectiva llega incluso a semejarse al cubismo (un guiño al Guernica nos indica que esto fue hecho con toda la intención). Las sombras aprovechan al máximo el monocromo característico del cómic japonés, mientras que la acuarela de las viñetas a color evoca el estilo del ukiyo-e.

En conclusión, Takemitsu Zamurái es una obra que combina una narrativa intrigante con un estilo artístico único, ofreciendo una visión fresca y profunda de las historias en el Japón feudal. Es una lectura imprescindible para quienes buscan algo más que una historia de samuráis convencional y desean sumergirse en una experiencia visual y emocionalmente enriquecedora.






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