Año de publicación: 2023
Traducción: Graciela Romero Saldaña
Valoración: Excrementicio
¿Qué decir de esta novela? Al empezar a leerla se me antojó escrita por una persona en la pubertad avanzada o en la temprana edad adulta por la inmadurez que transmitía. Sin embargo, me llevé una sorpresa al descubrir que la autora era una señora mormona ya entrada en la madurez, con un marido exmilitar y una colección de hijos tamaño yogur pack familiar.
Para los menos enteradillos, vamos a dar un poco más de contexto. Desde hace unos años se han ido manifestando unas etiquetas literarias llamadas new adult y romantasy. Ambos géneros convergen bastante, pero vamos a decir que el new adult es un refrito del young adult con guantes negros de encaje sin dedos. El romantasy sería más bien... ¿Un intento desganado de porno con elementos de fantasía? Si ambos géneros comparten algo es su amplia difusión por TikTok (los conossieurs sabrán lo que es BookTok). ¿Vemos por dónde van los tiros? El otro gran punto en común es que las novelas que producen parecen directamente sacadas de Wattpad, o por lo menos la calidad está ahí ahí.
Pero basta de preámbulos. ¿De qué va esta novela? Pues de dragones cachondos, muy cachondos. De jovenzuelos cachondos, muy cachondos. Además, hay grifos (aunque no se dan señas de que estén cachondos), magia, intriga política... Vamos, sólo le faltan vampiros y adrenocromo.
La historia se abre con nuestra joven protagonista, Violet Sorrengail, siendo obligada por la germanov de su madre, militar de alto rango y fría como la sangre de los reptilianos que nos gobiernan, a alistarse como cadete de jinete de dragón, la élite de la élite del ejército. Esto es muy dramático, ya que hay cantidad de muertes en el adiestramiento, por no decir que los cadetes se matan entre ellos en una suerte de darwinismo trasnochado para eliminar a aquellos que puedan suponer un lastre.
Extra dramatismo porque la joven Violet tiene una enfermedad que la hace ser físicamente más endeble que un edificio de Calatrava. Por suerte, todo esto se compensa con su gran inteligencia y con una armadura to guapa que le regala su hermana (es que ya ni se esconde el plot armor, joder).
El reino que habita la protagonista, Navarre (con e), lleva siglos enzarzado en una guerra con el reino vecino, Poromiel (con una sola r). Navarre tienes jinetes de dragón y Poromiel jinetes de grifo. La guerra parece llevar estancada todos esos siglos, pero aquí y allá se van dando pistas de que algo más se está cociendo...
Durante su adiestramiento, la joven Sorregail conoce a un chico malote, hijo de un cabecilla rebelde ejecutado, llamado Xaden. El susodicho está más cañón que una batería de artillería rusa. Aquí se inicia un romance calenturiento de quiero pero no puedo que se me antoja un intento del tan socorrido de enemigos a amantes, pero tan malo y torticero que me hace preguntarme si realmente era esa la intención.
(Hago un pequeño alto en el camino para mencionar que la autora padece de la misma enfermedad que la protagonista. Además, según ella Xaden está basado en su marido. Dicho esto, me abstendré de hacer
comentarios Freudianos.)
Violet supera todas sus pruebas gracias a su sagaz astucia y consigue establecer un vínculo no con uno, sino con dos dragones. Estos vínculos permiten a jinetes y dragones intercambiar pensamientos y emociones, además de permitir a los primeros hacer magia. (Cómo no, nuestra protagonista se vincula con el dragón más poderoso; cómo no, es la primera persona en la historia en vincularse con dos dragones; cómo no, su segundo dragón es de un tipo especial que le da poderes únicos.)
Entre todo este bochorno hay una trama de trasfondo que, sinceramente, no sé cómo tomármela. Intuyo que la intención era crear un aura de misterio que fuese in crescendo a lo largo de la novela, para al final hacer una revelación apoteósica. Este “secreto” es tan aparente desde el primer momento que no sé si es que estamos ante un pésimo desarrollo o es que la autora nos toma el pelo.
Resumiendo, la guerra contra Poromiel se está usando como tapadera de otro conflicto. En este universo existen unos seres mitológicos llamados venin, una suerte de humanos corrompidos por hacer magia sin dragones. Dichos espantaviejas resultan ser muy reales y estar amenazando a ambos reinos. Recalco que esto se ve venir desde el minuto uno, así que reniego de haber hecho un spoiler.
En fin, poco más que añadir aquí. Básicamente, estamos ante una colección de personajes, argumentos e interacciones de cartón piedra y totalmente olvidables. El desarrollo del mundo es simplista, incoherente y a conveniencia. Lo único salvable son las risas (no intencionadas) que te podrás llevar. (Vemos, por ejemplo, como la protagonista hace que caigan rayos cada vez que tiene un orgasmo -que tiemble el culo de William Wallace- por la incapacidad de controlar sus poderes, llegando a provocar un incendio. En otra ocasión ella y el rebelde malote tienen sexo tan salvaje que destrozan todos los muebles de la habitación - ¿publicidad subliminal de Ikea?-.)
Luego, por casualidades de la vida, los dragones de ambos muchachos son amantes, así que cuando hacen el acto lagartal el vínculo mental que tienen con sus jinetes hace que estos últimos se pongan más calientes que la batería de un patinete Xiaomi. Por suerte la autora no es explícita en esto y nos ahorra las escenas de bestialismo, pero para eso ya están los fanfics, ¿no?
La verdad es que lo único que he aprendido leyendo Alas de sangre es que si Dios existe sin duda el mormonismo no es la verdadera fe cristiana. ¿Que cómo lo sé? Pues porque si no ya habría fulminado a esta señora con un rayo hace bastante tiempo.
Eso es todo, amigos. Quisiera cerrar la reseña citando el que para mí es sin duda el mejor pasaje de esta novela y de toda la historia de la literatura: Sin despegar sus ojos de los míos, entra en mi cuerpo con un profundo movimiento de cadera y va ocupando cada centímetro hasta que está envainado por completo hasta la empuñadura.
Firmado: JM
Está bien echarse unas risas de vez en cuando a costa de estos engendros, pero me quedo con la reseña. Tampoco sé qué esperaba el reseñista, porque al libro se le ve venir de lejos. Pues eso, literatura juvenil subida de tono, que su público tendrá. Salud!
ResponderEliminarJajaja
ResponderEliminarMe pregunto cómo has sido capaz. De leer el libro hasta el final. ¡Mérito tienes, desde luego!
No creo que lo lea nunca pero la reseña me ha encantado jajajaj
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